Papilomas

Papilomas

Un papiloma es una lesión de la piel provocada por una infección vírica. El papiloma puede localizarse en cualquier zona del cuerpo infectando piel y mucosas. Cuando se localiza en el pie también se le conoce como verruga plantar.

El papiloma aparece en ocasiones recubierto de callosidad, lo que le hace difícil de diagnosticar a simple vista, ya que se puede confundir con un simple callo. Es de tamaño variable, pudiéndose presentar como la cabeza de un alfiler o tener el diámetro de una moneda de 100 ptas. El papiloma siempre empieza siendo una pequeña lesión que se confunde con un callo o una ampolla. A medida que transcurren los meses el papiloma crece aumentando de tamaño pudiendo incluso infectar zonas cercanas y creando una especie de colonia de papilomas.

A simple vista se distingue como una callosidad de tamaño variable, rodeado en ocasiones de una anillo un poco más blanquecino que el resto de la lesión, y a veces se pueden observar pequeños puntos negros o marrones a través de la lesión. Estos puntos son capilares hipertrofiados que se encuentran en una capa determinada de la piel.

La piel tiene varias capas, siendo la clasificación más general la de dividirla en dermis y epidermis. La dermis es la capa más profunda y es la capa que produce la piel en sí, es decir, en ella nacen las células que componen la piel. En esta capa se encuentra una zona que se denomina dermis papilar cuya morfología es parecida a la silueta de una cordillera montañosa. Esta es la capa que se afecta por el virus del papiloma.

Los papilomas pueden afectar cualquier área del pie, pero es más normal encontrarlo en la planta, y sobre todo en el talón. Esta circunstancia es meramente estadística, ya que un papiloma puede estar en cualquier zona del pie: entre los dedos, en el arco del pie, debajo de la uña, etc.

Índice
  1. ¿Por qué se produce?
  2. Síntomas de los papilomas
  3. Diagnóstico
  4. Tratamiento para los papilomas
  5. ¿Cómo evitarlo?

¿Por qué se produce?

El virus que provoca el papiloma humano es el papilomavirus. Este tipo de virus tiene diferentes subtipos y cada uno de ellos provoca una infección distinta. Afortunadamente en la mayoría de las ocasiones las lesiones son benignas y tan sólo son peligrosas en determinadas localizaciones como en el caso del papiloma genital.

Los papilomavirus son un género de la familia de los papovavirus. Los papilomavirus son virus pequeños 52-54um de diámetro. El virus del papiloma humano comprende una familia de más de 70 tipos de virus.

Mecanismos de producción

El mecanismo de producción del papiloma obedece al proceso de infección provocado por el virus. El calor y la humedad son factores que ayudan sustancialmente a que se produzca la infección, ya que dilatan los poros de la piel facilitando de esta forma la penetración del virus.

El inicio de la enfermedad comienza con el contacto de la piel del pie de la persona con el virus. Esta circunstancia se ve facilitada por la existencia de alguna fisura de la piel que ayude a la inoculación del virus. Las zonas traumatizadas con mucho más sensibles a padecer este tipo de infecciones ya que existe mayor probabilidad de que existe una rotura de la piel aunque sea microscópica.

El calor y la humedad son factores que ayudan sustancialmente a que se produzca la infección, ya que dilatan los poros de la piel facilitando de esta forma la penetración del virus.

Por otro lado el medio acuoso produce en la piel maceración, hecho que contribuye a que la piel sea más vulnerable al virus. Esta circunstancia explica que los papilomas se contagien con facilidad en duchas, piscinas, gimnasios y en general zonas donde la gente habitualmente camina descalza y existe humedad.

El exceso de sudoración es otro factor que ayuda a que la piel está más desprotegida y se facilite la infección. Una vez que el virus ha penetrado en la integridad de la piel, ataca a las células de la dermis y se introduce dentro de ellas, modificando su información genética y parasitándola. Esta circunstancia hace que el tratamiento de estas lesiones sea complicado puesto que para matar el virus tendremos que matar la célula que lo contiene o intervenir en el proceso en el que el virus pasa de una célula a otra.

El papiloma tiene un período de incubación que oscila entre 6 y 18 meses con un promedio de 9. Esta condición hace que la infección se haya producido con anterioridad al momento en el que se presenta la verruga en sí. Esto explica su aparición en meses posteriores a las vacaciones de verano o a los meses de más calor cuando normalmente se camina descalzo o se visitan playas o piscinas.

Posteriormente al período de incubación el papiloma se presenta como una callosidad de tamaño variable, rodeado en ocasiones de una anillo un poco más blanquecino que el resto de la lesión, y a veces se pueden observar pequeños puntos negros o marrones a través de la piel que lo cubre. Estos puntos son capilares hipertrofiados que se encuentran en una capa determinada de la piel.

Síntomas de los papilomas

La infección del virus provoca la aparición de una lesión recubierta y rodeada por una piel más engrosada de lo normal. Esta circunstancia hace que a menudo se confunda con una callosidad. Alrededor de la verruga se puede distinguir un anillo que lo delimita de la piel normal y que puede ser un poco más blanquecino. A través de la piel que lo recubre se pueden apreciar unos puntos negros que son capilares trombosados.

El tamaño de la verruga es variable y el color se acerca al amarillo-marrónaceo. A menudo puede aparecer una zona enrojecida.

Generalmente se cree que los papilomas son muy dolorosos, pero esto no siempre es así. Cuando la verruga se encuentra en zonas de apoyo o presión del pie, son dolorosos, pero si se localizan en zonas libres de presión pueden ser indoloros. Los papilomas duelen más si los pellizcamos que si los presionamos directamente, y esta circunstancia a menudo los diferencia de una callosidad.

Se pueden encontrar en cualquier zona del pie aunque es más frecuente que aparezcan en zonas de presión o de roce.

Diagnóstico

Para hacer un diagnóstico exacto de la lesión es necesario practicar una biopsia de la piel donde se encuentra y remitirlo a estudio anatomo-patológico, que consiste en estudiar la piel microscópicamente utilizando diversos agentes que colorean distintas zonas de la misma. A parte del estudio mediante biopsia, el papiloma se puede diagnosticar de acuerdo a la forma en la que se presenta.

Para diferenciarlo de una callosidad resulta útil lo que se conoce como el signo del timbre. Consiste en pellizcar la verruga, y si se incrementa el dolor sustancialmente respecto al dolor que produce la presión, existen posibilidades de que sea una verruga plantar.

También se puede diferenciar observando si se aprecian o no puntos negros, ya que los papilomas tienen esta apariencia por la trombosis de los capilares de la piel.

El podólogo puede realizar un diagnóstico cortando con bisturí la zona encallecida hasta encontrar estos puntos negros, que normalmente sangran cuando se llega a este nivel.
Otros métodos de diagnóstico más específicos consisten en pruebas de interpretación de la respuesta de los tejidos, pruebas de detección de proteínas o anticuerpos y pruebas de identificación viral.

Tratamiento para los papilomas

Existen varios tratamientos para solucionar los papilomas del pie. La existencia de una amplia gama terapéutica nos hace pensar que ningún tratamiento definido para la solución de la verruga plantar se ha impuesto como indiscutible frente a los demás.

Los tratamientos de los papilomas que normalmente se usan son:

  • Tratamientos mediante la utilización de sustancias ácidas o callicidas, que normalmente van a producir una quemadura de la piel para de esta forma eliminar el papiloma que se encuentra incluida en ella. Estos tratamientos son más tradicionales y se vienen usando desde hace muchos años. Cuentan con varios inconvenientes: uno de ellos es que son tratamientos que se alargan bastante debido a la dificultad de controlar la cantidad de ácido que se aplica en la verruga, otra es la incomodidad que supone el tener que llevar una cura que no se puede mojar ni lavar y también es importante tener en cuenta la posibilidad de extender la lesión por la agresión del ácido.
  • Otro tratamiento consiste en la aplicación en el interior de la lesión de un fármaco citostático como es el caso de la bleomicina. El uso de este tratamiento está sujeto a las complicaciones que pueden surgir de la utilización de este fármaco.
  • En los últimos años se ha impuesto el uso de la crioterapia como tratamiento de elección en la resolución de los papilomas.
    Consiste en la aplicación de frío sobre la lesión para provocar su congelación, hecho que ocasionará la destrucción de las células infectadas. Existen diversos agentes productores de frío como el nitrógeno líquido, el protóxido de nitrógeno, el dióxido de carbono, el dimetileterpropano o el hidrógeno líquido. En podología se usa con mayor frecuencia el nitrógeno líquido que se encuentra a una temperatura de 196º centígrados bajo cero. La aplicación del nitrógeno se realiza directamente sobre el papiloma mediante un algodón que se sumerge en el líquido y que posteriormente se mantiene sobre la zona durante unos segundos. El tiempo de aplicación cambia de acuerdo al tamaño de la lesión. En verrugas más grandes se tendrá que aplicar más tiempo, aunque la aplicación casi nunca pasa de 1 minuto. El tratamiento mediante Nitrógeno líquido es tolerable por niños y jóvenes y tiene una efectividad mayor a los demás tratamientos.
  • Otros tratamientos son la cirugía del papiloma y la utilización del bisturí eléctrico, aunque hoy en día se encuentran en desuso por las complicaciones que llevan asociadas.

¿Cómo evitarlo?

Para prevenir el contagio de papilomas deberé de tener en cuenta:

  • Nunca caminar descalzo en playas, piscinas, duchas comunes o gimnasios.
  • No intercambiar zapatos ni calcetines con familiares, amigos o en el trabajo.
  • No mojarnos el pie en piscinas ni en duchas comunes si se tiene una herida o rozadura en el pie.
  • Usar calcetines de lana, hilo o algodón y evitar el uso de fibras sintéticas.
  • No usar calzado que impida la correcta transpiración del pie y que mantenga el pie húmedo.
  • Usar un desodorante del pie de forma regular después de la higiene diaria.
  • Lavar el pie todo los días y si se suda mucho dos veces y cambiarse todos los días de calcetines.
  • Secar cuidadosamente el pie después del baño o la ducha para impedir la maceración.
  • Acudir al podólogo si tengo callosidades o durezas, para que las diferencia de posible papilomas.

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