Inteligencia emocional: concepto y categorías

Inteligencia emocional

“Cualquiera puede ponerse furioso…eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta… eso no es fácil.” - Aristóteles, “Ética a Nicómaco”.

Índice
  1. ¿Qué es la inteligencia emocional?
  2. 5 Categorías de inteligencia emocional
    1. Autoconciencia
    2. Automotivación
    3. Autorregulación o autocontrol
    4. Empatía
    5. Habilidades sociales
  3. Evaluaciones de inteligencia emocional
  4. ¿Se pueden regular las emociones?

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad que presenta un individuo para identificar y manejar sus propias emociones,  comprender las emociones de los demás, tolerar presiones y frustraciones, incrementar habilidades sociales y empáticas y aumentar sus capacidades de desarrollo social.

El término de inteligencia emocional comenzó a hacerse conocido por Howard Gardner  y su teoría de las inteligencias múltiples, pero terminó de popularizarse masivamente a través del libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman.

Hoy en día, es necesario desarrollar las habilidades de inteligencia emocional para comprender mejor, empatizar y negociar con otras personas; esto nos brindará mayor éxito a nivel personal, social y laboral.

Al tener habilidades de inteligencia emocional, el sujeto comprende mejor lo que las otras personas desean y lo que las motiva, y a la vez le brinda la capacidad de ser más empático y asertivo con las mismas.

Usualmente las personas que desarrollan la habilidad de inteligencia emocional tienen más éxito laboral, pues si bien en las empresas buscan personas capacitadas, también buscan personas que sepan comunicarse, delegar y ayudar al resto, y estas habilidades son parte de la inteligencia emocional.

5 Categorías de inteligencia emocional

Autoconciencia

La autoconciencia es la capacidad para reconocer una emoción en el momento en el que esta intenta tomar posesión de nosotros.

El primer paso hacia la inteligencia emocional es poder controlar nuestras emociones y no dejar que estas nos dominen. Debemos tomar conciencia y reconocer cuando aparecen nuestras emociones y  aprender a manejarlas, teniendo en cuenta los efectos que están podrían tener. Para poder manejar adecuadamente las emociones hace falta tener una gran capacidad de autoconfianza.

Automotivación

Estar motivado es otra de las claves de la inteligencia emocional. Es necesario tener una meta, un objetivo a seguir, algo que deseemos lograr, pues aquí aparece la motivación.

La automotivación presenta: una iniciativa, esfuerzo para alcanzar el objetivo, compromiso con el mismo, y optimismo ante las oportunidades o dificultades que se presentan para alcanzarlo. El motivarse para alcanzar algo, lo que sea, requiere de una actitud optimista, pues siendo pesimistas nos estancamos en un pozo que no nos permite avanzar.

Autorregulación o autocontrol

El autocontrol se refiere al manejo de las emociones. Si bien podemos tener consciencia de ellas, para algunas personas no es fácil manejarlas, pues en realidad no es fácil, por eso se requiere de una gran capacidad de autocontrol para poder entender nuestras emociones y manejarlas de la manera más armónica posible.

Para llegar a un alto nivel de autocontrol de nuestras emociones debemos: ser asertivos, manejar nuestros impulsos, mantener ciertos estándares de honestidad, estar abiertos a ideas nuevas, ser flexibles ante ciertas situaciones, asumir nuestras propias responsabilidades.

Empatía

Con empatía nos referimos a tener la habilidad de ponernos en el lugar de la otra persona, intentar compartir, pensar y sentir como el otro. El “ver a través de los ojos de otra persona” nos otorga una gran conexión con el otro, y de esta manera podemos responder adecuadamente ante las necesidades de este.

Una persona empática tiene mayores posibilidades de ser asertivo y lograr mayor éxito en el área que se proponga.

Habilidades sociales

Tener habilidades sociales o habilidades interpersonales significa tener buena relación con las demás personas.

Para manejar de manera adecuada nuestras habilidades interpersonales es necesario: actuar de manera positiva, mantener autocontrol y autoconfianza, tener un buen nivel de autoestima, saber controlar la ansiedad, escuchar opiniones del resto y responder adecuadamente, expresar de forma concreta nuestros deseos y estar seguros de ellos, poder entender, negociar y resolver desacuerdos.

Evaluaciones de inteligencia emocional

Evaluaciones de inteligencia emocional

El director del Centro de Inteligencia emocional, Marc Brackett, en sus primeras investigaciones para medir la inteligencia emocional de los sujetos, descubrió que las personas presentan una tendencia a sobreestimar su inteligencia emocional, por lo que él estima que ésta debe ser medida a través de evaluaciones de rendimiento.

En una evaluación de rendimiento, se requiere que las personas resuelvan diferentes tipos de problemas; por ejemplo:pueden hacerles reconocer expresiones faciales o crear estrategias para resolver una situación emocionalmente tensa. De esta manera, se busca que sus conocimientos y sus capacidades puedan ser probadas en oposición a sus creencias sobre ellos mismos.

Otra de las forma de evaluación de inteligencia emocional, utilizada con mayor frecuencia en el ámbito laboral, es la llamada evaluación 360. Este tipo de evaluación es un proceso que involucra la retroalimentación de compañeros y superiores, quienes son los encargados de evaluar la inteligencia emocional de una persona en su trabajo. Generalmente las evaluaciones 360, luego son comparadas con la auto-evaluación, lo que brinda una mayor certeza del verdadero rendimiento y nivel de inteligencia emocional del sujeto evaluado.

¿Se pueden regular las emociones?

Nuestro cerebro emocional, regulado por el sistema límbico, es una de las partes más antiguas del cerebro, sobre todo en comparación a la corteza prefrontal, que es nuestra parte pensante. Debido a que nuestra parte emocional es mayormente dominante, es normal que parezca que nuestras emociones nos afectan y, a veces, se apropian de nuestro pensamiento.

Con las emociones desplegamos una energía extraordinaria y nos volcamos en un a multitud de expresiones. Estas emociones irrumpen violenta y fugitivamente en el campo de nuestra consciencia, por lo que a veces no es posible detenerlas fácilmente y terminan apropiándose de nuestra mente.

Bajo el influjo de las emociones nuestro tono afectivo habitual puede resultar perturbado. Se altera por completo el régimen de nuestros pensamientos y podemos hasta perder el control de nuestras acciones.

Lo que antes se creía imposible, hoy sabemos que no lo es. Entendemos que nuestras emociones pueden controlar nuestra mente, pero la corteza prefrontal del ser humano ha evolucionado de tal forma que hoy, nosotros también podemos tomar el control de nuestras emociones.

Para tomar el control de nuestras emociones primero debemos ser conscientes de ellas; saber cuales son, que efectos están teniendo en nuestra psiquis y cual fue la situación disparadora de dichas emociones.

Siguiendo los pasos anteriores... Primero debemos identificar las emociones; a veces darles nombre nos ayuda a tener una mayor claridad sobre nuestro estado emocional. Luego veremos que ocurrió en nuestra mente cuando esa emoción apareció y tomamos consciencia de nuestros actos, por ejemplo: si estuvimos ante una emoción de ira quizás pudimos habernos puesto violentos, aventar algún objeto o, maltratar física o verbalmente a una persona.

Una vez que las emociones y sus efectos están identificadas, pasaremos a descubrir por qué ocurrieron. ¿Qué está causando este sentimiento? ¿Cuál fue la situación que desencadenó esa situación? Probablemente la mente siempre buscará una respuesta ante estas preguntas. La mayoría de las veces, simplemente la forma en la que pensamos en una situación nos hace sentir de una manera determinada y despierta diferentes emociones.

Cuando terminamos de despejar las interrogantes sobre nuestro estado emocional, podemos comenzar a pensar en la manera de controlarlas. A veces debemos cambiar la forma de pensar sobre una situación en particular, puesto que, nuestros pensamientos nos conducen directamente a nuestros sentimientos, por lo que si nos sentimos mal, probablemente tengamos pensamientos negativo y esto despertará emociones negativas. Si logramos comprender las emociones y pensar en otras formas posibles de ver  o resolver una situación, comenzaremos a tener el control de nuestra mente y sentirnos mejor.

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