Síndrome de Estocolmo

Síndrome de Estocolmo

El síndrome de Estocolmo da siempre mucho de que hablar, ya que es reconocido sobre todo porque la víctima se enamora o idolatra al maltratador. Cosa que trae consecuencias negativas al que la sufre. Pero ¿Qué hay detrás de él y qué es lo que realmente implica? Lo veremos en profundidad a continuación más detalladamente.

Índice
  1. Origen del síndrome de Estocolmo
  2. ¿Qué es el síndrome de Estocolmo?
  3. Síntomas del síndrome de Estocolmo
    1. Desencadenante
    2. Reorientación
    3. Afrontamiento
    4. Adaptación
  4. ¿Qué es y cómo superar un vínculo traumático?
    1. Los vínculos traumáticos en la cotidianidad
  5. Técnicas para superar el síndrome de Estocolmo y los vínculos traumáticos
    1. Entendimiento
    2. Asociación
    3. Tiempo
    4. Terapia
    5. Desprendimiento
    6. Duelo
    7. Nueva normalidad
  6. Curiosidades del síndrome de Estocolmo

Origen del síndrome de Estocolmo

En 1973, tuvo lugar un asalto al banco en Estocolmo, Suecia. En el que durante 6 días mantuvieron a cuatro personas como rehenes. Al transcurrir los días, en vez de molestar a las víctimas, pasó que estas se familiarizaron con sus captores. Motivado por este suceso es como surgió el nombre de este famoso síndrome.

Lo impactante de esto es, que después que estar en las condiciones de rehenes, se esperaría que repudiaran a sus captores, pero en vez de eso, defendían febrilmente a sus secuestradores. No solo se negaban a testificar en contra de ellos, sino que recaudaron dinero para que pudieran responder a la demanda que le puso la justicia. Este hecho ha sido estudiado durante años por psiquiatras y psicólogos.

¿Qué es el síndrome de Estocolmo?

Se reconoce por ser una respuesta psicológica ante el abuso percibido durante tiempo prolongado. Es el resultado de sentirse identificado con el captor o agresor, usualmente sucede debido a que la víctima percibe los momentos en los que el captor no lo agrede o no le trata de manera negativa como un acto de humanidad y empatía.

¿Cómo es que un captor podría tener gestos humanos o considerados con sus víctimas? Realmente esto es subjetivo, debido a que las víctimas retenidas por tiempos prolongados y torturadas de forma física y mental, entienden actos como la alimentación precaria, los momentos de paz y la interacción como humanidad.

Este síndrome no se limita únicamente a criminales y víctimas, también puede verse en ambientes sociales comunes, donde el maltrato es constante y normalizado. Un ejemplo usual de este síndrome es tan frecuente que es calificado como una variable independiente, y es la variación doméstica del síndrome de Estocolmo, también llamado síndrome del maltratado.

Síndrome de Estocolmo: qué es y origen

Esta variante del síndrome de Estocolmo surge de la normalización de los actos violentos de la pareja, generando una falsa compensación por necesidad de reconocimiento o aprobación. Volviendo a la víctima dependiente del agresor.

Síntomas del síndrome de Estocolmo

En el caso de la variante doméstica, la cual guarda bastante similitud con otras variantes del mismo síndrome, ocurre a través de 4 fases consecutivas, una detrás de la otra, formando este pensamiento disociativo y distorsionado de las relaciones.

Desencadenante

La víctima es consciente del maltrato y rompe los ideales de su pareja o par, esto genera un choque emocional con la víctima, la cual no entiende como puede poseer emociones positivas ante su agresor, sin embargo, tiene la creencia de que es temporal o que puede racionalizar la situación.

Reorientación

La víctima busca crear una nueva referencia de su normalidad, para crear nuevos modelos que le ayuden a entender la situación; sin embargo, a este punto la interacción distinta es tan limitada que no se puede crear nuevas referencias para juzgar la situación con el agresor.

Afrontamiento

La víctima aún no es consiente de su situación, y se inicia en un proceso de desvirtuación de su ser, se autoinculpa de la situación, justificando y humanizando las actitudes del agresor. La baja autoestima también juega aquí un papel fundamental. Al mismo tiempo, el captor, en este caso la pareja, también culpa a la víctima, la cual se amolda al pensamiento de quien la retiene.

Adaptación

La víctima deja de culparse para volverse parte de la agresión, culpando a los factores externos y defendiendo a su agresor, el síndrome de Estocolmo se consolida con la normalización de los actos violentos o las agresiones psicológicas, demostrando una disociación ante la realidad.

¿Qué es y cómo superar un vínculo traumático?

Los vínculos son formados a través de interacciones, regularmente de forma positiva, a pesar de esto existen lazos ocasionados por la distorsión del pensamiento ante situaciones traumáticas. Los nexos traumáticos son retribuidos entre muchas patologías por los refuerzos intermitentes, o los actos ocasionados por la ambigüedad de situaciones complejas.

Los vínculos traumáticos en la cotidianidad

Las situaciones más propicias para observar los refuerzos intermitentes es la práctica deportiva, donde los atletas suelen ser sometidos de manera frecuente a estímulos negativos y de presión psicológica por parte de sus entrenadores. Ergo estos maltratos confirma el pensamiento de que esos ataques son por un bien, lo que también se justifica por parte del agresor “el entrenador” con mensajes ambiguos de motivación.

Una de las razones por las cuales los vínculos traumáticos son tan difíciles de superar, es debido a las relaciones neurológicas de este fenómeno con nuestra naturaleza. Y es gracias a que los nexos de este estilo suelen producir la misma oxitocina que complace y recompensa al sistema nervioso central, igual que los vínculos sanos. Debido a esta relación, aquellos que sufren de lazos traumáticos no reconocen su realidad ni el maltrato.

Técnicas para superar el síndrome de Estocolmo y los vínculos traumáticos

Los vínculos traumáticos, al igual que cualquier trastorno o síndrome equivalente, pueden ser tratados y superados con apoyo profesional y asistencia, no deben ser ignorados ni normalizados por el ambiente, y requieren de atención oportuna.

Entendimiento

El primer paso común para el tratamiento y la confrontación con los trastornos de conducta y síndromes disociativos es el entendimiento y conocimiento de la situación, presentarle a la víctima su realidad.

Para esto se requieren pruebas contundentes, debido a que la víctima se encuentra en una disociación, lo que le prohíbe de forma clara percibir las realidades más sanas, o las que no se amoldan a su normalidad

Superar el síndrome de Estocolmo

Asociación

Lograr que la persona asocié las realidades que se le presentan no es una tarea sencilla, ya que se deben romper las estructuras creadas por el lazo construido durante el maltrato. Esto para generar nuevas concepciones y comprender que estas relaciones son perjudiciales, y así aprender a distinguir cuáles son beneficiosos.

Tiempo

Estas rupturas no suceden de forma inmediata, se le debe permitir a la víctima poder asimilar la realidad que se le presenta, esto tampoco debe prolongarse, debido a que la persona se vuelve más propensa a la recaída.

Terapia

El apoyo profesional es indiscutible, debido a que no se está tratando una separación usual, es una disociación de la realidad y una pérdida de la comprensión de situaciones sociales, adaptativas y personales. Claramente, estos casos pueden ser detectados y apoyados por familiares y amigos; sin embargo, para la correcta recuperación de la persona, la intervención profesional no es negociable.

Desprendimiento

La ruptura del vínculo debe provenir por parte de la víctima, debido a que en la mayoría de los casos, el agresor o victimario no es consciente de la situación del agredido, estas roturas suelen estar repletas de miedos e inseguridades, lo que refuerza la necesidad de acompañamiento profesional.

Duelo

Es necesario para la víctima asociar la ruptura de su relación, no se debe confundir el hecho de que esta no fuese una relación sana, con una fácil asimilación del duelo, debido a que para la persona agredida este vínculo era real y posee importancia.

El descubrimiento del maltrato también requiere una etapa de asimilación, duelo y reconciliación consigo mismo, ya que durante el vínculo traumático la persona se culpa por los actos del agresor. Entender este procedimiento facilita la comprensión y superación del mismo.

Nueva normalidad

Aunque los lazos estén rotos y el duelo sea superado, es necesario comprender que la situación no fue causada por defectos en el pensamiento de la persona, esta debe entender que es parte del cerebro humano estas asociaciones negativas. Por lo que es importante que no se viva desde la culpa y la debilidad.

Es necesario mantener un control y conocimiento de estos fenómenos, para de esta manera detectar y evitar apoyar dichas conductas por parte de agresores y víctimas de estos vínculos.

Curiosidades del síndrome de Estocolmo

Una de las notas más curiosas relacionadas con el síndrome de Estocolmo, es que este no se encuentra en las guías de trastornos y enfermedades mentales de la psiquiatría y la psicología (El DSM V “manual de diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” y el IE-10 “Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades”).

Gracias al anterior punto, este síndrome no se considera una enfermedad independiente o autónoma en su totalidad, sino que caería en la categoría de efecto postraumático, una consecuencia conexa a hechos traumáticos o violentos de forma prolongada.

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