Tendinitis del tendón de Aquiles

Tendinitis del tendón de Aquiles

La parte posterior de la pierna conocida vulgarmente como pantorrilla está formada por tres músculo: el músculo Sóleo y dos músculos Gemelos. Estos músculos de unen a nivel del talón en un tendón único para insertarse en la parte posterior del hueso cálcaneo. A este tendón se le denomina Tendón de Aquiles.

El nombre de tendón de Aquiles se debe al héroe mitológico de la Ilíada. Aquiles fue sumergido por su madre en la laguna Estigia haciendo invulnerable su cuerpo, excepto el talón por el que lo tenía asido.

El tendón de Aquiles es el tendón más grueso y potente del organismo. Tiene una longitud de 6 cm, una anchura de 1,5 cm y un espesor de 5-6mm. La patología de este tendón ha sufrido un aumento notable en los últimos años debido al incremento de la práctica deportiva en la población en general y de la edad media de los deportistas.

El sufijo "itis" significa inflamación, por lo que la tendinitis del tendón de Aquiles será la inflamación del mismo. Esta inflamación se localiza en la parte posterior del talón. En este término se engloba tanto a fenómenos inflamatorios como degenerativos, es decir que la misma patología engloba distintas causas, aunque la sintomatología es la misma.

Índice
  1. Causas de esta tendinitis
    1. Mecanismos de producción
  2. Síntomas de la tendinitis del tendón de Aquiles
  3. ¿Cómo se diagnostica?
  4. Tratamiento para la tendinitis
  5. ¿Cómo evitarla?

Causas de esta tendinitis

Existen distintas causas que pueden provocar la tendinitis del tendón de Aquiles como son:

  1. Enfermedades infecciosas del aparato musculo-esquelético.
  2. Deportes que exijan saltos repetidos o aquellos que repitan un movimiento durante un período largo de tiempo: corredores de fondo o de medio fondo, maratón, ciclismo, voleibol, danza, gimnasia deportiva, baloncesto, salto de longitud, etc.
  3. Deformidades o desviaciones en los pies pueden causar inflamaciones del tendón de Aquiles como por ejemplo talones en valgo o en varo o alteraciones en los apoyos a la hora de caminar.
  4. Deformidades o desviaciones en las piernas y miembros inferiores.
  5. El uso de un calzado inadecuado al deporte que se realiza o realizar deportes con el calzado demasiado usado puede provocar problemas en el tendón de Aquiles. Es importante tener en cuenta las cuñas de la parte posterior de algunas zapatillas de deporte así como los desgastes excesivos de las suelas, que pueden forzar el pie en posiciones anómalas y dañar el tendón.
  6. El tipo de terreno donde se realiza el deporte o el entrenamiento también tiene importancia a la hora de provocar una posible tendinitis del tendón de Aquiles. Por ejemplo el abuso de entrenamientos en terrenos duros o sintéticos puede iniciar la patología del tendón.
  7. Falta de calentamiento previo antes de iniciar la práctica deportiva.

Mecanismos de producción

Tendón de aquiles

Las circunstancias productoras de la tendinitis del tendón de Aquiles van a provocar un daño a nivel del mismo que desarrollan una lesión en el cuerpo del tendón. El mecanismo productor es el estrés repetido sobre el tendón a consecuencia de un abuso de entrenamiento o práctica deportiva, una descompensación biomecánica del pie, un calzado inadecuado o un plan deportivo mal asesorado. En definitiva lo que ocurre es que el tendón se ve lesionado por la reproducción de movimientos lesivos que se repiten con excesiva frecuencia.

Las lesiones normalmente se van a producir en la zona menos vascularizada del tendón que se encuentra aproximadamente a unos 4 cm. por encima de su inserción en el calcáneo. En esta zona es donde se van a asentar selectivamente las rupturas y tendinitis aquíleas.

El tendón de Aquiles es capaz de soportar una tracción de 400 kg de peso. Si imaginamos el número de zancadas que ejerce un corredor de maratón durante una prueba de 42,250 Km, podemos imaginar la tracción a la que se le somete. Los microtraumatismos repetidos sobre el tendón darán lugar a la aparición de la tendinitis y la sintomatología asociada a esta.

En conclusión podemos decir que la pérdida de sus propiedades físicas o biomecánicas conducirá a la aparición de la patología tendinosa.

Síntomas de la tendinitis del tendón de Aquiles

Los síntomas que aparecen en la tendinitis del tendón de Aquiles son:

  • Dolor que normalmente se presenta por las mañanas y desaparece con la práctica deportiva, para reaparecer después del ejercicio para hacerse continuo y crónico.
  • Incapacidad para realizar actividad física e incluso puede llegar a alterar la marcha normal, impidiendo realizar una vida normal.
  • Dolor a la palpación del tendón.
  • Aparición de nódulos dolorosos en el cuerpo tendinoso.
  • Imposibilidad de realizar movimientos de flexo-extensión del pie, ya que producen dolores agudos en la zona tendinosa.
  • Inflamación de la zona posterior del talón localizada en la zona del tendón de Aquiles.
  • Enrojecimiento de la zona posterior del talón a nivel del talón de Aquiles.
  • Dolor al estiramiento pasivo y a la contracción del músculo.

¿Cómo se diagnostica?

La forma de diagnosticar una tendinitis del tendón de Aquiles es a priori complicada utilizando solamente una exploración física del paciente. Las movilizaciones en flexo- extensión del pie y las contracciones contra resistencia provocan dolor, pero este síntoma por sí solo no sirve para diagnosticar de tendinitis aquílea.

Estos mismos síntomas se pueden encontrar en otras patologías como roturas fibrilares o patologías osteoarticulares de las articulaciones del tobillo.

Para hacer un diagnóstico certero de la patología es necesario asociar una serie de pruebas complementarias de diagnóstico, entre las que se encuentran:

  • Analítica sanguínea que permita descartar enfermedades reumáticas o metabólicas que pueden ocasionar inflamación en la parte posterior del pie.
  • Radiología simple que permita observar la estructura ósea de la parte posterior del pie para descartar problemas a nivel osteoarticular.
  • Ecografía: es un método no invasivo que permite observar la estructura del tendón de Aquiles y visualizar lesiones o inflamaciones del cuerpo tendinoso.
  • Resonancia magnética nuclear: es el método de diagnóstico más específico y certero que permite explorar la anatomía del tendón y sus posibles alteraciones, dando una visión más clara y segura que con la ecografía o la radiología simple.

Tratamiento para la tendinitis

El tratamiento de la tendinitis del tendón de Aquiles se consigue con varias actuaciones:

  • Reposo de la actividad física o deportiva. Es imprescindible mantener un reposo durante 2-3 meses
  • Administración de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para reducir la inflamación y el dolor.
  • Infiltraciones de corticoides siempre con precaución de espaciarlas diez días y no exceder de tres.
  • Tratamiento fisioterápico con administración de láser, ultrasonidos o masoterapia. La terapia mediante masajes se muestra muy efectiva en esta patología.
  • Tratamiento de las alteraciones en la forma del pie y en la forma de caminar y correr de la persona. Es necesario analizar la patología general del pie e instaurar un tratamiento mediante el uso de plantillas ortopédicas que corrijan los defectos biomecánicos que influyen negativamente en el tendón de Aquiles.
  • Asesorar al paciente en el uso de un calzado adecuado que permita realizar una práctica deportiva segura e impida lesiones a nivel del tendón de Aquiles. Es necesario usar un calzado específico para cada deporte y evitar el uso de zapato deportivo excesivamente usado.
  • Tratamiento quirúrgico. Es la última elección de tratamiento y siempre hay que llegar a él después de agotar por lo menos tres meses de tratamiento conservador. Consiste en eliminar las zonas dañadas del tendón y dotarle de mayor volumen y solidez.

¿Cómo evitarla?

Para evitar la aparición de la tendinitis del tendón de Aquiles tendré que tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Realizar deporte de forma controlada y supervisada por un plan de entrenamiento adecuado a nuestra edad y dedicación al mundo deportivo.
  • Usar calzado deportivo adecuado al deporte a realizar.
  • No usar el calzado deportivo cuando este se haya desgastado en exceso y la suela esté desnivelada, sobre todo en la parte posterior del zapato.
  • Realizar estiramientos previos a la práctica deportiva.
  • Acudir al Podólogo en el momento que se sospeche que existe una alteración en la forma de caminar o de apoyar el pie.

Deberá acudir al Podólogo cuando:

  1. Observe que mi forma de caminar o de apoyar el pie no es correcta.
  2. Si me han detectado un vicio pronador o supinador a la hora de correr o caminar.
  3. Si necesito que me pongan un tratamiento ortopédico mediante el uso de plantillas o modificaciones en el calzado.
  4. Si he tenido dolores en la parte posterior del tobillo durante el entrenamiento o la práctica deportiva.
  5. Si he notado que mi calzado deportivo se desgasta muy rápido por la zona posterior de la suela.

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