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Inicio / Cuerpo humano / Pupilas dilatadas (midriasis)

14 agosto, 2017
Gabriel Giner

Pupilas dilatadas (midriasis)

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Aunque algunas personas pueden tener congénitamente pupilas dilatadas, lo cierto es que su presencia nos revela estados de ánimo, posibles intoxicaciones o situaciones críticas de salud que urgen la atención médica.

¿Qué es la midriasis?

Las pupilas son los puntos negros que vemos en el centro de los ojos, que se hallan cubiertos por la córnea y rodeados por el iris, y que se encargan de graduar el paso de la luz a la retina.

A través de las fibras musculares del iris (dilatador y esfínter) la pupila se contrae o dilata como reacción a la luz. De este modo, lo natural resulta que la pupila se contraiga ante una luz intensa, mientras que si esta escasea, la pupila se agrandará para optimizar la visión.

Pupilas dilatadas o midriasis

Precisamente, la retracción recibe el nombre de miosis y la dilatación midriasis. Sin embargo, si nuestras pupilas están permanentemente dilatadas, si esta alteración en su tamaño ocurre de forma repentina o afecta a uno de los ojos esta​ midriasis anormal nos alerta de un problema de salud, que precisa la inspección y valoración del oftalmólogo.

Causas de las pupilas dilatadas

La dilatación de las pupilas se produce como respuesta fisiológica a la exposición a los rayos de luz, pero no es el único agente actuante. Existen otros factores que inciden en los músculos del iris y que modifican el tamaño de las pupilas:

  • Las emociones. El enfado provoca contricción mientras que la excitación o atracción sexual dilata las pupilas.
  • Ciertos tóxicos o sustancias químicas. La corteza del algarrobo negro produce intoxicación y, por ende, dilatación. Las drogas, por su parte, tienen una incidencia directa sobre las pupilas: los opiáceos las contraen y la cocaína o la marihuana las dilatan.
  • Fármacos como la atropina, colirios, antidepresivos o antihistamínicos, administrados en grandes dosis, alteran la respuesta de la pupila a la luz.
  • Enfermedades, neurológicas u oftalmológicas.

Cuándo deben preocuparnos las pupilas dilatadas

La dilatación pupilar es una práctica frecuente en la consulta del oftalmólogo
La dilatación pupilar es una práctica frecuente en la consulta del oftalmólogo

Existen patologías, de diversa índole, que explican la midriasis anormal y que nos obligan a consultar con el especialista, sobre todo, si el cambio es repentino o recurrente.

Este agrandamiento de las pupilas será alarmante si va acompañado de otros síntomas como:

  • Visión borrosa o doble.
  • Pérdida de visión.
  • Cefalea.
  • Fiebre.
  • Náuseas y vómitos.
  • Dolor ocular o sensibilidad a la luz.
  • Rigidez en el cuello.

Las enfermedades neurológicas

Los edemas o tumores cerebrales pueden producir anisocoria o disparidad en la dilatación de la pupila: en un ojo exagerado y en el otro mínimo. La dilatación extrema en ambos ojos suele deberse, por lo general, a la ingesta de tóxicos.

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El Síndrome de Adie, asociado a una disfunción neurológica, afecta en el 80% de los casos a un solo ojo. La pupila se dilata de forma súbita comprometiendo la visión, ya que los rayos de luz no penetran perpendicularmente.

Suele estar precedida por alguna enfermedad vírica como la infección por herpes zóster o por diabetes. Afecta mayoritariamente a las mujeres jóvenes y, al tratarse de una afección de origen nervioso, no tiene tratamiento. Al cabo del tiempo la pupila ira empequeñeciéndose.

Para su diagnóstico el oftalmólogo deberá examinar el ojo en profundidad y descartar otras patologías como:

  • Las pupilas de Argyll Robertson: comienza en un ojo para acabar involucrando a ambos. Se presenta como una pupila pequeña e irregular que no responde a los estímulos de la luz.
  • El Síndrome de Parinaud: afecta a ambos ojos y es originado por un tumor cerebral. No existe reacción fisiológica a la luz. No obstante, la agudeza visual y la capacidad de enfoque no se ven mermadas.

Los traumatismos cerebrales

Un accidente o traumatismo puede dañar el nervio trigémino (el encargado de controlar lo relacionado con el rostro) y motivar una dilatación permanente de las pupilas, junto con parálisis, dolor mandibular o migraña.

Midriasis arreactiva simétrica

Las pupilas permanecen dilatadas a pesar de encontrarse expuestas a una luz brillante. Suele ser indicativo de la existencia de daño cerebral grave, como ocurre en los paros cardiorespiratorios.

Síndrome de Claude–Bernard–Horner

La contracción de una de las pupilas puede hacernos creer que la otra se halla dilatada. La lesión de la arteria carótida, un tumor pulmonar o daño en el encéfalo son sus desencadenantes, provocando además el hundimiento del ojo y la caída del párpado.

Enfermedad oftalmológica

Si la midriasis no es debida a ninguna patología neurológica, la causa la encontraremos en alguna lesión estructural del ojo que esté interfiriendo en el bienestar ocular. Un desgarro ocasionado por un golpe, el glaucoma o la isquemia del iris son posibles anomalías que lo explican.

¿Requiere tratamiento?

Para un correcto diagnóstico y tratamiento el especialista deberá contemplar las particularidades de cada caso atendiendo a la edad del paciente, su historia clínica y la causa concreta que podría estar enmascarando una enfermedad subyacente.

Acometer esa patología asociada condicionará la elección del tratamiento, siendo necesaria la intervención quirúrgica en caso de causa neurológica.

Acudir al oftalmólogo ante cualquier cambio brusco o sospechoso será de gran ayuda para afrontar la situación precozmente evitando, así, contrariedades que pudieran poner en peligro nuestra salud y bienestar.

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