Flebitis: síntomas, causas y tratamiento

Flebitis síntomas causas y tratamiento

La flebitis es una condición bastante común en personas mayores de 40 años. Destaca por la inflamación de una vena, lo que puede provocar mucho dolor. A simple vista puede pasar desapercibido ya que la piel se muestra hinchada, pudiendo confundirse con otro problema de salud. 

Sin embargo, se acompaña de otros signos que pueden ser la alerta para visitar a un médico con urgencia, sobre todo cuando el dolor es intenso o se acompaña de fiebre. En algunos casos puede llegar a ser incapacitante, por lo que se debe administrar tratamiento de forma oportuna, evitando así complicaciones.

Índice
  1. ¿Qué es la flebitis?
  2. Tipos de flebitis
    1. Flebitis superficial
    2. Flebitis profunda
  3. Causas
  4. Factores de riesgo
  5. Síntomas de la flebitis
  6. Diagnóstico
  7. Tratamiento
  8. Prevención

¿Qué es la flebitis?

La flebitis es una enfermedad del sistema circulatorio que afecta a los vasos sanguíneos. De forma más específica se le conoce como la inflamación de una vena, pudiendo presentarse con la formación de un trombo o coágulo o sin este. En el momento en que se produce la inflamación suele ocurrir una obstrucción del flujo sanguíneo, lo cual provoca complicaciones de salud.

Se trata de una patología que se observa con frecuencia en las extremidades, siendo más común que se desarrollen en las extremidades inferiores. En su mayoría tiende a formarse en los muslos y en las pantorrillas. Además, si bien puede aparecer en personas de cualquier edad, existe un mayor riesgo en adultos mayores y personas sedentarias.

Flebitis

En el pasado este término se solía asociar a tromboflebitis. Sin embargo, se presentan diferencias en ambos cuadros. Aunque en la tromboflebitis también ocurre una inflamación de la vena ocasionada por un trombo, existen diferencias a nivel clínico. En este caso, se notará dura y dilatada la zona, mientras que en la flebitis se observa la piel roja, caliente y se siente dolor

También se ha asociado este término a otros cuadros como la varicoflebitis. Se produce una inflamación de una vena varicosa, producto de la acumulación de sangre por la presencia de un coágulo. De la misma manera se habla de la flebotrombosis, que si bien también implica la formación de un trombo, la inflamación es mínima. Para lograr diferenciar todos estos casos de la flebitis, los profesionales de la salud prefieren clasificarlo como trombosis venosas, haciendo referencia al coágulo que se forma dentro de la vena.

Tipos de flebitis

Si bien la flebitis se define como la inflamación de una vena, esta puede producirse de diferentes formas, lo cual da a lugar distintos tipos de flebitis. Al mismo tiempo esto influye en el tratamiento que se aplique para solucionar esta condición.

Es así como se logran clasificar en:

Flebitis superficial

Como su nombre lo indica, la inflamación se produce en las venas superficiales de la piel. Suele ser causada por lesiones superficiales. En algunos casos se desarrolla tras la colocación de un catéter intravenoso. Es un cuadro fácil de tratar y que no presenta complicaciones, sobre todo porque el riesgo de formación de coágulos es mínimo. Algunas personas no presentan síntomas, llegando a pasar desapercibido.

Sin embargo, es necesario aplicar un tratamiento oportuno ya que pueden surgir algunas complicaciones derivadas de coágulos de sangre llegando a conocerse como flebitis profunda.

Flebitis profunda

La inflamación es producto de un coágulo sanguíneo. Es lo que se suele conocer como trombosis venosa profunda, aunque también se presenta en casos de tromboflebitis. Otras razones por las que se produce este cuadro pueden relacionarse con infecciones, traumatismos o sedentarismo. Se observa con mayor frecuencia en las piernas.

Es considerada una condición más grave que la flebitis superficial, ya que existe riesgo de que el coágulo se desplace a otras partes del cuerpo generando complicaciones mayores. De ocurrir el trompo pasa a denominarse émbolo, pudiendo llegar a los pulmones provocando una embolia pulmonar. Incluso puede alojarse en vasos del cerebro, lo cual genera un pronóstico más grave. En cualquier caso, como consecuencia puede ocasionar la muerte del tejido debido a que se interrumpe el flujo sanguíneo.

Causas

La flebitis es una condición bastante frecuente, y que por lo general se trata de forma sencilla. Son muchas las causas que pueden provocar la aparición de este cuadro, aunque en algunos casos se desconoce el origen de la inflamación.

Las causas más frecuentes reconocidas son:

  • Infecciones: se considera la causa más común de la flebitis. Ciertas enfermedades infecciosas pueden desencadenar procesos inflamatorios en los vasos sanguíneos.
  • Traumatismos: las venas pueden sufrir daños cuando ocurre una lesión o golpe. Esta situación provoca una reacción inflamatoria. Incluso puede aparecer como consecuencia de un procedimiento médico como colocación de catéteres. La vena se irrita dando lugar a la flebitis. También se ha observado en quemaduras.
  • Trombosis venosa profunda: sucede cuando se forma un coágulo en una vena profunda, sobre todo en las que se ubican en la pierna. Todo esto provoca la inflamación del vaso sanguíneo que, al implicar un trombo, suele denominarse tromboflebitis.
  • Trastornos de coagulación: existen patologías que aumentan el riesgo de formación de coágulos, lo cual obstruye el flujo de sangre y provoca la inflamación. Suele ser más común en trastornos hereditarios.
  • Cirugía: se ha comprobado que pacientes que se someten a procesos quirúrgicos tienen mayor probabilidad de presentar inflamación en las venas. Incluso durante el postoperatorio. Suele ser común tras la extirpación de ganglios linfáticos. En algunos casos se relaciona con el reposo absoluto tras la cirugía.

Factores de riesgo

La flebitis es una condición común que presentan personas en edades comprendidas entre 41 y 60 años. Incluso en adultos mayores de más edad. Sin embargo, existen factores que pueden aumentar su incidencia. 

Riesgos de flebitis

Usted se encuentra en riesgo en los siguientes casos:

  • Flebitis anteriores: si existe un historial de antecedentes donde se haya sufrido episodios de flebitis con anterioridad, existe un riesgo mayor de volver a padecer este cuadro.
  • Mujeres embarazadas: el aumento de peso y los cambios hormonales que ocurren en la gestación aumenta el riesgo de que se origine esta condición.
  • Ciertas enfermedades: puede llegar a ser considerado como un síntoma de algunas enfermedades autoinmunes como el lupus o la polimialgia reumática. También se ha observado en pacientes con cáncer y personas que sufren de várices.
  • Estilo de vida: el sedentarismo o la falta de movilidad aumenta el riesgo de padecer flebitis. Igualmente se ha observado una alta incidencia en personas con obesidad o que consumen tabaco.
  • Medicamentos: la administración de ciertos fármacos aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos, como el caso de los anticonceptivos orales. Recuerde leer el prospecto para conocer los efectos secundarios.

Síntomas de la flebitis

Existen cuatro signos claves que identifican a la flebitis. En general estos síntomas suelen observarse en la flebitis superficial. Se puede identificar de la siguiente manera:

  • Dolor: es el primer síntoma que se detecta, generando malestar constante en la zona donde se encuentra la vena afectada. Se describe como un dolor sordo o palpitante, y puede variar cuando se toca o se presiona en la zona. Dependiendo de la gravedad del cuadro, el dolor puede ser tolerable o intenso, variando de una persona a otra. Si existen antecedentes de afecciones en las venas, sobre todo en las piernas, acuda de inmediato a un médico si empieza a sentir dolor.
  • Hinchazón: se puede observar la piel hinchada en la zona donde se encuentra la vena inflamada o incluso extenderse a un área más amplia.En algunos casos existe una sensación de tirantez. Dependiendo del tipo de flebitis puede notarse la hinchazón con solo tocar el área afectada, aunque algunos pacientes pueden no sentir nada. Incluso es posible palpar la vena inflamada, dura y con sensación de calor, asemejando la forma de un cordón. Se considera un signo de alarma, siendo necesario consultar con un médico pronto.
  • Enrojecimiento: la piel adquiere un tono rojo y se acompaña de una sensación de calor. Por lo general es una línea que sigue la vena afectada y puede extenderse a sus alrededores. En estos casos es necesario poner atención y consultar con un médico ya que puede ser indicativo de que puede existir otro problema. Es posible que sienta ardor o picazón.
  • Fiebre: se presenta como el signo más grave de este cuadro clínico, siendo considerado una alerta. Puede verse acompañado de síntomas que pueden confundirse con una gripe. La fiebre suele indicar que existe una trombosis venosa profunda en curso.

Diagnóstico

En primera instancia el médico preguntará por los síntomas y procederá a hacer un examen físico de la zona afectada. Durante la evaluación se buscará identificar la vena inflamada. Además, indicará algunos análisis para determinar si se trata de una flebitis superficial o profunda:

  • Exámenes de imagen: se procederá a hacer una ecografía para observar la vena inflamada. Una vez identificada es posible que se solicite un TAC o una resonancia magnética. Si se sospecha de una trombosis venosa profunda, se solicitará una venografía.
  • Análisis de sangre: la primera prueba que se solicita es conocer los niveles de dímero D. Si bien puede estar relacionado con otras patologías, puede servir de indicativo para solicitar otras pruebas.

Tratamiento

El tratamiento que se indique para la flebitis dependerá de la causa y la gravedad del cuadro. En los casos de flebitis superficial suele indicarse un tratamiento sencillo, que en algunos casos se resuelve por si solo con ciertas recomendaciones. Sin embargo, cuando se presenta trombosis venosa profunda puede requerir un abordaje más complejo.

Tratamiento para flebitis

De esta manera, es posible que su médico le indique:

  • Elevación de las piernas: es recomendado en casos donde las venas afectadas se encuentren en las piernas. Esto puede acompañarse de reposo. Se ha comprobado que adoptar esta posición puede ayudar a reducir la hinchazón y mejorar el flujo sanguíneo.
  • Medias de compresión: no solo son una opción excelente para reducir y controlar la hinchazón, sino para mejorar la circulación. Mejora el cuadro y evita que se produzca una trombosis venosa profunda.
  • Tratamiento farmacológico: aquí se contempla el uso de anticoagulantes para ayudar a disolver el coágulo o evitar que aumente su tamaño. Debe ser un tratamiento prolongado de al menos 6 meses, lo cual previene que el trombo se desplace a otras zonas del cuerpo. La inflamación se tratará con antiinflamatorios, mientras que, si se presenta infección, se recetarán antibióticos.
  • Filtro de vena cava: es la opción recomendable en casos donde no se pueda administrar anticoagulantes. Su colocación evitará el paso de coágulos hacia los pulmones evitando que se produzca una embolia pulmonar. Es retirado una vez que se resuelve la condición.
  • Extirpación de várices: se contempla en casos donde se presentan episodios recurrentes de tromboflebitis o causan mucha molestia.

En casos de flebitis superficial también se indica la colocación de compresas frías, uso de cremas antisépticas o a base de óxido de zinc y cremas con heparinoides. 

Prevención

Se ha comprobado que con algunos cambios en el estilo de vida, es posible evitar que se desarrolle esta condición. Además, resulta clave cuidar la salud cardiovascular y mejorar la circulación sanguínea. Para esto, se suele recomendar:

  • Evitar el sedentarismo, manteniendo una rutina regular de ejercicio físico. Además, se debe acompañar de una alimentación saludable y equilibrada. Podrás lograr obtener un peso adecuado.
  • No permanecer de pie por periodos largos de tiempo, sobre todo si se encuentra en un entorno donde hace calor.
  • Tampoco se debe permanecer mucho tiempo sentado. Trate de mover las piernas o elevarlas y caminar un poco. Cuando se trate de viajes, buscar una posición donde se puedan estirar las extremidades.
  • Dormir en una cama que permita elevar ligeramente las piernas.
  • No utilizar ropa ajustada o calzado plano. En este último caso tampoco debe ser muy alto, solo con una ligera elevación.
  • Debe evaluarse cuidadosamente a las embarazadas debido al riesgo que existe de que el feto comprima las venas ilíacas.
Rafael Aragón

Rafael Aragón

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