Eosinófilos altos

Dentro de los variopintos glóbulos blancos, existen unas células granuladas que se conocen como eosinófilos, con sus propias características específicas y funciones particulares. Tener los eosinófilos altos no es una enfermedad, sino la consecuencia de algún proceso asociado a una enfermedad o deterioro que está teniendo lugar en nuestro organismo.

Un examen médico que revele que tenemos los valores de Eosinófilos altos es una alerta temprana que nos debe motivar a evaluar la razón de la anomalía. Por lo tanto, en este post vamos a considerar qué son los Eosinófilos, cómo se determina que los valores están elevados y qué hacer en ese caso.

¿Qué son los Eosinófilos?

Los leucocitos o glóbulos blancos son un conjunto de células heterogéneas que están presentes en la sangre para dar respuesta inmunitaria ante la aparición de antígenos o sustancias extrañas en el organismo. En otras palabras, los leucocitos son las células encargadas de defender a nuestro cuerpo frente a la agresión de las distintas enfermedades y una de esas células son las llamadas Eosinófilos.

Al contrario que otros leucocitos que se generan en el tejido linfático, los eosinófilos son desarrollados exclusivamente en la médula ósea. Tras pasar por un proceso de maduración que dura en torno a unos ocho días, tardan alrededor de doce horas en llegar a su tejido de destino.

El destino puede ser cualquier lugar del organismo, donde permanecerán hasta un par de semanas realizando sus funciones de protección contra agentes ajenos al cuerpo. Cuando un antígeno se ha introducido en el cuerpo, los eosinófilos acuden para neutralizar sus consecuencias perniciosas y acabar con cualquier potencial peligro.

Funciones de los Eosinófilos

Los eosinófilos son una parte fundamental del sistema inmune de nuestro cuerpo y participan especialmente durante estos procesos:

• Controlan o regulan la inflamación del tejido: cumplen su papel principal durante los procesos inflamatorios, en especial cuando estos se deben a trastornos de tipo alérgico. Los eosinófilos contribuyen a promover la inflamación del tejido infectado, proceso natural que ayuda a aislar y controlar el sitio de una afección.

Por citar un caso, los eosinófilos tienen participación o relación directa con los síntomas del asma y las alergias, como la rinitis alérgica o fiebre del heno. Claro está, otros trastornos de salud pueden alterar al sistema inmune y promover una inflamación crónica o que no remite.

• Destruyen las sustancias extrañas: por otro lado, el papel de los eosinófilos va más allá de actuar cuando existen alergias, pues también realizan funciones importantes en la lucha contra las infecciones parasitarias, virales y bacterianas. De hecho, es característico observar aumentos bruscos en la concentración de eosinófilos en la sangre cuando el organismo combate contra una infección.

Los eosinófilos están diseñados para destruir las sustancias extrañas en el organismo, combatiendo las sustancias asociadas a la infección parasitaria, de forma que el sistema inmune ya ha determinado que se debe erradicar.

Valores normales de eosinófilos en sangre

Como cualquier otro elemento que forma parte del complejísimo cuerpo humano, los eosinófilos deben mantenerse dentro de unos parámetros de referencia que marquen un equilibrio, asegurando un buen estado de salud. Lo normal, es que estas células supongan en torno al 1-6 por ciento del total de glóbulos blancos. Si traducimos el porcentaje en números, un recuento de eosinófilos no debe ser nunca superior a unos 350 por cada microlitro de sangre.

Cuando estas células aparecen en cantidades excesivamente altas en la sangre (debido a reacciones exageradas ante la aparición de un problema médico, normalmente una alergia o asma), dicha abundancia puede tener consecuencias negativas para la salud de las personas, pues estas células liberan ciertas sustancias que son potencialmente tóxicas para el organismo. De hecho, es habitual que un profesional sanitario solicite un conteo de eosinófilos, ya que esto va a poder ayudarle a entender qué está causando el problema que sufre el paciente.

Se considera alta la presencia de entre 400-450 eosinófilos por microlitro de sangre, y esta cantidad no debe superarse nunca: pues puede ser el síntoma de enfermedades de muy diversa índole.

¿Qué examen determina que se tienen los eosinófilos altos?

El examen médico que determina los niveles de eosinófilos se llama: Conteo absoluto de eosinófilos y es un examen sanguíneo que mide la cantidad de estas células. Para realizar el examen, el especialista le extraerá la sangre de una vena de la cara interior del codo y en algunos casos del dorso de la mano.

Es un procedimiento habitual al que quizás ya te has sometido para otros tipos de exámenes médicos de sangre, donde limpian con antiséptico la piel. Recuerde que normalmente le colocan una banda elástica en el antebrazo para ejercer presión y evitar así el paso de sangre por la vena.

Después de los pasos anteriores, el especialista coloca la aguja de la jeringa en la vena para colectar la sangre. Utilizarán un recipiente hermético esterilizado para guardar la muestra y retirarán la banda elástica del brazo, después quitan la aguja y cubren la piel donde se realiza la punción.

Aunque no es necesario ir en ayunas al médico, es necesario informar si se toma algún medicamento que pueda alterar el resultado del examen. Algunos de los fármacos, incluyendo los que no usan prescripción médica, son los siguientes:

1. Supresores del apetito o Anfetaminas.
2. Algunos tipos de laxantes que tienen el compuesto llamado psyllium.
3. Determinados tipos de antibióticos.
4. Tranquilizantes.
5. Interferones (compuesto que ayuda al sistema inmune a contrarrestar las infecciones).

Qué ocurre cuando tenemos los eosinófilos altos

El término médico que describe cuando se tiene eosinófilos altos en el torrente sanguíneo es la eosinofilia. En números, encontrar más de 500 eosinófilos por microlitro de sangre, se considera generalmente eosinofilia para los adultos. Cuando los niveles altos se dan localmente, debido a una infección o a una inflamación, esto se conoce como eosinofilia tisular. Así mismo, cuando el recuento de eosinófilos supera los 1500 por microlitro de sangre, y este problema persiste a lo largo de varios meses, nos encontramos frente a un síndrome hipereosinofílico.

Síntomas de la eosinofilia

Los síntomas típicos de la eosinofilia suelen ser sibilancias, tos y dificultades para respirar. Otras veces, pueden causar dolor abdominal y diarrea. Menos frecuentes son los casos de sudoración nocturna, erupciones cutáneas y pérdida de peso. Puesto que estos síntomas son bastante típicos, no siempre indican la presencia de esta enfermedad. No obstante, siempre es aconsejable acudir al médico cuando se está padeciendo alguno de estos indicios.

Causas y riesgos de los eosinófilos altos

La eosinofilia suele aparecer en presencia de otros problemas médicos, tales como las alergias, que aumentan la incidencia de los eosinófilos. Así mismo, también es típico encontrarla cuando existen problemas de asma o fiebre de heno. Enfermedades como la vasculitis, la cirrosis, y distintas patologías pulmonares, de piel y ciertos tumores, suelen desencadenar también cantidades anormalmente altas de eosinófilos en sangre. En los países subdesarrollados, por su parte, las infecciones parasitarias son las causas principales de los eosinófilos altos. Estos factores de riesgo pueden estar relacionados también con los efectos secundarios de ciertos medicamentos, recetados para tratar dichas patologías.

Las dificultades que se presentan en el paciente de eosinofilia son, en esencia, las mismas que la afección subyacente que la desencadena: si la afección subyacente es el asma, el paciente sufrirá dificultades para respirar y sibilancia, mientras que si el desencadenante ha sido un parásito, se observará fiebre, dolor abdominal y erupciones en la piel del paciente infectado.

Otras causas posibles de la eosinofilia

Además de los factores mencionados hasta el momento, otras causas de los valores de eosinófilos altos o la eosinofilia son los siguientes:

• El consumo de ciertos medicamentos que con mucha frecuencia causan eosinofilia, como son el ácido acetilsalicílico, tratamientos para la tensión alta y los antibióticos. 
• Las enfermedades causadas por los parásitos como la ascaridiasis, la toxocariasis, la esquistosomiasis, la filariasis linfática y la enterobiasis, que son las más comunes. 
• Diversos tipos de cáncer como la LMA, la Leucemia Mielógena Aguda, Linfoma de Hodgkin, el cáncer de ovario o la Leucemia Eosinofílica.
• Diversas inflamaciones de la piel por el penfigoide ampolloso, una dermatitis atópica o eccemas. 
• Trastornos hematológicos como el llamado Síndrome de Churg-Straus. 
• Enfermedades infecciosas como la fiebre tifoidea o la tuberculosis. 
• El VIH o virus de la inmunodeficiencia humana y el SIDA.
• Padecer alguna enfermedad intestinal que produzca inflamación.

Tratamiento de los eosinofilia o eosinófilos altos

El tratamiento de la eosinofilia suele estar dirigido a la causa subyacente. No obstante, para los casos menos graves, suele recurrirse al uso de corticoides, muy eficaces para disminuir la cantidad de eosinófilos en sangre en los procesos de alergia.

Para formas más graves de eosinofilia, cuando los órganos vitales se encuentran afectados, se suele requerir el uso de medicamentos más agresivos, como terapias anticoagulantes o agentes quimioterapéuticos.

Por último, en casos extremos, puede llegar a ser necesario recurrir a la cirugía, para restaurar las funciones normales de los órganos afectados.