Pielonefritis

Pielonefritis

Por si no lo sabías, las infecciones de orina son una de las afecciones más comunes y recurrentes en el ser humano, incluso, muchas veces pasan desapercibidas. Pero, ¿podría perjudicar a otros órganos del cuerpo como los riñones? La verdad es que sí, como es el caso de la pielonefritis, por ello no dejes de estar alerta y leer hasta el final este interesante artículo.

Ante una inflamación renal generada por una infección bacteriana, en la mayoría de los casos, se presentan síntomas de alerta que permiten conocer la presencia de una infección, tales como: fiebre, malestar general, vómito, dolor abdominal o al orinar, así como ardor; lo que resulta muy incómodo. Sin embargo, algunas veces puede tratarse de una bacteriuria asintomática, que es cuando no se presentan síntomas de malestar.

Índice
  1. ¿Qué es pielonefritis?
  2. Síntomas de la pielonefritis
  3. Tipos de pielonefritis
    1. Pielonefritis aguda
    2. Pielonefritis crónica
  4. Pielonefritis aguda
    1. Pielonefritis xantogranulomatosa
    2. Pielonefritis crónica
  5. Tratamiento de la pielonefritis
    1. ¿Cuáles pueden ser las mejorías?
    2. ¿Cómo prevenir las infecciones urinarias o renales?

¿Qué es pielonefritis?

La pielonefritis, o también denominada como una infección urinaria alta, trata de un cuadro infeccioso que ataca al riñón e involucra el parénquima renal, la pelvis renal y los cálices renales. Generalmente, los gérmenes o bacterias que la producen se focalizan en la vejiga y se trasladan hasta el parénquima. Parte de los principales síntomas que se presentan son dolores al orinar, fiebre, escalofríos, dolor en el flanco y la zona lumbar, nauseas y vómitos.
Bacterias de la pielonefritis
Sus complicaciones son realmente llamativas, ya que puede originar consecuencias desagradables. Sin embargo, en la mayoría de los casos con pielonefritis, se realiza un diagnóstico a tiempo de la mano con el tratamiento especializado, lo que permite una evolución favorable en el paciente. Pero cuando esto no sucede, la pielonefritis aguda puede tomar dos rumbos, como complicada y no complicada.

Esto también dependerá de la existencia de un trastorno anatómico o funcional en la vía urinaria, ya que de ser así, podría influir en la respuesta del tratamiento que se recete y en el mejoramiento de la infección que sufra el paciente. Un detalle importante es que, cuando se sufren de patologías como cistitis, cálculos renales, alteraciones en los riñones o en las vías urinarias, se incrementa el riesgo de desarrollar pielonefritis.

Especialistas han determinado que ésta infección puede afectar a 4 u 8 personas por cada 100.000 habitantes, por lo que no se trata de una simple complicación en las vías urinarias, sino todo lo contrario. Regularmente, es mucho más frecuente en mujeres que en los hombres, esto debido a la anatomía y complejidad del aparato reproductor femenino, donde la uretra llega a ser más corta y se ubica más expuesta al exterior, lo que facilita la entrada de bacterias a la vejiga, y que estas a su vez llegan a los riñones mediante los uréteres.

Sin embargo, a los hombres también les llega su momento con el pasar de los años cuando presentan el agrandamiento y desarrollo extensivo de la próstata, lo que incrementa la posibilidad de padecer de pielonefritis.

Síntomas de la pielonefritis

Como la mayoría de las infecciones generales, y más aún en las vías urinarias, es completamente natural su reconocimiento a través de los síntomas que presentan, los cuales te pueden servir de alerta para poner manos a las obras y acudir a un especialista:

  • Fiebre y escalofríos.
  • Dolor en la región lumbar.
  • Náuseas y vómitos.
  • Disminución del apetito.
  • Dolor de cabeza.
  • Aumento de la frecuencia de las micciones, pero de escasa cantidad.
  • Escozor o dolor al orinar.
  • Sensación de no haber vaciado la orina totalmente.
  • No poder contener la orina.
  • Necesidad de orinar de forma urgente por riesgo de incontinencia urinaria.
  • Dolor abdominal en la parte baja del abdomen.

En caso de que la fiebre perdura durante más de 72 horas, aún y cuando ya se ha recetado el tratamiento o hay indicios de empeoramiento de los síntomas, puede tratarse de un efecto resistente al tratamiento suministrado o complicaciones renales.

Los síntomas de la pielonefritis

Tipos de pielonefritis

Antes de clasificar una pielonefritis, es importante tener en cuenta qué complicaciones pueden presentarse. Por ello, te mostraremos a continuación cuáles son los tipos de infección renal más comunes entre los pacientes:

  • Pielonefritis aguda

Cuando se trata de una pielonefritis aguda, generalmente se genera ante la presencia de una infección urinaria común, como es el caso de la cistitis. Sin embargo, aunque se trata de un cuadro infeccioso más serio y complejo, puede manejarse sin problemas con el tratamiento correcto. En algunos casos con pacientes de la tercera edad o diagnosticados de cáncer, puede presentarse una pielonefritis más severa.

  • Pielonefritis crónica

Como su nombre lo indica, la infección es mucho más complicada, ya que la afección podría diseminarse por todo el cuerpo, causar insuficiencia renal, incapacidad del riñón para la fabricación de orina o sepsis.

Al momento de indicar un tratamiento médico, sería alarmante el que no cesara la fiebre con antibióticos, por lo que se recomendaría aplicar exámenes adicionales como pruebas urinarias de la parte alta, lo que permitirá detallar con exactitud el estado de la orina y otras complicaciones.

Pielonefritis aguda

De manera más detallada, la pielonefritis aguda refiere la inflamación de la pelvis renal y del riñón. Para determinar con exactitud qué zona está siendo realmente afectada, esto es posible gracias a la presencia de dolores o sensibilidad en el flanco. Y de manera clínica, el origen puede confirmarse mediante una muestra de orina que arroje presencia de bacterias o piuria, así como un urocultivo que demuestra concentraciones importantes de un patógeno urinario.

Algunos de los siguientes factores podrían incrementar las posibilidades de sufrir una pielonefritis:

  1. Diabetes.
  2. Edad avanzada.
  3. Enfermedades que afectan los hábitos de cuidados personales.
  4. Problemas para vaciar completamente la vejiga.
  5. Contar con una sonda vesical.
  6. Incontinencia intestinal.
  7. Próstata agrandada, uretra estrecha o cualquier otro factor que bloquee el flujo de orina.
  8. Cálculos renales.
  9. Permanecer mucho tiempo inmóvil.
  10. Embarazo.
  11. Cirugía u otro procedimiento en las vías urinarias.

Pielonefritis xantogranulomatosa

Se trata de una variante poco común que refiere una infiltración del parénquima renal por linfocitos espumosos, asociados con una infección renal muy frecuente y de características severas. En estos casos, presenta similitud morfológica de los macrófagos cargados de lípidos, células xantomatosas o células claras del carcinoma renal, las cuales dificultan y tienden a confundir la arquitectura del tejido. Generalmente, se presenta una intervención quirúrgica como única solución aceptable ante una pielonefritis xantogranulomatosa, la cual se denomina como nefrectomía.

Pielonefritis crónica

Las causas más recurrentes de un panorama infeccioso crónico se basan en la compañía de otras patologías como uropatía obstructiva, cálculos de estruvita y reflujo vesicoureteral, que vendría siendo lo más frecuente. Cuando se trata de una pielonefritis de éste tipo, se observa atrofia y deformidad calicial con fibrosis del parénquima.

Lo delicado de ello, como explicamos anteriormente, es que puede generarse una enfermedad renal crónica en un futuro no muy lejano. Ante esto, es posible que las personas que sufran de pielonefritis contengan focos infecciosos residuales, lo que los convierte en pacientes susceptibles de predisponer bacterias.

Tratamiento de la pielonefritis

Tratamiento de la pielonefritis
Para determinar un tratamiento óptimo que realmente ataque la infección renal que se esté presentando, es importante realizar un diagnóstico eficaz y concienzudo que arroje las causas, consecuencias, posibles complicaciones y todos los detalles. En ese sentido, la exploración física es una opción válida que permite orientar un buen análisis ante una pielonefritis.

Si mantienes la sospecha de una posible pielonefritis, debes realizar alguna de estas pruebas complementarias que leerás a continuación:

  • Analítica de sangre: Es necesario que se incluya un hemograma, lo que permitirá obtener información sobre los diferentes tipos de células presentes en la sangre, de la mano con una bioquímica, para comprobar el funcionamiento del riñón.
  • Análisis de orina: Aunque la presencia de piuria, que es pus en la orina, es una característica regular y constante en las muestras de orina, también debe supervisarse si existen nitritos, aunque los gérmenes y bacterias que causan la pielonefritis no siempre son de este tipo.
  • Cultivo de orina o urocultivo: Este examen es indispensable para esclarecer cuáles son los microorganismos que están causando la pielonefritis en el paciente. Esto es posible luego de recolectar un chorro de orina, sin agregar la primera parte de la micción y con previa limpieza de la zona genital. El urocultivo debe realizarse antes de iniciar un tratamiento médico con antibióticos.
  • Hemocultivo o cultivo de una muestra de sangre: Es posible efectuarlo siempre y cuando el paciente presente fiebre. Generalmente, es positivo en un 30% cuando se trata de personas de la tercera edad, diabéticos, enfermos con insuficiencia renal u obstrucción del flujo urinario.
  • Pruebas de imagen: No son completamente necesarias ante una pielonefritis, pero serviría si el especialista lo requiere, para determinar si existen complicaciones de gravedad, signos de sepsis o factores de riesgo por anomalías en la vía urinaria, lo que ayudará a descartar alguna posible existencia de obstrucción urinaria. Además, si la fiebre persiste por más de 48 horas, a pesar de contar con un tratamiento antibiótico, es idóneo realizar una ecografía abdominal para descartar la existencia de un absceso renal.

Una vez efectuados cada uno de estos pasos con la respectiva guía clínica, se puede proceder a los indicativos médicos para un tratamiento efectivo que elimine la pielonefritis. En vista de que se trata de una enfermedad infecciosa, es totalmente necesaria la administración de antibióticos, ya sea por vía oral o vía intravenosa, dependiendo de las circunstancias de cada paciente.

  1. Antibióticos: Si se trata de una infección grave y el riesgo de complicaciones es alto, los antibióticos deben suministrarse mediante vía intravenosa. Para determinar cuál puede ser el más efectivo, sin contraindicaciones, es prudente realizar un antibiograma del urocultivo para resaltar los antibióticos más potentes ante las bacterias.
  2. Analgésicos y antitérmicos: Deben ingerirse sólo si se presentan dolores, fiebre o malestar general.
  3. Líquidos intravenosos: Es prudente que puedan suministrarse sueros durante los primeros días de tratamiento, esto con la finalidad de hidratar lo mejor posible al paciente con pielonefritis y apresurar le llegada de los antibióticos al riñón.

Este tratamiento debe emplearse durante 14 días, si se trata de una pielonefritis no complicada, y si se trata de una infección más compleja, debe suministrarse el antibiótico por 21 días.

Por lo general, cuando un paciente se enfrenta a una pielonefritis aguda, el tratamiento suele ser de carácter empírico, es decir, se auto-medica con cualquier antibiótico que considere pertinente, sin conocer con detalles cuáles son los gérmenes o bacterias que han causado la infección.

Sin embargo, algunas veces el tratamiento de la pielonefritis puede efectuarse de manera ambulatoria, desde el domicilio de cada paciente con la respectiva consideración médica, pero en otros casos es necesario el ingreso a un centro clínico y hospital, ya que pueden existir complicaciones locales como emisión de sangre durante la orina, insuficiencia renal o dolor intenso, o complicaciones generales como diabetes, tumores, cirrosis, envejecimiento, que pudieran afectar la respuesta del tratamiento en cuestión, bien sea porque no se puede suministrar o no se presenta evolución después de 12 horas.

Los antibióticos a usar dependerán del caso de cada paciente y su nivel de infección. Por ello, los pacientes con riesgo a sufrir de pielonefritis por gérmenes resistentes, deben utilizar un medicamento mucho más fuerte a diferencia de otros pacientes.

Antibióticos para combatir la pielonefritis

De la mano con estos tratamientos, es muy importante seguir algunas recomendaciones generales para lograr un verdadero resultado positivo, sin dificultades. Toma nota:

  • Reposar varios días si existe afectación del estado general.
  • Ingerir abundante líquido diario para aumentar la cantidad de orina, siempre y cuando no existan problemas de obstrucción urinaria.
  • Mantener la medicación para bajar la fiebre y calmar el dolor, si es necesario.
  • Si existen vómitos o nauseas, debe continuarse con la medicación para ello.

¿Cuáles pueden ser las mejorías?

Al momento de realizar un diagnóstico oportuno e iniciar el tratamiento con antibióticos rápidamente y de la manera correcta, el pronóstico de mejoría ante una pielonefritis aguda es sumamente efectivo en la mayoría de los casos. Sin embargo, el paciente pudiera padecer enfermedades importantes como diabetes, cirrosis, insuficiencia renal, entre otras, las cuales podrían aumentar el cuadro infeccioso y complicar la evolución de la enfermedad.

Una de las dificultados más comunes que pueden generarse ante una pielonefritis aguda, es la existencia de un daño renal permanente, lo que puede ocasionar una insuficiencia renal crónica, el desarrollo de un absceso renal o la aparición de una sepsis, que es una causa potencial de muerte, especialmente en pacientes de la tercera edad.

¿Cómo prevenir las infecciones urinarias o renales?

  1. Mantener una buena higiene íntima: Esto aplica para hombres y mujeres, pero especialmente en las mujeres, sobre todo durante el ciclo menstrual. Es importante que el aseo sea solo con agua o con jabones especiales de acuerdo al pH de cada persona; pues no es recomendable incluir jabones de olor.
  2. Evitar la humedad en la zona genital: Para ello es importante secar bien los genitales al momento de ir al baño o ducharse, ya que la humedad es foco principal de infecciones.
  3. Limpiar de adelante hacia atrás: Al momento de defecar, debes recordar que en el ano se acumulan muchas bacterias provenientes del intestino, las cuales podrían desplazarse hacia los genitales si no se emplea una correcta dirección en la limpieza.
  4. Consumir gran cantidad de líquidos y evitar el estreñimiento: Si cuidas tu organismo para prevenir la incontinencia urinaria, estarás cuidándolo también de presentar infecciones en la orina, y el agua es un factor indispensable para siempre eliminar las toxinas y desechos.
  5. Vaciar totalmente la vejiga: Al momento de orinar, procura dedicar el tiempo necesario para hacerlo, pues el almacenamiento de orín podría ser contagioso, así como el aguantar las ganas de orinar por periodos de tiempo muy extensos. Lo recomendable es ir a orinar cada 3 o 4 horas.
  6. Orinar después de mantener relaciones sexuales: Hacer esto ayudará a que el paso de la orina por los genitales limpien de manera natural todas las bacterias que hayan podido entrar en la uretra.
  7. Usar ropa interior de algodón y prendas holgadas. Los pantalones ajustados y los tejidos sintéticos absorben la humedad y por lo tanto, crea un ambiente perfecto para las bacterias.
  8. Evitar los diafragmas y espermicidas.
  9. Suspender las relaciones sexuales mientras se conozca la existencia de una infección urinaria.

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