Trastorno del espectro autista (TEA): qué es, tipos y características

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En los últimos años, los casos de trastorno del espectro autista (TEA) han ido en aumento. Esto ha generado que se busque indagar qué lo está causando para ofrecer un tratamiento mucho más efectivo. Sin embargo, hasta el momento no se ha definido qué factores afectan la aparición de estas afecciones, aunque las investigaciones se han centrado mayormente en tratar estos problemas.

Se trata de una condición que afecta habilidades y destrezas específicas, destacando la capacidad para socializar y comunicarse. Además de observarse una alteración en el comportamiento de la persona. Si bien no tiene cura, se puede aplicar un tratamiento que permita que el individuo sea capaz de convivir con esta condición, permitiendo mejorar distintos aspectos de su vida.

Índice
  1. ¿Qué es el trastorno del espectro autista?
  2. Signos asociados a los TEA
    1. Habilidades para la comunicación e interacción social
    2. Alteraciones de la conducta
    3. Otras características asociadas a los TEA
  3. Tipos de trastornos del espectro autista
    1. Autismo o Síndrome Kanner
    2. Síndrome de Asperger
    3. Trastorno desintegrador infantil o Síndrome de Heller
    4. Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

¿Qué es el trastorno del espectro autista?

Se catalogan como un conjunto de afecciones a nivel neurológico con el cual se nace y se vive el resto de la vida. La manera en que se desarrolla el cerebro altera la forma en que el individuo percibe y socializa con otros. Esto a su vez causa dificultades de comunicación e interacción social, con lo cual también se ve afectado su comportamiento.

Se le denomina con el término espectro porque abarca una variedad de signos y síntomas, además de que afecta en distintos grados a quien lo padece. Además, suele destacar por presentar patrones repetitivos e intereses bastante limitados. Al abarcar más que todo las habilidades sociales, es lo que dificulta su diagnóstico en las primeras etapas de vida. Y, aunque se le cataloga en muchos casos como un trastorno infantil, la realidad es que se convive con el hasta en etapas adultas ya que no tiene cura.

Trastorno del espectro autista

En el TEA se agrupan una serie de condiciones que en el pasado se consideraban que no tenían relación con el autismo. Sin embargo, en la actualidad se ha comprobado que son trastornos similares pero que afectan en diferentes grados.

A su vez, este tipo de dificultades interfieren en la realización de actividades de la persona y en otros ámbitos de su vida. En este sentido el desempeño escolar y laboral puede verse altamente afectado. Esto también puede interferir en el desarrollo de habilidades en las etapas más tempranas de su vida.

Se ha comprobado que muchos individuos que padecen este trastorno no presentan ningún síntoma durante su primer año de vida. Sin embargo, a partir de los 18 meses o un poco más puede notarse una regresión, sobre todo a nivel del habla, lo cual se considera como el primer signo de alerta.

Signos asociados a los TEA

A lo largo de los años, la percepción acerca de el TEA ha evolucionado, con lo cual ha cambiado la manera de afrontar estos síntomas. Así mismo, ha permitido estudiar a fondo la manera en que se desarrollan y cómo afecta a cada persona. Para esto, hay que tener en cuenta que la manera en que se presentan los signos y síntomas pueden variar en cada paciente, por lo cual varía la manera en que se aborda cada caso.

Sin embargo, existen algunos parámetros que permiten determinar qué persona se encuentra dentro del espectro autista. Estos son algunos de signos más comunes que se presentan:

Habilidades para la comunicación e interacción social

Cuando hablamos de los TEA, uno de los primeros aspectos a tener en cuenta son las interacciones que tienen con otras personas. Y es que las habilidades sociales suelen ser un reto para quienes padecen estos trastornos. Esto dificulta sobre todo la comunicación.

Entre los síntomas más recurrentes se encuentran:

  • Evitan hacer contacto visual con otras personas.
  • No suelen atender cuando los llaman por su nombre. Esto puede aparecer a partir de los 9 meses de edad.
  • No muestran sus emociones a través de expresiones faciales como felicidad, enfado, impresión, emoción, entre otros. Suele detectarse también a los 9 meses.
  • Dificultad para interactuar en juegos sencillos como palmadas. Se presenta hacia los 12 meses de edad.
  • No realizan gestos como señalar o saludar, o suelen hacerlo muy poco y de manera aislada. También hacia los 12 meses.
  • No muestran lo que les interesa.
  • No son capaces de iniciar o mantener una comunicación. En caso de hacerlo, es para pedir algo.
  • No les gusta el contacto o expresiones de afecto como abrazos o caricias.
  • Por lo general juegan solos o no saben integrarse a los juegos en grupo.
  • Suelen utilizar un tono de voz anormal al momento de comunicarse. En la mayoría de los casos es similar a cantar o hablar como un robot.
  • No siguen indicaciones.
  • Les resulta difícil empatizar, con lo cual no son capaces de entender lo que sienten otros.
  • Ignoran la presencia de otros niños.
  • Son capaces de repetir palabras o frases pero no entender lo que quieren decir.
  • Existe retraso del habla o pierden la habilidad para comunicarse verbalmente.
  • No son capaces de expresar sus emociones.
  • Tienen dificultad para entender el lenguaje no verbal.

TEA

Alteraciones de la conducta

Destacan por demostrar conductas peculiares o anormales, por lo cual resulta bastante llamativo para otros. Estos patrones de conducta son esenciales para diagnosticar a cualquier persona y poder diferenciarlos de trastornos de habla o comunicación. Estos son algunos de los patrones de conducta que se presentan regularmente:

  • Colocar objetos en orden o en fila y mostrar disgusto cuando se cambian de lugar.
  • Realizan movimientos repetitivos como girar, balancearse o aleteo de manos.
  • Repetir palabras o frases muchas veces. Esto se conoce como ecolalia.
  • Suelen hacerse daño sin estar consciente de esto. Por lo general destaca golpearse la cabeza o morderse.
  • Casi siempre juegan con los mismos juguetes y de la misma manera. Su estilo de juego es muy repetitivo.
  • Crean rutinas propias y suelen alterarse si existe algún cambio en estas.
  • Desarrollan fijación por algunas partes de los objetos, aunque no muestran interés en aprender su función. Tal es el caso de las ruedas.
  • Es común que algunas cosas les generen obsesión.
  • Tienen reacciones peculiares ante ciertos estímulos como el caso de los sabores, texturas, entre otros.
  • Sufren de selectividad alimentaria. Por lo general sienten preferencia con pocos alimentos y rechazan ciertas texturas de estos.
  • No suelen hacer juegos de roles o imitación.

Otras características asociadas a los TEA

La mayoría de las personas que padecen un trastorno del espectro autista comparten ciertas características, sobre todo en lo que respecta al cumplimiento de hitos del desarrollo. Estas son algunas de las más comunes:

  • Desarrollan el habla mucho más tarde que la mayoría de los niños. Lo mismo sucede con las destrezas de movimiento
  • Existe un retraso en el aprendizaje de ciertas destrezas, sobre todo a nivel cognitivo.
  • Muchos suelen sufrir de hiperactividad, impulsividad o son distraídos.
  • Se pueden presentar episodios convulsivos.
  • Tienen problemas para establecer hábitos de alimentación y sueño.
  • Suelen padecer ciertos trastornos a nivel del sistema digestivo.
  • Su estado de ánimo cambia demasiado o tienen reacciones inusuales.
  • Pueden sentir mucho miedo o no sentirlo en absoluto.

Tipos de trastornos del espectro autista

Si bien en el pasado a todos se les catalogaba como autistas, en la actualidad se clasifican en distintos niveles o afecciones que permiten aplicar un mejor tratamiento a cada caso en particular. En cada tipo se agrupan ciertas características que permiten dar con un diagnóstico más claro:

Autismo o Síndrome Kanner

Es el tipo de TEA que suele diagnosticarse con mayor regularidad. Estas personas suelen carecer de la capacidad de conectar a nivel emocional con otros. Además, se adentran en sí mismos como si vivieran en un mundo propio. También tienen comportamientos repetitivos, sobre todo al realizar ciertas actividades como organizar, girar o mecerse (estereotipias).

Otra característica muy común en estos individuos es que padecen de sensibilidad auditiva, por lo que los sonidos y ruidos pueden generarles molestias. Parte de su actitud obsesiva los lleva a querer siempre usar prendas similares o hasta la misma ropa. Otro caso donde puede observarse esto es cuando suelen sentirse más a gusto en ciertas zonas de una habitación.

Síndrome de Asperger

Su diagnóstico puede complicarse ya que tiende a desarrollar una inteligencia que puede dejar en segundo plano los signos que presenta el individuo. Esto conlleva a que sea diagnosticado de una manera más tardía que el caso anterior.

Los síntomas que suelen destacar en quienes padecen el síndrome de Asperger se asocian a un déficit de las destrezas de comunicación como el habla, así como entender las ironías, sarcasmos o doble sentido.

Síndrome de Asperger

En muchos casos presentan problemas de conducta. Otro detalle es que tienen dificultades con la empatía, lo que les impide entender las emociones de otras personas. También desarrollan ciertas obsesiones, sobre todo en temas de conversación.

Aunque por lo general se desconocen las causas que provocan el TEA, en este caso se asocia a una disfunción en ciertas conexiones cerebrales. Siendo comprometidos seriamente la amígdala, los circuitos frontoestriados y temporales y el cerebelo, los cuales se han asociado al desarrollo de habilidades sociales.

Trastorno desintegrador infantil o Síndrome de Heller

Uno de los trastornos menos frecuentes pero con peor pronóstico ya que su diagnóstico suele ser tardío. Destaca por presentar síntomas similares a las afecciones anteriormente mencionadas aunque a veces el individuo mantuvo un desarrollo normal hasta los dos años. Pasada esta edad se presenta una regresión de las habilidades y destrezas de la persona, llegando a darse cuenta ella misma.

Trastorno generalizado del desarrollo no especificado

Aquí se agrupan todos aquellos casos que no encajan con los otros tipos de TEA mencionados. Los síntomas que se presentan son muy diversos pero siempre destacando por la dificultad de comunicarse con otros así como déficit en las habilidades sociales. También la conducta se ve altamente afectada, presentando un comportamiento e intereses peculiares.

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