Las fobias más comunes

Fobias más comunes

Las fobias se definen como un trastorno de ansiedad. Las personas que padecen cualquier tipo de fobia pueden sentir un temor extremo, pudiendo llegar incluso a tener un ataque de pánico si se encuentran en una situación en la que se presenta aquello a lo que le tienen pavor. Se estima que en torno al 5% de la población a nivel mundial sufre algún tipo de fobia. Además, tal y como sugieren datos del National Institutes of Health, las mujeres son hasta cuatro veces más propensas a sufrir alguna fobia que los hombres. En este artículo repasaremos las fobias más comunes y en qué consisten exactamente.

Existen muchísimos tipos de fobias diferentes, como por ejemplo la acrofobia, el miedo a las alturas. Así, es habitual que las personas que sienten fobia ante un determinado elemento o situación traten de evitar aquello que les provoca un miedo intenso. Los síntomas más habituales son: pánico, aceleración del ritmo cardiaco, dificultad para respirar, temblores en las manos y necesidad de escapar.

En la gran mayoría de casos las fobias comienzan durante la infancia y continúan durante la edad adulta. Sobre las causas de las mismas, una de las más habituales es un hecho o una experiencia traumática. En determinadas fobias, la genética también puede jugar un papel clave.

Índice
  1. Las seis fobias más comunes del mundo
    1. Aracnofobia
    2. Aerofobia
    3. Astrafobia
    4. Agorafobia
    5. Tripanofobia
    6. Claustrofobia
  2. Tratamiento de las fobias
  3. Consejos para superar una fobia

Las seis fobias más comunes del mundo

A continuación señalamos cuáles son las fobias que se dan más habitualmente. En la gran mayoría de ocasiones ocurren en la edad adulta a raíz de algún trauma sufrido durante la infancia.

Aracnofobia

Aracnofobia

La aracnofobia es el tiepo de fobia más común del mundo; se estima que el 33% de las personas a nivel global presenta un temor intenso ante las arañas. El hecho de estar en presencia de estos arácnidos genera niveles de ansiedad extremos, e incluso crisis de angustia que pueden requerir asistencia médica.

Los síntomas de la aracnofobia son muy concretos y, además, guardan una gran similitud con los propios de un ataque de pánico: ansiedad, sudoración excesiva, aceleración del ritmo cardíaco, ataques de llanto, e incluso alucinaciones visuales y auditivas en los casos más extremos.

Respecto a las causas de la aracnofobia, lo cierto es que no están del todo claras; no obstante, hay dos ampliamente extendidas. Por un lado, la teoría de la preparación de Seligman; aplicándola a este tipo de fobia, los seres humanos podrían haber aprendido e interiorizado a lo largo de su evolución que las arañas son animales muy peligrosos ya que son potencialmente mortales, lo que les llevó a desarrollar una tendencia natural a evitar a estos animales.

Y, por otro lado, existe la teoría de que la aracnofobia es un tipo de fobia que se desarrolla a partir del aprendizaje. Se trataría por tanto de una respuesta adquirida después de una vivencia negativa relacionada con las arañas, sobre todo durante la infancia.

Aerofobia

Aerofobia, una de las fobias más comunes

Según señalan las estadísticas, cerca del 35% de las personas tiene miedo a volar, lo que se conoce como aerofobia. En la gran mayoría de ocasiones, esta fobia se da por el miedo a sufrir un accidente de avión; no obstante, lo cierto es que el riesgo de accidente es muchísimo menor que en cualquier otro medio de transporte, como por ejemplo el coche.

En un mundo cada vez más globalizado, el avión se ha convertido en uno de los medios de transporte más utilizados por parte de los usuarios. Pues bien, el miedo a viajar en él causa un sufrimiento muy intenso a quien padece aerofobia, dando lugar a un amplio abanico de síntomas como naúseas, vómitos o incluso ataques de pánico.

Hay una serie de tips que merece la pena recordar entre quienes sufren esta fobia. En primer lugar, no es aconsejable evitar pensar en el hecho de volar antes de un viaje en avión; y es que revisar de forma mental cómo se va a dar el viaje puede ser de gran ayuda. En segundo lugar, informarse sobre el funcionamiento y la seguridad del avión es una opción estupenda; y es que en muchos casos la aerofobia está causada por la falta de información. Por supuesto, hay que evitar en la medida de lo posible el estrés durante el día del vuelo, afrontando el viaje de manera relajada y sin prisas. Y, por último, realizar ejercicios de relajación resulta muy útil para vencer la ansiedad.

Astrafobia

La astrafobia se define como una fobia específica hacia los relámpagos, truenos y tormentas. Las personas que padecen astrafobia sienten un miedo intenso tanto a las luces como a los sonidos fuertes de estos fenómenos naturales. Así, es habitual que ante una determinada tormenta sientan síntomas como pánico, sudoración excesiva, taquicardia, naúseas, temblores... Además, con frecuencia sienten la necesidad de esconderse debajo de mesas, camas o cualquier otro elemento que esté a su alcance.

Al igual que sucede con la gran mayoría de las fobias, el origen de la astrafobia puede radicar en una experiencia vivida tanto en primera persona como de la mano de una persona cercana: una historia de alguien que fue impactado por un rayo...

Lo más importante es tratar de mantener el control, aunque resulte difícil durante la tormenta; tener cerca a familiares y/o amigos puede resultar de gran ayuda. Las técnicas de relajación también son muy adecuadas para reducir el nivel de ansiedad.

Agorafobia

Agorafobia

Aunque la agorafobia se define como el miedo intenso a los espacios abiertos, lo cierto es que este término va muchísimo más allá; es la sensación de temor a quedar atrapado sin posibilidad de escapar. Así, las personas que sufren esta fobia tienden a evitar determinadas situaciones que consideran pueden causarles un ataque de pánico o de ansiedad, como el simple hecho de salir de casa.

No se conocen las causas exactas de la agorafobia. El origen depende de cada caso particular, aunque en la gran mayoría de ocasiones se da cuando el paciente sufre una crisis de ansiedad y comienza a sentir miedo de cualquier posible situación que pueda desencadenar una crisis de este tipo.

Quienes sufren de agorafobia sienten miedo de estar o quedarse solos, sensación de pánico en lugares públicos, cambios de comportamiento bruscos, dificultad para respirar, náuseas, temblores...

Tripanofobia

Uno de los miedos extremos más habituales, tanto entre niños como entre adultos, es la tripanofobia; es decir, miedo extremo ante las agujas. Así, para las personas que padecen tripanofobia acudir al médico a realizarse una simple prueba de sangre o a ponerse una inyección puede dar lugar a un estado de ansiedad muy elevado. En determinadas ocasiones la tripanofobia se confunde con el miedo a la sangre, lo cual recibe el nombre de hematofobia.

En prácticamente el 100% de los casos el temor a las agujas se da durante la infancia, y perdura durante la edad adulta; e incluso durante toda la vida si no se establece el tratamiento adecuado. La gran mayoría de personas que padecen esta fobia la han desarrollado a raíz de una experiencia traumática en su infancia o adolescencia. Y es que, aunque las inyecciones o los análisis de sangre no generan un gran dolor, estas personas lo interpretan como una amenaza muy grave para ellas. Es por ella que entra en nuestro ranking de fobias más comunes.

En algunos casos la tripanofobia también se desarrolla por observación. Es el caso por ejemplo de un niño que ve a un adulto sufrir una crisis de ansiedad o de pánico a la hora de ponerse una inyección. Algunas teorías señalan que otra de las causas de esta fobia puede ser genética, aunque lo cierto es que no hay demasiados expertos que la apoyen.

Claustrofobia

Claustrofobia

La claustrofobia se define como un trastorno de ansiedad en el que la persona siente un temor intenso de permanecer en un lugar cerrado ya que tiene la sensación de que no va a poder salir de él; puede darse en un ascensor, en una habitación cerrada, en un espacio público... Se estima que el 5% de las personas sufre esta fobia, convirtiéndola en una de las fobias más comunes del mundo.

Al contrario de lo que muchos piensan, la claustrofobia no se da por las características del propio espacio, por ejemplo porque sea pequeño y oscuro; la fobia tiene lugar por los pensamientos irracionales que la persona que la sufre tiene acerca de las consecuencias que puede sufrir en el espacio en cuestión.  Las sensaciones de no poder moverse o de ser incapaz de respirar son algunas de las que se repiten con mayor frecuencia.

En muchos casos la claustrofobia se da debido a una vivencia traumática en un espacio pequeño u oscuro, como por ejemplo quedarse encerrado en un ascensor. Claro que hay determinados casos en los que la persona que sufre esta fobia ni siquiera necesita haber vivido ella misma un episodio traumático; basta con haber visto una película en la que el protaginista vive un encierro o una situación de este tipo.

Varios estudios han demostrado que quienes sufren de claustrofobia muestran una clara alteración cognitiva a la hora de calcular el espacio en el que se encuentran. Lo perciben más pequeño de lo que realmente es.

Tratamiento de las fobias

El miedo es una capacidad innata del ser humano; todos estamos programados para sentir miedo. Y lo cierto es que el miedo es necesario ya que nos proporciona información muy útil que en muchas ocasiones nos protege, activando los mecanismos de alerta que nos permiten velar por nuestra supervivencia. El principal problema se da cuando el miedo no responde a ningún tipo de estímulo que realmente suponha un peligro para nuestra integridad física y/o mental. Es entonces cuando estamos ante una fobia: un miedo irracional que en la gran mayoría de ocasiones requiere de tratamiento.

Quienes padecen una fobia ante una determinada situación o algún elemento, tratan de hacer todo lo que está en su mano para evitar el contacto. Pues bien, esta conducta de evitación puede perjudicar de forma notable la calidad de vida de los usuarios: aislamiento social y familiar, pérdida de oportunidades de trabajo...

Las fobias específicas o simples como las que hemos señalado en el apartado anterior son temores intensos ante la presencia de un determinado objeto, como por ejemplo una araña o una aguja. Así, la exposición real, o incluso imaginaria ante los mismos, genera una situación de gran ansiedad.

Este tipo de fobias se pueden tratar con la ayuda de la psicoterapia; en los casos más extremos se puede valorar la intervención psquiátrica. El principal objetivo es recuperar la funcionalidad para evitar el deterioro tanto personal como contextual del propio individuo. Así, el terapeuta dirige su trabajo hacia la gestión de los pensamientos negativos, la creación de pensamientos alternativos, y la generación de emociones adaptativas.

Consejos para superar una fobia

Consejos para superar una fobia

A la hora de superar una fobia, además del tratamiento adecuado en manos de un terapeuta, también es importante realizar un trabajo personal. A continuación señalamos los cuatro pasos clave que deben darse.

  1. Análisis: en primer lugar es indispensable analizar el origen de la fobia en cuestión; es decir, reflexionar acerca de qué hecho pasado ha dado lugar a la misma. Este es el primer paso para superar el medio irracional e intenso ante un determinado objeto o situación; ser consciente del origen de la ansiedad.
  2. Mentalidad: una vez claro el origen de la fobia, el siguiente paso consiste en pensar la mejor manera de enfrentarse a la situación o el objeto temido. La exposición debe ser gradual, de modo que cada vez resulte más sencillo y genere menos nivel de ansiedad. Es importante recordar que aunque una situación fóbica no puede poner a una persona en una situación de peligro real, lo vive de esta forma de manera emocional. Así, merece la pena tener en cuenta que una fobia no desaparece de un día para otro y que en un principio esa sensación de temor y ansiedad se va a dar.
  3. Exposición: una vez claro cómo hay que enfrentarse al objeto o situación, es el momento de pasar a la acción. No hay que esforzarse más de lo necesario; se trata de un proceso paulatino y progresivo.
  4. Firmeza: superar una fobia no es algo que suceda de golpe. Hay personas que tardan meses e incluso años para que realmente se sientan cómodos ante la situación u objeto que les causa un miedo intenso. La idea es que cada vez tenga una mayor tolerancia hacia dicha situación u objeto. Y, sobre todo, mantenerse firme y seguir hacia delante en el propósito de decir adiós a la ansiedad.

Aquí concluye este artículo sobre las fobias más comunes. También te podría interesar este otro artículo sobre las fobias más raras.

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