Disartria

Disartria

La disartria es un trastorno del habla que afecta a un alto porcentaje de pacientes con esclerosis múltiple, aunque también puede deberse a otras causas. Los principales indicios son la articulación imprecisa de las palabras, tono de voz bajo y ritmo lento.

La causa directa de esta enfermedad es la debilidad o falta de coordinación de los músculos que se utilizan para hablar. Quienes sufren disartria presentan grandes dificultades para reproducir tanto sonidos como palabras.

En función de qué haya motivado la disartria, se puede desarrollar de forma lenta y progresiva, o aparecer de manera repentina.

Índice
  1. Disartria: definición
  2. Tipos de disartria
    1. Disartria infantil
  3. Causas de la disartria
    1. Tumor cerebral
    2. Enfermedad de Huntington
    3. Esclerosis múltiple
    4. Enfermedad de Parkinson
    5. Enfermedad de Wilson
    6. Ictus
  4. Síntomas
  5. ¿Cómo se diagnostica?
  6. Tratamiento de la disartria
  7. Comunicarse con una persona con disartria

Disartria: definición

La disartria es una enfermedad que se caracteriza por la dificultad para controlar los músculos responsables del habla. Así, quienes padecen este trastorno tienen balbuceo o un ritmo excesivamente lento a la hora de hablar. Para quienes están a su alrededor en ocasiones puede resultar complicado entenderles.

Se diferencian tres tipos de disartria en función de cuál sea su gravedad.

  • Leve: quienes sufren disartria leve, por lo general son capaces de hablar adecuadamente, aunque con la velocidad y/o intensidad del habla alteradas.
  • Moderada: en este caso las personas suelen tener una articulación algo dificultosa, de modo que el habla en ocasiones es ininteligible.
  • Severa: en cuanto a la disartria severa, las personas de su entorno son incapaces de entender lo que el enfermo está diciendo.

Tipos de disartria

Los tipos de disartria que existen se diferencian entre ellos por la zona en la que se localiza la lesión.

  • Espástica: se conoce como tal a aquel trastorno que surge a raíz de una lesión en los tractos piramidales, afectando tanto a los músculos del cuello como de la cara. En este caso la vocalización es muy tensa y forzada.
  • Atáxica: este tipo de enfermedad se debe a lesiones en el cerebelo. Los indicios que se repiten con mayor frecuencia son la vocalización lenta, descoordinada y monótona.
  • Hipocinética: este tipo de disartria se da por la enfermedad de Parkinson. El tono de voz es muy bajo y el ritmo excesivamente monótono.
  • Flácida: en este caso la zona afectada es el nervio vago, encargado del movimiento de las cuerdas vocales. Es habitual que con el paso del tiempo los músculos lleguen a atrofiarse, provocando así espasmos y babeo.
  • Hipercinética: se produce por una lesión en los ganglios basales. Los síntomas más comunes son voz áspera e hipernasalidad.

Disartria infantil

La disartria infantil se conoce como un trastorno neurológico que afecta al habla en los más pequeños. Los niños que sufren esta enfermedad presentan una respiración entrecortada y emiten tanto los sonidos como las palabras con escaso aire.

Es importante que el tratamiento se inicie a la mayor brevedad posible. Cuando antes aprendan los niños a controlar su habla, el pronóstico mejorará de forma notable tanto a corto como a medio y largo plazo.

Causas de la disartria

Disartria: causas

Las causas de la disartria son muy amplias. Existen numerosos trastornos que pueden provocar esta enfermedad.

Tumor cerebral

El tumor cerebral es una enfermedad caracterizada por el crecimiento de un conjunto de células anormales en este órgano. Determinados tipos de tumores son benignos, mientras que otros son malignos, también denominados cancerosos.

Los síntomas propios de este trastorno varían de forma notable entre unos pacientes y otros. Los más habituales son: dolores de cabeza frecuentes e intensos, náuseas, problemas de la vista, disartria y cambios en la personalidad.

Enfermedad de Huntington

La enfermedad de Huntington es un trastorno hereditario caracterizado por el desgaste de ciertas células nerviosas presentes en el cerebro. Quienes sufren esta enfermedad nacen con un gen defectuoso, aunque los primeros síntomas no se dan hasta la edad adulta. Generalmente se manifiestan por primera vez a los treinta o cuarenta años.

Los indicios más comunes son: falta de coordinación, problemas de equilibrio y disartria. En los casos más graves las personas son incapaces de reconocer a las personas de su entorno.

Esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple es una enfermedad crónica que afecta al sistema nervioso central. Es uno de los trastornos neurológicos más extendidos a nivel global. Se estima que alrededor de 2,5 millones de personas en todo el mundo sufren esclerosis múltiple.

Los síntomas son muy amplios y pueden afectar a la totalidad del cuerpo: fatiga, falta de equilibrio, alteraciones visuales, dificultades en el habla, etc.

Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson se define como un tipo de trastorno que afecta al movimiento. Se da cuando las neuronas son incapaces de producir suficiente dopamina. Los síntomas propios de este trastorno comienzan a manifestarse de manera paulatina, generalmente afectando a un sólo lado del cuerpo y posteriormente a ambos.

Uno de los indicios más comunes es el temblor en las manos, el cual se extiende a los brazos, piernas e incluso rostro con el paso del tiempo. Quienes sufren la enfermedad de Parkinson también experimentan rigidez en las extremidades, así como problemas de equilibrio, dificultad en el habla y lentitud de movimientos.

Enfermedad de Wilson

La enfermedad de Wilson es un trastorno hereditario raro. Su principal característica es que el organismo acumula más cantidad de cobre de la necesaria para su funcionamiento, lo cual afecta tanto al cerebro como a los riñones y los ojos.

Ictus

La disartria también puede darse a raíz de un ictus, también denominado accidente cerebrovascular. Se produce cuando el cerebro no recibe la suficiente cantidad de sangre debido a la obstrucción de una arteria o a la rotura de un vaso sanguíneo.

Uno de los indicios que se da con mayor frecuencia es la pérdida de sensibilidad en uno de los lados de la cara. Es por ello que quienes sufren un ictus no son capaces de sonreír. La interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro también puede provocar dificultades en el habla.

Síntomas

La disartria es una enfermedad relativamente sencilla de diagnosticar ya que da lugar a una serie de síntomas muy concretos. El principal indicio es el balbuceo al hablar, así como un ritmo muy lento y monótono. Además, quienes sufren este trastorno son incapaces de hablar alto. Por lo general, su tono de voz es poco más que un susurro. No obstante, la voz no es suave, sino que se nota forzada y áspera.

Son síntomas que responden a la dificultad para mover la lengua y/o los músculos faciales. Ante la presencia de cualquier indicio de este tipo, sobre todo si se da de manera repentina, es importante consultar con el médico ya que la disartria puede ser la señal de una enfermedad de carácter grave.

¿Cómo se diagnostica?

Una vez se presentan los síntomas señalados en el apartado anterior, es importante acudir al médico a la mayor brevedad posible para que establezca el diagnóstico y tratamiento más oportunos.

En primer lugar realizará una historia clínica del paciente, teniendo en cuenta los indicios y su estado de salud. A continuación, lo más habitual es que solicite la realización de un análisis de sangre y una laringoscopia.

En ocasiones es necesario realizar pruebas de diagnóstico por imágenes del cerebro, la cabeza y el cuello para determinar la causa de la disartria.

Si el médico tiene alguna sospecha de un tumor cerebral, puede realizar una biopsia, extrayendo una pequeña muestra de tejido del cerebro para su posterior análisis.

Tratamiento de la disartria

Tratamiento de la disartria

Por lo general, el tratamiento de la disartria como tal pasa por manos de un logopeda. El procedimiento a seguir depende en gran medida de cuál sea la causa, así como el tipo y la gravedad de los síntomas.

Uno de los principales objetivos del tratamiento consiste en ayudar a la persona a poder hablar con mayor lentitud para que las personas de su alrededor puedan entenderle mejor. El logopeda también lleva a cabo diversos ejercicios para mejorar las funciones respiratorias con el fin de elevar el tono de la voz.

Durante las sesiones también se realizan actividades para mejorar el movimiento de la boca, la lengua y los labios. En ocasiones el tratamiento también abarca a los familiares y amigos, explicándoles estrategias para lograr una mejor comunicación.

Comunicarse con una persona con disartria

Teniendo en cuenta que esta es una enfermedad que afecta al habla, en ocasiones puede resultar complicado comunicarse con quien la sufre.

Pues bien, la persona con disartria debe tener una serie de consejos en cuenta para mejorar la comunicación con las personas de su entorno. Lo mejor es que trate de hacer oraciones lo más simple posibles. A la hora de hablar, debe hacerlo alto y despacio, realizando pausas frecuentes. Si en algún momento se siente frustrado por no poder expresar con palabras lo que desea decir, puede utilizar otros métodos: dibujar, escribir, hacer gestos, etc.

En cuanto al oyente, también hay varias pautas que debe recordar a la hora de mantener una conversación con una persona con disartria. Es importante reducir tanto las distracciones como el ruido de fondo, prestando así atención únicamente al hablante. Si en cualquier momento tiene dificultad para entenderle, debe comunicárselo. En caso de no entender el mensaje, lo mejor es hacer preguntas a las que el hablante pueda responder únicamente con sí o no.

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