Amilasa baja: causas y cómo aumentar su concentración

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La amilasa baja se presenta cuando existe una baja concentración de esta enzima en la sangre o en la orina. Su presencia en concentraciones óptimas es esencial para ciertas funciones del organismo, sobre todo para facilitar la obtención de ciertos nutrientes provenientes de los almidones y los carbohidratos.

Aunque no es un cuadro común, suele estar asociado a un fallo en el funcionamiento del páncreas, órgano que produce la mayor cantidad de amilasa. Sin embargo, puede estar relacionado con la afectación de otros órganos o hasta problemas de alimentación. Por lo que en algunos casos es necesario estudiar sus concentraciones tanto en sangre como en orina.

Índice
  1. ¿Qué es la amilasa?
    1. Valores normales de amilasa
  2. ¿Qué se considera amilasa baja?
  3. ¿Qué puede provocar amilasa baja?
    1. Fibrosis quística
    2. Intolerancia a la grasa
    3. Macroamilasa
    4. Pancreatitis crónica
    5. Otras causas
  4. ¿Cómo aumentar los valores de la amilasa baja?

¿Qué es la amilasa?

La amilasa es una enzima que tiene su mayor producción en el páncreas, aunque también es secretada por las glándulas salivales y el hígado. Se considera esencial para el cumplimiento de ciertas funciones del organismo, pero es reconocida en su mayoría por su intervención en la descomposición de almidones e hidratos de carbono, permitiendo formar azúcares simples. Gracias a esto pasa a considerarse como un factor importante dentro de la digestión y obtención de energía.

Producción de amilasa baja

La presencia de valores alterados de esta enzima pueden indicar que existen trastornos, patologías o algún fallo en el funcionamiento de ciertos órganos. Es por eso que se suele solicitar un estudio de amilasa en suero para determinar su concentración en sangre

Si bien debería considerarse un examen rutinario, muchos profesionales prefieren obtener información de otros estudios. Aun así, este puede arrojar información de gran importancia para determinar el estado del páncreas. Por lo general, en este caso, se solicita en combinación con un análisis de lipasa para lograr un diagnóstico más específico.

También es posible estudiar la función renal a partir de esta enzima. Para esto, es necesario realizar una prueba de orina para medir su concentración. En casos donde se están tratando pacientes con insuficiencia renal, se debe realizar para verificar que el tratamiento tenga el efecto deseado. Aun así, se considera más fiable la prueba de sangre, pudiendo realizar el estudio de orina de forma complementaria.

Valores normales de amilasa

Se consideran como valores normales aquellas concentraciones que varían entre 30 U/l y 118 U/l en adultos menores de 60 años. Para mayores de 60 años, el valor máximo aceptado es 151 U/l. Esto puede variar según la edad, sexo, laboratorio donde se realiza la prueba y otros factores. Además, se considera que buenos hábitos alimenticios favorecen mantener niveles adecuados de amilasa.

También puede ocurrir una variación en estos valores y ser considerado normal. Esto suele suceder en la población de recién nacidos, quienes mantienen niveles bajos hasta cumplir el año de edad. Tras esto, se manejan valores similares a los de los adultos.

Es posible que si se encuentra en periodo de embarazo, la amilasa aparezca ligeramente elevada. Esto también se considera una situación normal y solo se considerará como una alerta si las concentraciones son muy elevadas.

Al momento de interpretar los resultados, es necesario tomar en cuenta el historial y los antecedentes del paciente para diagnosticar correctamente. 

¿Qué se considera amilasa baja?

Cuando los resultados del análisis arrojan valores menores a 30 U/l, se considera que se está en presencia de un caso de amilasa baja, tratándose de una condición poco frecuente. En general, este cuadro suele ser más común en pacientes que se encuentran hospitalizados, siendo observado en aquellos donde se administra un tratamiento con glucosa. Para esta situaciones, lo recomendable es realizar la prueba dos horas tras aplicar la glucosa para obtener resultados fiables.

Amilasa baja

Aun así, se toma como un signo de alerta ya que se relaciona con un problema en el funcionamiento del páncreas, dificultando la producción de la amilasa. Así mismo, pueden estar afectadas las glándulas salivales. Se deben solicitar estudios complementarios para poder evaluar la condición.

¿Qué puede provocar amilasa baja?

La producción de amilasa es esencial para la descomposición de almidones y carbohidratos, permitiéndoles transformarlos en azúcares simples. De esta manera, el organismo puede aprovechar estos nutrientes para producir energía.

La amilasa baja no es un cuadro que se observe con regularidad, considerándose que existen pocas causas que provoquen que disminuyan sus niveles. Estas pueden estar asociadas a problemas del páncreas, el hígado, los riñones o hasta alimenticios. Las causas más comunes de esta condición son:

Fibrosis quística

Esta patología interfiere en la capacidad de las células de transferir agua y electrolitos. Esto provoca que se produzca mucosidad en los pulmones y que también se almacene en el páncreas. Como consecuencia, se bloquean los conductos de este órgano, impidiendo la liberación adecuada de la enzima lo cual se traduce en amilasa baja.

Sin embargo, este cuadro puede observarse en otro tipo de enfermedades o lesiones que puedan obstruir los conductos.  

Intolerancia a la grasa

Es una condición donde el organismo no tiene la capacidad de descomponer grasas. No todos los pacientes son intolerantes a los mismos tipos de grasas, pudiendo consumir algunas. 

La amilasa es esencial para la descomposición de los carbohidratos. Si algún paciente consume un alto contenido de carbohidratos puede ocurrir que el organismo no esté en capacidad de producir las cantidades necesarias de amilasa, mostrando niveles bajos de la enzima.

Macroamilasa

La amilasa también interviene en la descomposición del pus y los glóbulos blancos que se encuentran en este para eliminarlos del cuerpo. En algunos casos, es posible que esto favorezca la aparición de macroamilasa.

Se trata de una sustancia formada por la agrupación de la amilasa en la sangre. Al formarse grumos y llegar a los riñones, estos órganos tienden a procesarlos de una manera más lenta, dificultando su eliminación. Por lo que es posible observar que disminuya la amilasa en la orina mientras aumenta en la sangre.

Resulta un cuadro muy común cuando se presentan abscesos que no responden al tratamiento a base de antibióticos.

Pancreatitis crónica

Se presenta como una inflamación progresiva del páncreas que provoca un daño en las estructuras de este órgano, impidiendo que funcione de manera correcta. Esto incide también en la liberación de amilasa ya que genera tejido fibroso, afectando a las células que la producen.

Otras causas

Las personas que sufren de sobrepeso suelen mostrar índices bajos de amilasa. Por lo general, es común que los resultados arrojen que existe una baja concentración de amilasa salival. 

Además, puede suceder que los niveles de esta enzima disminuyan cuando se mantienen tratamientos a base de antibióticos como la gentamicina, anticoagulantes de oxalatos o si se administran citratos.

Causas de amilasa baja

Esta proteína especial también se produce en el hígado, por lo que si este órgano se encuentra afectado con una cirrosis hepática, hígado graso o hepatitis, es posible que aparezca amilasa baja.

Enfermedades relacionadas con el páncreas como la diabetes mellitus, diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2 está relacionado con concentraciones bajas al haber dificultad en la producción y funcionamiento de la amilasa. Y es posible que pacientes con síndrome metabólico o mujeres que padecen de preeclampsia en el embarazo presenten este cuadro.

¿Cómo aumentar los valores de la amilasa baja?

Cuando la razón está asociada a un fallo en algún órgano o una patología que afecta su funcionamiento, es necesario tratar la causa subyacente para que el cuerpo vuelva a producir amilasa con normalidad.

Sin embargo, en situaciones relacionadas con sobrepeso u obesidad, es necesario cambiar la alimentación para una dieta más saludable. Será indispensable adelgazar y mantener un peso adecuado a las características de la persona. Además, se recomienda siempre reducir el consumo de carbohidratos.

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