Autoconfianza: ¿Cómo construirla y cultivarla día a día?

Autoconfianza

La autoconfianza, como bien lo define la palabra, es el poder de confianza que cada individuo posee sobre sí mismo.

Tener autoconfianza significa ser capaces de vernos a nosotros mismos con una mirada optimista; enfocarnos en ver y entender nuestras capacidades positivas y exprimirlas de la forma que más nos favorezca. Bien sabemos que no podemos dejar de lado que como todo ser humano también tenemos nuestro aspecto negativo y nuestras debilidades, que de hecho con la misma autoconfianza podemos mejorar esos aspectos que nos desagradan y fortalecer nuestras debilidades.

Las personas que han desarrollado su gran habilidad de autoconfianza son más perspicaces a la hora de resolver inconvenientes imprevistos o de afrontar responsabilidades; pero la autoconfianza es una habilidad difícil de dominar, puesto que si se excede de ella se puede volver un arma desfavorable y difícil de controlar, es por esto, que para lograr un alto nivel de autoconfianza es sumamente necesario construir nuestro propio autocontrol.

Si bien la confianza en sí mismo es algo que no todos los individuos creen que tienen la capacidad de lograr, sí se logra, y con un poco de esfuerzo, perseverancia y valoración a sí mismo cualquier persona podría comenzar a construir y cultivar hoy mismo su autoconfianza.

Índice
  1. ¿Que factores inciden en la falta de autoconfianza?
    1. Desaprobación en la infancia
    2. Conflicto entre figuras de autoridad
    3. Sobreprotección  por parte de figuras de autoridad
  2. ¿Cómo construir y potenciar la autoconfianza?

¿Que factores inciden en la falta de autoconfianza?

Dado que la psiquis del ser humano es frágil y fluctuante, pueden existir diversos factores que contribuyan a disminuir la capacidad de confianza en sí mismo, entre ellos podemos encontrar:

Desaprobación en la infancia

Las personas que fueron severamente criticadas y desaprobadas en su infancia son más propensas a padecer falta de autoconfianza. Esto sucede cuando, por ejemplo, un niño es criticado reiteradas veces, ya sea por sus padres, maestros o cuidadores, sin que estos tengan en cuenta las intenciones o el esfuerzo del niño. Un ejemplo de este caso es el siguiente: Juancito (un niño de 5 años) intenta ayudar a sus padres poniendose a barrer la casa (la habilidad de juancito para barrer no es buena, pero tiene las mejores intenciones de ayudar a sus padres). Luego los padres desaprueban lo que ha hecho y lo critican por haber dejado lugares sin barrer o mal barridos, en ese momento juancito siente desilusión, culpa y pierde la confianza en si mismo. La vergüenza que juancito sintió al ser criticado por sus padres fue tan dolorosa que probablemente ya no volverá a tener la seguridad de antes.

Hay que comprender que los niños tienen una psiquis muy frágil y cualquier crítica o comentario inadecuado puede generarles sentimientos confusos y alteraciones a nivel de la psiquis.

Conflicto entre figuras de autoridad

Si los padres u otras figuras de autoridad pelean o se hacen sentir mal, el niño absorbe las emociones negativas y las situaciones de desconfianza que se han modelado para ellos.

Cuando un niño estuvo sujeto a conflictos excesivos entre figuras de autoridad, puede sentirse culpable y creer que el conflicto o la discusión es por su culpa. El niño vive estos conflictos como situaciones perturbadoras y amenazantes. Usualmente esos sentimientos y emociones se trasladan a la adolescencia y edad adulta, manifestándose como inseguridad emocional y baja autoestima.

Sobreprotección  por parte de figuras de autoridad

Si un individuo sufre de sobre protección durante su infancia, será más propenso a carecer de autoconfianza. Esto ocurre cuando los padres apoyan de manera excesiva e indiscriminada a sus hijos, tomando decisiones por ellos e impidiéndoles elegir e incluso limitando sus pensamientos.

Usualmente las personas que  fueron sobreprotegidas en la infancia experimentan altibajos emocionales, fluctuaciones en el estado de ánimo, inseguridad emocional, baja autoestima y dependencia emocional. Por este motivo no es saludable para los niños que los padres los sobreprotejan de manera excesiva, puesto que la sobreprotección puede limitarles diferentes capacidades y hacerles perder seguridad y capacidad de elección.

¿Cómo construir y potenciar la autoconfianza?

Como construir y potenciar la autoconfianza

En principio para construir la autoconfianza debemos tener en cuenta y observar la manera en la que nos vemos a nosotros mismos y a nuestro entorno con respecto a nosotros.

Comenzar a ver y centralizarse en cada una de nuestras cualidades positivas, creer en uno mismo y sentirse en armonía y a gusto con quien eres es uno de los primeros pasos para ir obteniendo confianza en sí mismo.

Otro pilar fundamental a la hora de tener confianza en nosotros mismos es el autoconocimiento: conocernos mejor, analizando nuestros pensamientos y emociones. El análisis de nuestras emociones y pensamientos nos da una visión interior de lo que somos y queremos lograr; allí es que sin darnos cuenta juega un papel fundamental la autoconfianza.

Construimos nuestra autoconfianza a la hora de proponernos logros y metas en la vida, ya que sin tener confianza en nosotros mismos, la mayoría de nuestros proyectos y logros fracasarían; por eso claramente vemos como la autoconfianza es indispensable si queremos obtener lo que nos proponemos y lograr nuestras metas.

Es importante tener claros nuestros propósitos en la vida, focalizarnos en nuestras aspiraciones; comprender qué es lo que queremos lograr, que queremos ser y que deseamos obtener.

Tener nuestros propósitos fijos nos anima a luchar por los mismos y trabajar en llevarlos a cabo; y si hemos sido capaces de construir la confianza en nosotros mismos ese camino hacia los logros se irá abriendo de a poco, continuamente, lo que genera más probabilidades de que nuestros objetivos lleguen a tener éxito.

Si queremos potenciar nuestra autoconfianza es necesario comenzar a implementar nuestra propia autodisciplina; esto consta, en principio, en comenzar a cambiar nuestros comportamientos y actitudes, proponernos retos para ir mejorando e incluso en ocasiones, de ser necesario, cambiar nuestras perspectivas y mantener cierta presión sobre nosotros mismos para que estos pequeños y a la vez enormes cambios no sean simples palabras que se desvanecen, y sí sean puestos en práctica.

Al cultivar nuestra autoconfianza, ésta nos ayuda a mejorar esas partes negativas que vemos en nosotros y aprender de ellas; pero para ello es necesario tener un alto nivel de autocrítica y aceptación, aceptando tanto las cosas buenas como las malas que nos ocurren a diario.

Es sabido que la autoconfianza no surge de la noche a la mañana, sino que lleva tiempo y dedicación; pero si le dedicamos un poco ese tiempo y algo de esfuerzo a menudo, con un poco de paciencia, podremos ver que las ventajas de tenernos confianza irán surgiendo paulatinamente. Esos cambios que nos llevan a obtener autoconfianza no solo serán positivos, sino que también nos mostrarán una visión más positiva de la vida, de nosotros mismos y también nos ayudarán a tener un mejor manejo de nuestras relaciones interpersonales, para que las mismas sean más sanas y nutridas.

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