Gastroenteritis aguda

Gastroenteritis aguda

La gastroenteritis aguda es una enfermedad cuyo síntoma principal es la diarrea.

La diarrea (lee: cómo quitar la diarrea) se define formalmente por un aumento de la cantidad de las heces. Con frecuencia el paciente también refiere un aumento anormal en la fluidez de las heces y la frecuencia de la defecación.

La frecuencia intestinal normal varía entre tres veces a la semana y tres veces al día. Entre los factores que influyen en el peso y la consistencia de las heces y en la frecuencia de la defecación se encuentran el contenido en fibra de la dieta, el sexo (el peso medio diario de las heces en las mujeres es mayor que en los hombres), los medicamentos ingeridos y probablemente el ejercicio y el estrés.

La diarrea se considera aguda cuando dura menos de 3 semanas.

Índice
  1. Causas de la gastroenteritis aguda
  2. Síntomas de la gastroenteritis aguda
  3. ¿Cómo se diagnostica?
  4. Tratamiento
  5. ¿Cómo puedo evitarla?

Causas de la gastroenteritis aguda

Causas de la gastroenteritis aguda

Las causas más frecuentes de diarrea aguda son los agentes infecciosos (bacterias, virus y parásitos). También puede deberse a la ingestión de fármacos o toxinas, a la administración de quimioterapia, a la reinstauración de la alimentación después de un ayuno prolongado, a impactación fecal (diarrea por rebosamiento) o a situaciones especiales, como correr una maratón. Además, la diarrea aguda puede representar el comienzo de una enfermedad con diarrea crónica.

La mayor parte de las gastroenteritis agudas infecciosas se adquieren por transmisión fecal-oral, debido a agua o alimentos contaminados por deshechos humanos, como consecuencia de sistemas incorrectos de evacuación o debido a la presencia de heces de animales domésticos o salvajes en el agua, no purificada de forma adecuada.

La carne de ternera, de cerdo y de ave cocinada de manera incorrecta puede ser la fuente de infección.

Las superficies sobre las que se preparan los alimentos pueden contaminarse con microorganismos, que se extienden a los alimentos no cocinados.

La transmisión de persona a persona también se produce por vía aérea (agente Norwalk, rotavirus), manos (Clostridium difficile) o superficies contaminadas, o por vía sexual.

Cualquier medicamento es virtualmente capaz de producir diarrea.

Se deben tener en cuenta toxinas que podamos ingerir como insecticidas organofosforados, setas arsénico e, incluso, cafeína.

Síntomas de la gastroenteritis aguda

Los personas afectadas de gastroenteritis aguda infecciosa comienzan de forma característica con:

  • náuseas
  • vómitos
  • dolor abdominal
  • fiebre
  • diarrea

Las heces suelen ser acuosas y, en algunos casos, van acompañadas de moco, pus o sangre.

Los pacientes que han ingerido toxinas o aquellos con infecciones toxigénicas presentan de forma típica náuseas y vómitos como síntomas predominantes, pero no suelen tener fiebre elevada.

El dolor abdominal es leve, difuso y cólico y se debe al elevado volumen de líquido secretado, que estimula el peristaltismo y ocasiona diarrea acuosa.

Los vómitos que comienzan varias horas después de haber ingerido un alimento sugieren una intoxicación alimentaria debido a una toxina preformada.

Algunos agentes, como la Giardia, producen esteatorrea, gases y flatulencia.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza fundamentalmente por los síntomas.

La gastroenteritis aguda suele ser autolimitada, es decir, se resuelve habitualmente sin necesidad de tratamiento farmacológico ni realización de pruebas diagnósticas especiales.

En los pacientes con diarrea sanguinolenta aguda se deben tener en cuenta varias enfermedades intestinales como posibilidades diagnósticas. No se considera diarrea sanguinolenta aguda a la presencia de hebras sanguinolentas en las heces, hecho que se considera normal.

En los casos con fiebre elevada de modo persistente, malestar general intenso, abundante sangre en las heces o signos de deshidratación (sequedad de piel, de boca y ojos, disminución del nivel de conciencia o desorientación) son necesarias pruebas diagnósticas adicionales, como análisis, radiografías, coprocultivo (cultivo de las heces), etc. También podrían ser necesarias estas pruebas en los casos de viajes al extranjero, toma de antibióticos reciente o personas con un sistema inmune debilitado.

Tratamiento

Dieta para gastroenteritis aguda

El tratamiento general e inespecífico de la gastroenteritis aguda consiste en reposo y reposición hídrica, prestando especial atención a esta última, dado que la principal (aunque no frecuente) causa de muerte en estos pacientes es la deshidratación.

Durante las primeras 24 horas se deben ingerir solamente líquidos (de 2 a 3 litros), preferiblemente suero oral (de venta en farmacias) o limonada alcalina de preparación casera (1 litro de agua, una cucharadita de sal, azúcar al gusto, zumo de limón y una puntita de bicarbonato sódico).

Posteriormente se irá introduciendo la dieta normal comenzando por arroz cocido, pescado o pollo hervidos o a la plancha, jamón cocido, patata, zanahoria, manzana, plátano, carne de membrillo y uno o dos yogures. Se debe evitar la leche, los zumos, las grasas y el resto de frutas y verduras. A medida que la diarrea remita se puede ir normalizando la dieta.

En caso de fiebre se debe tomar Paracetamol u otros antitérmicos habituales.

No se deben tomar antibióticos, ni ningún medicamento destinado a disminuir la diarrea ni a evitar los vómitos, salvo prescripción médica en casos especiales, porque podría empeorarse el curso de la enfermedad.

¿Cómo puedo evitarla?

Algunos casos se podrían evitar mejorando la higiene (lavado de manos antes de cocinar y comer, después de orinar y defecar), evitando el consumo de alimentos en mal estado o poco cocinados y lavando adecuadamente los alimentos que se comen crudos (frutas y verduras).

Estas medidas son extremadamente importantes en los viajes al extranjero.

En los casos de fiebre alta resistente al tratamiento, diarrea y vómitos intensos y persistentes, malestar general, signos de deshidratación o gravedad debemos acudir al Médico de Cabecera o a un Servicio de Urgencias.

Es importante en niños y ancianos insistir en la hidratación abundante y vigilar exhaustivamente los signos de deshidratación, acudiendo al médico ante la mínima sospecha de aparición de dichos signos.

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