Sistema linfático

Sistema linfático

El sistema linfático, usualmente conocido también como ‘sistema vascular’, tiene una función primordial en nuestro organismo. Siendo además, este parte del aparato circulatorio de nuestro cuerpo. Si quieres conocer con detalle sobre la composición del sistema linfático, así como su funcionamiento y las enfermedades relacionados a este, entonces continúa leyendo.

Índice
  1. ¿Qué es el sistema linfático?
  2. ¿Para qué sirve el sistema linfático?
  3. Cuál es su composición
  4. Órganos y tejidos linfoides
    1. Composición de los órganos y tejidos linfoides
    2. Órganos linfoides primarios
    3. Órganos linfoides secundarios
  5. Tejidos linfoides
    1. Las placas de Peyer
    2. Las amígdalas
  6. Vasos linfáticos
    1. Capilares linfáticos
    2. Canales prelinfáticos
    3. Conducto torácico
  7. ¿Cómo funciona el sistema linfático?
  8. Enfermedades del sistema linfático
    1. Adenopatías
    2. Linfedema
    3. Lipedema
    4. Linfangitis
    5. Linfoma o cáncer
  9. El sistema linfático, un mecanismo vital para proteger nuestro organismo

¿Qué es el sistema linfático?

Como recién se ha mencionado, el sistema linfático es parte del sistema circulatorio, y podría decirse que básicamente, funciona como el vehículo a través del cual se transporta la ‘linfa’ en nuestro cuerpo. El mismo además, tiene algunas similitudes con el sistema circulatorio, motivo por el cual se le considera como un sistema secundario de circulación.

¿Para qué sirve el sistema linfático?

Funciones del sistema linfático

El sistema linfático es el encargado de que se transporte la linfa a través de nuestro cuerpo. Dicha linfa, puede describirse como un líquido de color transparente, el cual se traslada por medio de los vasos linfáticos, que evidentemente componen el sistema linfático.

Es así, que la función principal que cumple el sistema linfático es transportar la linfa a través de nuestro cuerpo, tal como se mencionó más arriba. A pesar de que en algunas ocasiones hay quienes confunden el líquido que transforma el sistema linfático, este se limita a transportar únicamente linfa, no sangre, como ha llegado a creerse por equivocación en ocasiones.

Cuál es su composición

Al ser un sistema circulatorio grande y de vital importancia para nuestro cuerpo, su composición es bastante amplia. Encontrándose así, compuesto por una gran cantidad de elementos. Entre ellos, se encuentran diversos órganos y tejidos clasificados en características primarias y secundarias de acuerdo a su nivel de importancia y a las funciones que cumplen.

Esquema del sistema linfático (ganglios)

A continuación, te mencionaremos con mayor detalle todos los órganos y tejidos linfoides que componen el sistema linfático o sistema vascular. De esa manera, podrás conocer la gran importancia que posee esta estructura anatómica para el buen funcionamiento de nuestro organismo.

Órganos y tejidos linfoides

Tal como se mencionó antes, los órganos linfoides pueden encontrarse clasificados de dos maneras, dividiéndose así estos en órganos linfoides primarios y secundarios. Cada una de estas clasificaciones cumplen funciones de gran importancia para nuestro cuerpo

Sin embargo, antes de entrar en materia sobre estas clasificaciones, debes conocer también acerca de los linfocitos que forman parte de estos órganos linfoides tanto primarios como secundarios.

Composición de los órganos y tejidos linfoides

Para que exista tejido linfoide como tal, debe encontrarse presente en los conjuntos del tejido una cantidad mayoritaria de linfocitos. Estos linfocitos se encuentran divididos en dos tipos y cumplen tareas determinadas. Siendo estos, los siguientes.

Linfocitos ‘T’

Puede decirse que los linfocitos ‘T’ son los guardianes de nuestro sistema inmunológico. Esto se debe, a que los mismos tienen la tarea de atacar o erradicar las células infectadas en nuestro organismo. De esta manera, para lograr que nuestro cuerpo se encuentre inmune, pueden emplear tanto el uso de macrófagos, así como de otro tipo de linfocitos.

Linfocitos T

Linfocitos ‘B’

Por su parte, los linfocitos ‘B’ también se encargan de proteger nuestro sistema inmune. Sin embargo, estos lo hacen a través de un mecanismo conocido como la ‘inmunidad humoral’. Además, estos linfocitos cumplen la función de identificar los antígenos en nuestro organismo, protegiéndonos a través de la generación de diversos tipos de anticuerpos.

Órganos linfoides primarios

Como se ha mencionado anteriormente, los órganos linfoides se clasifican en primarios y secundarios. En donde la función de los linfoides primarios, consiste en permitir el proceso de maduración que atraviesan los linfocitos. Siendo estos posteriormente diferenciados de acuerdo a su clasificación ‘T’ o ‘B’ respectivamente.

Los órganos linfoides primarios son 2, el timo y la médula ósea. Siendo las funciones específicas que cumplen cada uno de estos en nuestro organismo, las siguientes:

El timo

Este órgano linfoide primario, cumple la función de generar los linfocitos ‘t’ así como de velar porque el proceso de maduración de los mismos se cumpla de manera adecuada. Es por este motivo, que el mismo suele ser considerado como uno de los órganos de mayor importancia en el sistema linfático.

La médula ósea

Por su parte, la médula ósea cumple otra función vital para nuestro organismo, sin la que el mismo se vería bastante indefenso ante una gran cantidad de agentes externos, se trata de la ‘hematopoyesis’. Este proceso básicamente, se encarga de la producción celular que se encuentran presentes en nuestra sangre.

Órganos linfoides secundarios

También conocidos como órganos linfoides periféricos, se caracterizan por actuar de manera diligente para proteger a nuestro cuerpo de los agentes extraños que puedan perjudicarlo. Entre estos órganos linfoides secundarios, se encuentran el Bazo, así como el tejido linfoide asociado a las mucosas y los ganglios linfáticos, de los que te hablaremos a continuación.

El bazo

Se trata de uno de los órganos con mayor importancia para nuestro cuerpo, pues el mismo cumple la función de filtrar nuestra sangre. De esta manera, se asegura de que nuestra sangre se encuentre limpia, y libre de las células que se encuentren alteradas. Sin embargo, eso no es todo, el bazo también se encarga de cumplir otras funciones importantes, tales como:

  • Contribuye con la transportación de los nutrientes.
  • Tiene participación en la digestión, al participar en el proceso de la digestión transformando los alimentos que entran en nuestro organismo.
  • Es el órgano encargado de erradicar los glóbulos obsoletos para nuestro organismo.
  • Juega un papel importante en la fabricación de los linfocitos.

Los ganglios linfáticos

Estos también suelen ser conocidos como ‘nódulos linfáticos’, y se caracterizan por encontrarse dispersos a lo largo de nuestro organismo. Cabe destacar, que una de las funciones principales de estos tejidos linfoides, es la de permitir tanto la entrada como la salida del líquido intersticial a través de sus cápsulas. Funcionando de esa manera como una especie de ‘purificadores’ de la linfa, de allí su razón de que los mismos puedan encontrarse distribuidos a lo largo de nuestro cuerpo.

Además, la presencia de estos ganglios en nuestro cuerpo es numerosa, por lo que se cree que en promedio cada ser humano posee alrededor de 800 y 1000 ganglios linfáticos en todo su organismo.

Estos además, tras su agrupación suelen consolidar las famosas ‘cadenas ganglionares’, aumentando su presencia de manera considerable, en las zonas en donde se encuentre la presencia más prominente de los vasos linfáticos.

Tejidos linfoides

A pesar de que el concepto relacionado con los tejidos linfoides puede ser bastante amplio, dentro de la clasificación de estos encontraremos principalmente tanto a las placas de Peyer como a las amígdalas. Siendo posible que hayas escuchado sobre estos dos tejidos linfoides. En caso de que los desconozcas, a continuación te mencionaremos algunas de sus funciones.

Las placas de Peyer

Básicamente, las placas de peyer son parte del tejido linfático que se encuentran ubicadas en las paredes intestinales (específicamente en el intestino delgado). Estas placas, cumplen la importante tarea de detectar los antígenos que pueden penetrar en nuestro organismo a través de los alimentos ingeridos.

Al ser detectados dichos antígenos, las placas de peyer proceden a erradicarlos a través de macrófagos. De esta manera, se aseguran de que el área intestinal de nuestro cuerpo, se encuentre libre de las bacterias que puedan presentar una potencial amenaza para nuestro organismo.

Teniendo en cuenta la importante función que cumplen las placas de peyer y el mecanismo que emplean para erradicar los microorganismos, puede intuirse que las mismas se componen en su mayoría por los linfocitos ‘B’.

Las amígdalas

Amígdalas

Las amígdalas también forman parte importante del tejido linfoide asociado a las mucosas. A pesar de que las amígdalas son fácilmente reconocibles por la mayoría de personas, por lo general solo suelen ser distinguidas las ‘amígdalas palatinas’.

Sin embargo, también existen las amígdalas faríngeas y las amígdalas linguales que también cumplen una función importante. Sobre las cuales, procederemos a hablarte con detalle brevemente.

Amígdala faríngea

A estas, también se les suele conocer popularmente como ‘adenoides’ y se caracterizan por encontrarse ubicadas justo en el punto de unión entre la cavidad nasal y bucal. Al igual que las amígdalas palatinas, las amígdalas faríngeas también cumplen funciones importantes para proteger nuestro organismo.

De manera que cuando las mismas fallan o sufren un crecimiento anormal, también conocido como ‘hipertrofia’, pueden verse presentes diversas patologías, tales como:

  • Halitosis.
  • Goteo Nasal crónico.
  • Apnea del sueño.
  • Ronquidos.

Amígdala lingual

A pesar de que estas amígdalas no son muy conocidas, también forman parte del sistema de amígdalas como tal, y por ende del tejido linfoide. Tal como puede intuirse por su nombre, las amígdalas linguales se encuentran ubicadas en la lengua, encontrándose estas dos, posicionadas en cada lado de la lengua respectivamente, muy cerca de su base.

En cuanto a sus funciones, se asemejan bastante a las cumplidas por las amígdalas palatinas y las amígdalas faríngeas. Encargándose así, estos 3 tipos de amígdalas de proteger a nuestro cuerpo de todos los virus, bacterias y microorganismos que puedan ingresar al mismo a través de las vías orales y nasales.

Amígdala Palatina

Por su parte, las amígdalas palatinas son aquellas que podemos encontrar ubicadas al fondo de nuestra boca, y las que suelen reconocerse a simple vista. Estas dos masas de tejido linfoide junto a las amígdalas linguales, se encargan de proteger en gran manera a nuestro organismo de todas las amenazas que puedan entrar a través de la vía oral.

La amígdala palatina debido a su exhaustiva función defensiva, suele ser la que con mayor frecuencia presenta daños. Requiriendo así en una gran cantidad de casos, su extracción quirúrgica cuando experimentan gran deterioro y ya no pueden cumplir su respectiva función defensiva.

Cabe destacar, que estos 3 tipos de amígdalas mencionadas anteriormente forman parte del conocido ‘anillo de waldeyer’. Dicho anillo, agrupa a todo el tejido linfático presente en la faringe, al que se les considera como amígdalas.

Vasos linfáticos

Tal como puede intuirse por su nombre, los vasos linfáticos cumplen la función de conducir la linfa y todo lo que compone a esta sustancia. Pudiendo transportar de esa manera, tanto las células como el material que el organismo desechará a través de la linfa.

Estos vasos pueden encontrarse presentes alrededor de nuestro cuerpo y cuentan con diversos tamaños. A continuación, te hablaremos sobre algunos de ellos, y las funciones que pueden cumplir en el organismo. La cual a su vez, se relaciona con los ganglios linfáticos mencionados anteriormente.

Capilares linfáticos

En primer lugar tenemos a los capilares linfáticos. Estos, se encuentran presentes prácticamente en todas las áreas de nuestro cuerpo, y se caracterizan por ser los vasos linfáticos con menor tamaño.

Además, es en los capilares linfáticos es en donde el sistema linfático comienza un proceso de transformación que le permite llevar a cabo sus funciones de manera eficaz. Por otro lado, en estos capilares linfáticos también ocurre la respectiva recolección de la linfa. Siendo a pesar de su pequeño tamaño, de gran importancia para el buen funcionamiento del sistema vascular.

Canales prelinfáticos

En segundo lugar, tenemos los canales prelinfáticos, que a pesar de no ser como tal unos vasos linfáticos, cumplen una tarea determinante. Estos, son los encargados de que el líquido intersticial pueda llegar hasta los capilares linfáticos, en donde posteriormente dicho líquido pasará a convertirse en parte de la linfa.

Conducto torácico

Por último, nos encontramos con el conducto torácico, caracterizado este por ser el vaso de mayor tamaño en nuestro organismo. El mismo cuenta con una extensión que va desde el nivel del abdomen, hasta el conocido ‘ángulo venoso’ que se encuentra ubicado cerca de la región torácica.

Siendo así, debido a su gran tamaño y a las funciones que cumple, el conducto torácico uno de los vasos linfáticos primordiales de nuestro cuerpo.

¿Cómo funciona el sistema linfático?

El funcionamiento del sistema linfático es realmente curioso. Ya que, a pesar de que este no cuenta con un sistema de bombeo como tal, logra a través de diversas funciones de nuestro cuerpo, impulsar el traslado de la linfa a través del mismo.

De esta manera, aprovecha el funcionamiento tanto de los músculos encontrados en diversas regiones del cuerpo así como de la misma estructura ósea, para que se impulse el líquido intersticial o linfa en el organismo.

No olvidemos además, que la linfa también cuenta con su propio sistema valvular. Este, cumple la importante función de evitar que el líquido intersticial presente obstrucciones o sea incapaz de continuar con su trayectoria.

Enfermedades del sistema linfático

En vista de que el sistema linfático se encarga de cubrir prácticamente todo nuestro cuerpo, las patologías que pueden presentarse relacionadas con el mismo son diversas. Encontrándose así, entre algunas de las principales, las siguientes:

Adenopatías

Las adenopatías suelen estar relacionadas con inflamaciones de los ganglios linfáticos que se producen de manera repentina. Debido a la gran presencia de estos ganglios linfáticos en todo el cuerpo, dichas inflamaciones o tumoraciones pueden aparecer como consecuencia de diversos factores. No obstante, los mismos suelen relacionarse principalmente con infecciones.

Cabe destacar, que en la mayoría de casos las adenopatías suelen tener un cuadro clínico leve. Sin embargo, en ocasiones pueden ser mucho más severas estando así relacionadas principalmente con la presencia de cáncer. Ante la presencia de cualquier tipo de adenopatía, lo ideal es acudir de inmediato con el médico para realizarse los exámenes correspondientes.

Adenopatías en sistema linfático

Linfedema

Se trata de otra de las patologías más comunes relacionadas con el sistema linfático. El linfedema, se produce ante la imposibilidad del sistema linfático de cumplir con su debido proceso de drenaje del líquido intersticial. Esto como consecuencia, produce una retención de líquido en el cuerpo, y posteriormente una hinchazón en diversas partes del cuerpo.

Cabe destacar, que la presencia de esta patología suele verse con mayor frecuencia en los pacientes con casos de cáncer, debido a que pueden estar expuestos a sufrir casos de ‘esclerosis ganglionar’. Por otro lado, todas aquellas personas a quienes se les haya extirpado ganglios, también tienen mayor riesgo de padecer linfedema.

Lipedema

Esta también se conoce como la ‘enfermedad de los tobillos anchos’, debido a que quienes sufren de esta patología, suelen acumular grasa en las extremidades (principalmente las piernas), obstruyendo de esa manera el sistema vascular o linfático. Sin embargo si esta enfermedad avanza y no es tratada de manera oportuna, puede afectar también los brazos.

Cabe destacar, que esta es una patología que suele afectar especialmente a las mujeres. Siendo así, poco usuales los casos de lipedema presentes en los hombres. Por lo que, se estima que los factores que originan la aparición de esta enfermedad, se encuentran asociados principalmente a factores hormonales, y en algunos casos a factores genéticos.

Asimismo, muchas veces de manera errónea suele asociarse esta enfermedad con problemas de obesidad. No obstante, ambas patologías no son iguales, por lo que se debe procurar establecer diferencias claras entre ambas. Ya que, la lipedema no puede tratarse con los mismos métodos empleados para disminuir los problemas ocasionados por la obesidad.

Linfangitis

Se trata de una enfermedad donde los canales linfáticos pueden resultar inflamados por la presencia de agentes externos perjudiciales para nuestro cuerpo, tal como las bacterias. Cabe destacar, que esta enfermedad suele aparecer a causa de los ‘estreptococos’. Sin embargo, en otros casos la presencia de esta patología puede originarse debido a otros tipos de factores.

En vista de que se trata de una enfermedad cutánea, la misma puede producirse por aberturas en la piel. Desde rasguños, hasta otro tipo de heridas causadas en el área cutánea pueden representar un factor de riesgo para la presencia de linfangitis. Sin embargo, cuando esta enfermedad aparece, lo hace con algunos síntomas particulares, tales como los siguientes:

  • Escalofríos.
  • Fiebre.
  • Dolor de cabeza.
  • Presión irregular a nivel cardíaco.

Además, cuando la linfangitis evoluciona, puede verse en la piel la presencia de líneas de color rojo de diverso tamaño. Además, de acuerdo al estado en que se encuentre la patología, estas líneas pueden presentar o no, molestias o dolor al contacto físico.

Es así, que resulta importante tratar de manera oportuna este trastorno de la piel. Ya que, en caso de que la enfermedad evolucione y no se realice ningún tratamiento, puede llegar a poner en peligro nuestra vida.

Linfoma o cáncer

A pesar de que la aparición del linfoma o cáncer originada por problemas relacionados al sistema linfático no es muy frecuente, sí representa un riesgo. De manera que, cuando se corrompen los linfocitos o se generan de manera ‘maligna’, afectan directamente los ganglios linfáticos y en ocasiones a otras partes del cuerpo. Originando así, la aparición del cáncer.

Cabe destacar, que en la actualidad se desconocen los factores específicos responsables de general la aparición de linfomas o cáncer. Sin embargo, la presencia de esta patología suele asociarse principalmente a agentes bacterianos, o a factores externos relacionados con la exposición a la radiación, así como a productos químicos nocivos para el organismo.

Los síntomas principales de los linfomas pueden manifestarse de manera estética con la inflamación de estos ganglios inflamados. Pudiendo así, aparecer en áreas comunes tales como la ingle y el cuello. Sin embargo, también estos linfomas pueden generarse en otras zonas del cuerpo en donde resulta más difícil su detección temprana.

Sin embargo, ante la presencia de cualquier inflamación anormal en el cuerpo, se recomienda acudir con un profesional de la salud. De esa manera, si se trata de un linfoma el mismo podrá ser tratado a tiempo de acuerdo a su tipo (dependiendo si se trata de un linfoma indolente o agresivo).

El sistema linfático, un mecanismo vital para proteger nuestro organismo

Tal como hemos visto, el sistema linfático juega un papel trascendental para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. De allí, la gran importancia ante el correcto funcionamiento de este sistema para que nuestro cuerpo pueda reaccionar y protegerse contra cualquier amenaza a través de los linfocitos.

Recuerda que ante cualquier síntoma que indique una posible enfermedad relacionada al sistema linfático, lo mejor es acudir de inmediato con el médico. De esa manera, detectando de manera temprana cualquier patología, podrás llevar a cabo un tratamiento que te permitirá tratarla de manera exitosa.

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