Medicamentos antiespasmódicos

Medicamentos antiespasmódicos: qué son y cómo administrarlos

El uso de los medicamentos antiespasmódicos ha figurado como un tratamiento efectivo ante la presencia de espasmos en el intestino. Este tipo de fármacos actúa modificando los movimientos de esta zona del tracto digestivo, permitiendo aliviar cualquier malestar que sea producto de este cuadro clínico, sobre todo dolor.

Aunque se ha demostrado que suelen ser muy efectivos en estos casos, se ha comprobado que pueden ser utilizados en el tratamiento de otro tipo de afecciones tanto a nivel nervioso como respiratorio. Todo esto es gracias a que poseen un efecto relajante. Si deseas conocer más acerca de estos fármacos, a continuación te mostramos todo lo que necesitas saber sobre su funcionamiento.

Índice
  1. ¿Qué son los medicamentos antiespasmódicos?
    1. Tipos de medicamentos antiespasmódicos
  2. ¿Para qué se utilizan los antiespasmódicos?
  3. ¿Cómo es su mecanismo de acción?
    1. Eficacia clínica
    2. Duración del tratamiento
  4. ¿Cómo utilizar medicamentos antiespasmódicos?
  5. Efectos secundarios
    1. Efectos secundarios comunes
    2. Efectos secundarios raros
  6. Precauciones en su uso

¿Qué son los medicamentos antiespasmódicos?

Es un grupo de medicamentos que se utilizan para el tratamiento de espasmos musculares, más específicamente del músculo liso del intestino. Por lo que su uso va dirigido al tratamiento de espasmos, calambres y molestias a nivel intestinal. De esta manera, el uso de este tipo de fármacos permite prevenir, reducir o aliviar la contracción involuntaria y espasmos de los músculos del intestino.

Medicamentos antiespasmódicos

Sin embargo, no se limitan a esta zona ya que pueden usarse en caso de que los síntomas se presenten en los músculos biliar o genitourinario. Además, se ha comprobado su eficacia en casos de dolores por cólicos hepáticos y nefríticos y malestar uterino. Así mismo, ayudan a reducir el dolor de espalda y las migrañas.

Tipos de medicamentos antiespasmódicos

  1. Antiespasmódicos anticolinérgicos o antimuscarínicos

    Estos medicamentos actúan bloqueando la acción del neurotransmisor acetilcolina en sus receptores muscarínicos presentes en el músculo liso, lo que reduce los espasmos. Dado que la acetilcolina juega un papel en la contracción del músculo liso, su inhibición lleva a la relajación del mismo.

    Ejemplos:

    • Diciclomina (Bentyl)
    • Hioscina (Buscapina)
    • Atropina
  2. Relajantes musculares directos

    A diferencia de los anticolinérgicos, estos medicamentos actúan directamente sobre el músculo liso, relajándolo. No interfieren con la transmisión nerviosa, sino que modifican la actividad del músculo liso en sí.

    Ejemplos:

    • Mebeverina
    • Alverina
    • Aceite de menta piperita (aunque es un aceite esencial, tiene propiedades antiespasmódicas demostradas en el tratamiento del síndrome del intestino irritable)
  3. Agentes con efecto espasmolítico y analgésico

    Algunos fármacos tienen un doble efecto, no solo relajan el músculo liso, sino que también proporcionan alivio del dolor. Estos son útiles, especialmente en condiciones como el síndrome del intestino irritable, donde el dolor es una queja predominante.

    Ejemplo:

    • Paracetamol y hioscina combinados

La elección entre estos medicamentos generalmente depende de la condición específica que se esté tratando, la intensidad de los síntomas, las contraindicaciones y las preferencias del paciente. Es esencial consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier tratamiento con antiespasmódicos para garantizar la seguridad y eficacia del mismo.

¿Para qué se utilizan los antiespasmódicos?

Si bien es un tratamiento efectivo contra todo tipo de espasmos intestinales, su uso más reconocido está dirigido a aliviar los síntomas provocados por el síndrome de intestino irritable. Es un trastorno que provoca dolor abdominal y cambios en la motilidad intestinal. Igualmente, dentro de esta patología se presentan espasmos, lo cuál hace que se considere como el fármaco ideal a administrar en estos casos. A su vez, actúa como un regulador del movimiento del tracto gastrointestinal, reduciendo problemas de diarrea y estreñimiento.

Se ha comprobado que es útil para tratar distintas afecciones del aparato digestivo. Cuando se administra conjuntamente con antiácidos funciona como tratamiento de úlceras pépticas. Además, es efectivo para prevenir la aparición de náuseas, vómitos y mareos.

Sin embargo, sus usos se han extendido. Debido a que se le han asociado efectos calmantes a nivel del sistema nervioso es que se ha utilizado para tratar cuadros de ansiedad. También tienen cierto mecanismo de acción sobre los músculos del sistema respiratorio, lo cual permite que sean administrados en casos de asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, mejor conocida como EPOC.

¿Cómo es su mecanismo de acción?

Todo dependerá del tipo de antiespasmódico que se utilice. Cuando se trata de los anticolinérgicos, es necesario sobre todo entender el funcionamiento del intestino. El movimiento de los alimentos es gracias a que los músculos de esta parte del sistema digestivo se contraen y se relajan a un ritmo regular. Estos movimientos son producto de la acción de sustancias químicas sobre receptores musculares.

Antiespasmódicos

En el momento en que existe un cambio en la motilidad intestinal, entonces se administra el anticolinérgico. A través de este se bloquea la acción de acetilcolina, evitando que el neurotransmisor se una a los receptores, que pueden ser muscarínicos o nicotínicos. Esta inhibición también provoca un bloqueo de los nervios parasimpáticos. Cuando esto ocurre, como resultado se reducen las contracciones musculares y los espasmos.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos mismos receptores se encuentran en otras partes del cuerpo, por lo cual afecta a la producción de saliva, orina, lágrimas, jugos digestivos y sudor.

Además, este tipo de medicamento es capaz de regular la producción de neurotransmisores de dopamina, lo cual permite mejorar el estado de ánimo, la memoria y ayuda a la motivación.

En el caso de los relajantes directos del músculo liso, actúan sobre las miofibrillas que se encuentran en esta zona del tracto digestivo, encargadas de realizar el proceso de contracción del músculo. De esta manera permiten que se reduzca la peristalsis sin afectar sustancialmente la motilidad del intestino. Aunque se consideran efectivos, todavía se cuestiona su eficacia, por lo que solo se recomiendan si existe alguna contraindicación en el uso de anticolinérgicos.

Eficacia clínica

Los antiespasmódicos han demostrado ser efectivos en el alivio de los espasmos musculares, especialmente en el contexto del tracto gastrointestinal. En condiciones como el síndrome del intestino irritable (SII), los antiespasmódicos han mostrado reducir la frecuencia e intensidad de los espasmos intestinales, lo que lleva a una disminución del dolor abdominal.

Comparándolos con otros tratamientos, como los probióticos en el caso del SII, los antiespasmódicos tienden a ofrecer un alivio más rápido de los síntomas agudos. Sin embargo, su eficacia puede variar entre individuos. Frente a no realizar ningún tratamiento, los antiespasmódicos proporcionan un alivio significativo, pero como con todos los medicamentos, es esencial sopesar los beneficios contra los posibles efectos secundarios.

Duración del tratamiento

La duración de la terapia con antiespasmódicos depende en gran medida de la condición que se esté tratando y de la respuesta del paciente al tratamiento. En situaciones agudas, pueden ser prescritos por un corto período hasta que se resuelvan los síntomas. Sin embargo, en condiciones crónicas como el SII, pueden ser necesarios durante períodos más prolongados. Es vital que los pacientes no autoadministren estos medicamentos por largos períodos sin supervisión médica, ya que el uso prolongado, especialmente de anticolinérgicos, puede asociarse con efectos secundarios.

¿Cómo utilizar medicamentos antiespasmódicos?

Estos fármacos deben administrarse bajo estricta vigilancia médica, por lo que solo el especialista podrá determinar si es necesario su uso. Además, será quien indique el momento más adecuado para realizar la toma del medicamento. En muchos casos se recomienda junto con las comidas, aunque puede tomarse fuera de este horario. En el caso de que se produzcan dolores tras comer, entonces se indicará tomar la dosis antes de la comida.

Tras ser recetados, se deben seguir las indicaciones del médico, y nunca aumentar la dosis sin su consentimiento. Tampoco debe suspenderse su administración de manera repentina ya que puede ocasionar un efecto de abstinencia, destacando entre los síntomas: náuseas, vómitos, ansiedad y aparición de espasmos musculares.

Dosis de antiespasmódicos

Si se están tomando antiácidos, se recomienda que haya dos horas de diferencia entre ambos fármacos ya que estos pueden disminuir la absorción de los antiespasmódicos. Además, no deben administrarse más de dos semanas.

Algo que destaca en este tipo de medicamentos es que tienen un efecto rápido. Este puede aparecer tras una hora después de su toma en caso de que sea vía oral. La eficacia del mismo dependerá de la dosis administrada y la frecuencia de la misma. En el caso de aquellos que se administren vía intramuscular, solo deberán usarse máximo dos días.

Por lo general, los medicamentos antiespasmódicos son recetados cuando existen síntomas activos. Cuando estos desaparecen entonces se suspende el tratamiento siguiendo las indicaciones médicas. Solo podrán ser adquiridos si se tiene una receta médica, ya que no se consideran fármacos de venta libre.

Efectos secundarios

La aparición de efectos secundarios por el consumo de antiespasmódicos dependerá de la manera en que reacciona el cuerpo a la interacción con los mismos:

Efectos secundarios comunes

  • Estreñimiento.
  • Poca sudoración.
  • Mareos.
  • Sequedad en la boca, nariz, garganta y piel.
  • Acidez.

Efectos secundarios raros

  • Sensación de hinchazón o abdomen distendido.
  • Problemas de visión.
  • Dolor de cabeza.
  • Confusión.
  • Pérdida de memoria.
  • Dificultad para orinar.
  • Desmayos.

Precauciones en su uso

Existen situaciones donde no se recomienda la administración de antiespasmódicos. En el caso de los niños sensibles a los alcaloides de la belladona se debe evitar su uso ya que les puede generar episodios de excitación, nerviosismo, inquietud e irritabilidad. No son fármacos compatibles con el embarazo ya que existe riesgo de daño al feto. Tampoco se debe usar en periodo de lactancia debido a que pueden pasar al bebé a través de la leche materna.

Si bien puede ser utilizado en pacientes con enfermedad renal o hepática, estos deben tener una supervisión muy rigurosa por parte del médico tratante. Y se debe evitar el consumo de alcohol cuando se está en tratamiento ya que aumenta los efectos secundarios.

Si se produce una sobredosis, es necesario acudir al médico de inmediato. Puede ser posible que este cuadro sea tratado con un lavado gástrico.

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