Síndrome de piernas inquietas: causas, síntomas y tratamiento

Síndrome de piernas inquietas causas síntomas y tratamiento

Las personas que padecen del síndrome de piernas inquietas tienden a sufrir de una necesidad incontrolable de mover las piernas. Como consecuencia, deben permanecer en actividad para poder aliviar los síntomas. Por lo que la manera más segura de lograrlo es caminando.

Aunque las molestias aparecen en el momento de reposar, sobre todo al estar acostado, es común que sean más intensas por la noche. Lo cual puede provocar que sea mucho más difícil conciliar el sueño. Esto puede incidir en la calidad de vida de la persona al padecer de insomnio constante.

Índice
  1. ¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?
  2. Causas del síndrome de piernas inquietas
  3. Síntomas de las piernas inquietas
  4. Factores de riesgo
  5. Diagnóstico
  6. Tratamiento
  7. Complicaciones
  8. Pronóstico

¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?

El síndrome de piernas inquietas (SPI) se trata de un trastorno neurológico donde existe la necesidad incontrolable de mover las piernas. En este sentido, cada vez que la persona se acuesta, entra en estado de reposo o se encuentra listo para dormir sienten incomodidad, lo que les lleva a querer estar en movimiento.

Esta enfermedad se encuentra directamente relacionada con las sensaciones. Por lo que, sobre todo al sentarse o acostarse es cuando surge una sensación desagradable a nivel de las piernas. En este instante aparece un impulso incontrolable de moverse o levantarse a caminar. Es así como logran aliviar la molestia, sin embargo no pueden estar tranquilos y quietos.

Síndrome de piernas inquietas

Por lo general, los síntomas aparecen de tarde o noche, cuando la persona siente mayor necesidad de reposar y descansar. Debido a que el único alivio es el movimiento, llega a afectar la calidad de vida de la persona, sobre todo el sueño. Al sentir la necesidad de mover las piernas, no se logra un sueño reparador. Esto deriva en cansancio, somnolencia y falta de energía a lo largo del día. También es posible que aparezca irritabilidad y mal humor debido a la falta de sueño.

Si bien las molestias aparecen en las piernas, es posible que otras partes del cuerpo se vean afectadas. De esta manera, la incomodidad puede extenderse a los brazos o al torso. Se han registrado casos de miembros fantasma, donde personas con miembros amputados también sienten esta necesidad de movimiento a pesar de tener el miembro amputado.

Se considera que suele aparecer al menos al 10% de la población mundial, considerándose que el 2% o 3% presentan un cuadro complicado. Puede afectar tanto a hombres como mujeres, aunque hay mayor prevalencia en la población femenina, y aparece a cualquier edad.

Causas del síndrome de piernas inquietas

Aunque es una afección que no causa dolor, si se considera muy molesta, afectando en gran parte el descanso de quien lo padece. es una enfermedad que afecta el funcionamiento adecuado del sistema nervioso, derivando en sensaciones incómodas en las extremidades inferiores.

Se sabe que los síntomas empeoran en los momentos en que el cuerpo está en reposo o durante la noche, sobre todo a la hora de dormir. Las causas por las que se produce el síndrome de piernas inquietas son bastante variadas. En primera instancia es posible que exista una lesión a nivel de los nervios periféricos. También es posible si existe disminución de los niveles de hierro, lo cual incide en el transporte de oxígeno a los tejidos ya que afecta la hemoglobina.

También es posible que se observe este trastorno en personas que cursan un aumento del ácido úrico. Los síntomas también pueden ser producto de insuficiencia renal, artritis reumatoide o polineuropatía. Existe un riesgo mayor de padecer si existe predisposición genética. Esto quiere decir que si existen antecedentes familiares con SPI es posible que también desarrolles esta enfermedad, sobre todo si su aparición fue antes de los 40 años.

Hay mujeres que cursan este cuadro por primera vez durante el embarazo. Los cambios hormonales pueden estar asociados a este problema, y se suele observar mayormente en el tercer trimestre del embarazo. Por lo general los síntomas suelen desaparecer tras el parto.

Es posible que algunos fármacos provoquen estas molestias, siendo necesario revisar cuáles son los efectos secundarios. Una vez que se culmine el tratamiento, irá desapareciendo el trastorno.

Síntomas de las piernas inquietas

Cuando se hace mención de este trastorno neurológico, el primer síntoma que viene a la mente es la necesidad incontrolable de mover las piernas. Sin embargo, el cuadro clínico que mayormente se identifica es el siguiente:

  • Incomodidad al descansar: aparecen sensaciones incómodas al momento de acostarse, descansar o dormir. También es posible que aparezcan cuando se está sentado por mucho tiempo. 
  • Alivio con el movimiento: la única manera de aliviar las sensaciones incómodas es manteniendo las piernas en movimientos. Por lo que surge la necesidad de sacudir o estirar las piernas. También es posible calmar los síntomas caminando.
  • Los síntomas suelen aparecer o empeorar en la tarde o noche.
  • Movimientos involuntarios al dormir: es posible que durante el periodo de sueño se produzcan movimientos periódicos de las piernas, como patadas o estiramientos. Esto puede llegar a afectar el sueño, logrando que este no sea reparador.

Síntomas del SPI

Quienes cursan esta enfermedad aseguran que las sensaciones generan incomodidad o molestias desagradables tanto en las piernas como en los pies. Es muy común sentir:

  • Cosquilleos.
  • Picazón.
  • Hormigueo.
  • Corrientazos.
  • Pulsaciones.

Hay que tener en cuenta que las sensaciones no se asemejan a un calambre o contractura. Por lo que es necesario saber diferenciar para determinar si realmente se padece de este síndrome. Es posible que existan periodos donde los síntomas desaparecen, pero esto no quiere decir que la persona se haya curado. 

Factores de riesgo

El síndrome de piernas inquietas puede aparecer en cualquier persona, tanto en hombres como mujeres y a cualquier edad, incluso en la infancia. Sin embargo, se considera que se han registrado mayor cantidad de casos en la población femenina, así como es más común en edades avanzadas, sobre todo en mayores de 40 años. 

Aunque no se encuentra directamente relacionado a alguna patología en específico, es posible que se presente como un síntoma en los siguientes casos:

  • Neuropatía periférica: es posible que se origine cuando existe daño en los nervios de las manos y los pies en el caso de ciertas enfermedades como la diabetes o el alcoholismo.
  • Deficiencia de hierro: este cuadro puede considerarse una causa de este síndrome, aunque no es necesario que haya presencia de anemia. Esto es común en personas que han presentado hemorragias en el tracto gastrointestinal, mujeres con menstruación abundante o donadores de sangre.
  • Insuficiencia renal: durante el curso de esta afección, es posible que aparezca deficiencia de hierro acompañada de anemia. Se considera que al aparecer una falla renal, existe una disminución de las reservas de hierro en el organismo. Los síntomas del síndrome pueden empeorar si también se presenta una alteración de la química del cuerpo.
  • Afecciones de la médula espinal: no solo hablamos de patología a nivel de la médula espinal, sino cualquier otro tipo de lesión que afecte su funcionamiento. Es posible que aparezca como consecuencia de aplicación de anestesia como la epidural.
  • Enfermedad de parkinson: pacientes que cursan esta patología suelen mantener un tratamiento a base de agonistas de la dopamina. Este tipo de fármacos pueden provocar la aparición del síndrome de piernas inquietas.

Diagnóstico

El síndrome de piernas inquietas no suele ser diagnosticado sino cuando los síntomas han interferido con la calidad de vida de la persona, sobre todo por la dificultad para dormir. Una vez que se acude al médico, el profesional empezará a realizar una serie de preguntas. Será necesario hacer mención de las molestias o incomodidades por las sensaciones en las piernas y los problemas de sueño. De la misma manera, procederá a hacer estudios para descartar que exista otra patología causante de los síntomas.

Comenzará con una exploración física y una neurológica, esta última para descartar cualquier daño a nivel de los nervios. También será necesario realizar un análisis de sangre para verificar los niveles de hierro. De la misma manera, se procederá a estudiar el sueño para descartar alguna afección, como la apnea, esté impidiendo lograr un sueño reparador.

Ninguno de los estudios está dirigido a diagnosticar el síndrome de piernas inquietas. Realmente esta afección no cuenta con un cribado para diagnosticarla. Por lo general, suele identificarse con el siguiente criterio:

  • Existe una necesidad incontrolable de mover las piernas. Esto se acompaña de sensaciones incómodas. Desaparece al caminar o moverse.
  • Los síntomas solo aparecen cuando se está en reposo, ya sea sentado o acostado. Además, tienden a empeorar en la noche
  • No existe relación alguna con la existencia de otra patología. Por lo general, el paciente está sano.

Tratamiento

El tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas. En primera instancia, suelen usarse medicamentos para tratar la causa subyacente que provoca todo el cuadro clínico cuando se trata de síndrome de piernas inquietas secundario. Esto suele ser común en situaciones como la deficiencia de hierro. Cuando se trata de síntomas leves, el protocolo implementado está dirigido a cambios en el estilo de vida:

  • Se recomienda evitar hábitos tóxicos como el consumo de tabaco o alcohol
  • Reducir el consumo de cafeína.
  • Ejercitar de manera regular, sobre todo en las tardes o cerca de la hora de dormir.
  • Evitar el uso de medicamentos que puedan empeorar los síntomas.
  • Usar medias de compresión para mejorar la circulación venosa y linfática. Se recomienda colocarlas a la hora de dormir.
  • Realizar masajes en las piernas o brazos, y aplicar calor o frío.

Tratamiento del SPI

Si los síntomas son graves, puede ser que se le indique un tratamiento para dormir o permanecer tranquilo. Además, se pueden recetar:

  • Agonistas de la dopamina: si bien suelen ser recetados para el Parkinson, en bajas dosis funcionan para el SPI.
  • Antiepilépticos: aunque este no es su principal uso, es posible aliviar los síntomas.
  • Opioides: solo se considera su uso en cuadros muy graves, y será el médico quien indique el tratamiento más adecuado y cómo administrarlo.

Complicaciones

Si bien se considera que esta afección no presenta cuadros graves, dependiendo de la intensidad puede afectar o no la calidad de vida del paciente. Puede agravarse a tal punto de resultar incapacitante. El sueño suele verse bastante afectado, pudiendo ser bastante difícil dormir o permanecer dormido. Esto puede generar cansancio o problemas para realizar actividades en el día debido al insomnio constante.

En otras personas llega a causar cuadros de depresión y ansiedad. Al mismo tiempo, debido a la privación del sueño, es posible sufrir constantes cambios de humor. Y se dificulta la concentración, incidiendo de manera social y laboral.

Pronóstico

Cuando el síndrome se encuentra en sus etapas iniciales, no se detecta fácilmente, pudiendo ser tomado como una molestia aislada y sin importancia. Sin embargo, la intensidad de los síntomas aumentan progresivamente. Al mismo tiempo, son más recurrentes y pueden causar molestias similares a la de un dolor. Esto conlleva a que ocurran alteraciones del sueño. 

Se trata de una afección que no tiene cura si la aparición de sus síntomas no está relacionada con una causa subyacente. De ser así, solo se aplicará un tratamiento para mitigar los síntomas. Esto asegura que la persona lleve un estilo de vida normal y sin ningún inconveniente. Además, no afecta la esperanza de vida del paciente ya que no es una enfermedad mortal.

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