Onicomicosis

Onicomicosis

Los hongos son organismos vegetales, sin clorofila, que se encuentran en el medio ambiente que nos rodea. Existen unas 100.000 especies de hongos, de las cuales tan sólo 100 son capaces de provocar enfermedades en el hombre.

Los hongos viven en nuestro cuerpo en equilibrio. Esto significa que en condiciones normales no producen infecciones. Determinadas condiciones del ambiente o de la propia persona pueden hacer que se desarrolle una infección por hongos.

La onicomicosis es una infección de la uña provocada por los hongos y es una enfermedad muy frecuente. Entre el 40%-50% de las consultas de Podología se producen por esta causa, lo que demuestra su alta incidencia en la población. A diferencia del pie de atleta, la onicomicosis es más frecuente en personas de edad media y ancianos, favorecida por las alteraciones circulatorias de los dedos asociados a la edad y trastornos de la forma de la uña que se pueden adquirir a lo largo de la vida.

Índice
  1. ¿Por qué se produce?
  2. Síntomas de la onicomicosis
  3. ¿Cómo se diagnostica?
  4. Tratamiento de la onicomicosis
  5. ¿Cómo evitarla?

¿Por qué se produce?

La onicomicosis está producida por una infección de hongos que afecta a la uña. Esta enfermedad de las uñas se puede producir por distintos tipos de hongos, que se pueden englobar en dos grandes grupos. Estos dos grandes grupos son: dermatofitos y levaduras.

Hongos dermatofitos: los que afectan con mayor frecuencia a la uña son (de mayor a menos incidencia):

  • T. Rubrum.
  • T. Mentagrophytes
  • E. Floccosum

Levaduras: dentro de las levaduras sin lugar a dudas, la "Candida Albicans" es el hongo que más afecta a las uñas, pero hay que tener en cuenta que cuando la infección de la uña está provocada por ésta, casi siempre se debe a estados de inmunodefieciencia, es decir, cuando el organismo tiene bajas sus defensas. También la Candida Albicans es más frecuentes en personas que realizan cierto tipos de actividades que favorecen la humedad del pie, como es el caso de deportistas, cocineros, encofradores, bomberos, jardineros, etc.

Los hongos se desarrollan con mayor facilidad en zonas húmedas y cálidas. Por esto determinadas partes de nuestro organismo son sitios de preferencia para sufrir una infección.

Las zonas donde se localiza con mayor frecuencia una micosis son:

  • Entre los dedos del pie.
  • La planta del pie.
  • Las ingles.
  • Las uñas.
  • El pelo.

Los hongos se contagian por contacto directo de nuestros pies con esporas esparcidas en el suelo. Los lugares donde normalmente se camina descalzo son zonas de riesgo para el contagio. Como por ejemplo:

  • Piscinas.
  • Duchas.
  • Saunas.
  • Gimnasios.
  • Playas.
  • Etc.

Una vez que la uña ha sido afectada por el hongo ésta se ve alterada en su forma y crecimiento. Normalmente la uña se amarillea, se engrosa y crece despacio. Los hongos se alimentan de la queratina de la uña y poco a poco la van destruyendo, pero los residuos de la uña quedan compactados sobre sí mismos y la uña acaba siendo un acúmulo de desperdicios provenientes del metabolismo de los hongos. A medida que la uña va creciendo desde su porción más cercana a la raíz de la misma se va afectando por la acción de los hongos y el resultado con el paso del tiempo es una uña engrosada, amarillenta y de textura harinosa.

Las micosis de las uñas (onicomicosis) se contagian en ocasiones por los hongos que viven en nuestra piel, y están favorecidas por determinadas condiciones. El pie es una zona del cuerpo que sufre con mayor facilidad infecciones fúngicas (causadas por hongos). La piel del pie se encuentra en muchas ocasiones lesionada por agentes externos como jabones o cosméticos demasiado agresivos, calzado o calcetines inadecuados (que mantienen el pie húmedo) lo que produce una disminución de la protección natural de la piel llamada manto ácido. El manto ácido de la piel está formado por una fina capa protectora que está en constante renovación. Esta capa impide el desarrollo de los hongos.

Síntomas de la onicomicosis

Cuando el sudor excesivo de la piel no puede evaporarse debido a un mal calzado o al uso de calcetines de fibras sintéticas, el manto ácido de la piel se destruye por la acción del mismo y deja vía libre a la invasión por parte de los hongos.
La temperatura elevada es otro factor que facilita el crecimiento de los hongos y esta condición está muy favorecida en los pies por el uso del calzado.

Los problemas circulatorios de las piernas afectan con mayor crudeza a los pies, que es por lógica donde con mayor dificultad llega la sangre. Así mismo, los dedos son en este caso los más perjudicados y por lo tanto las uñas de los pies se nutren de forma deficiente y se empiezan a engrosar. El engrosamiento de la uña favorece el despegamiento de ésta del lecho ungueal, circunstancia que es aprovechada por los hongos para atrincherarse en esta zona e iniciar la invasión del resto de la uña.

Síntomas de la onicomicosis

La uña se puede afectar de distintas formas, pero existen signos comunes que pueden alertarnos sobre ello:

  • Engrosamiento de la uña.
  • Cambios de coloración. La uña aparece amarilla, negro-marronácea.
  • Alteración del crecimiento normal de la uña.
  • Enrojecimiento e hinchazón de los tejidos que rodean a la uña.
  • La uña se deshace al cortarla.
  • Acúmulo de restos de piel y uña debajo de ésta.
  • Mal olor de la uña al cortarla.
  • Presencia de líquido o exudado debajo de la uña.

¿Cómo se diagnostica?

La onicomicosis es una enfermedad de difícil diagnóstico a simple vista, por lo que tan sólo con la apariencia clínica de la lesión no podemos asegurar que exista tal infección. Esta dificultad radica en la existencia de otras enfermedades de las uñas que se parecen mucho a la onicomicosis como puede ser la onicogrifosis o la psoriasis.

Para el correcto diagnóstico de la onicomicosis se utilizan los cultivos de las uñas afectadas. El método de identificación del hongo consiste en el cultivo del material infectado (placa ungueal, polvo ungueal) en medios de cultivo adecuados, como el agar o Sabouraud.

Una vez obtenido el crecimiento del hongo se utilizan varias técnicas para la identificación del mismo como el estudio de las características macroscópicas de la colonia (forma, disposición, etc.), el análisis de la velocidad de crecimiento y también el estudio con microscopio.

También es posible observar los hongos directamente a través del microscopio, lo que facilita un diagnóstico rápido pero no permite identificar el género y la especie.

Tratamiento de la onicomicosis

Si sospecha que tiene hongos en los pies debe acudir rápidamente a su médico o podólogo para que los trate. Los hongos se tratan con unos medicamentos llamados antifúngicos. Existe una amplia gama de ellos. Para tratar la onicomicosis también se utilizan lacas de uñas, lociones o cremas. No debe utilizar fármacos sin antes acudir a un profesional.

Su podólogo puede cortarle y rebajarle correctamente la uña infectada de hongos, lo que acelerará su curación y evitará el contagio de las uñas cercanas. Los hongos deben ser tratados y curados cuanto antes. Esto evitará su extensión al resto del pie lo que retrasará y dificultará su curación.

¿Cómo evitarla?

Existen una serie de medidas para prevenir la infección de hongos en el pie:

  • No andar descalzo en playas, piscinas, gimnasios, saunas o duchas comunes. Tampoco hacerlo por alfombras o moquetas de casa o de hoteles.
  • Usar un calzado que permita la correcta transpiración del pie y adecuado a la estación del año en la que nos encontremos.
  • Cambiar todos los días de calzado.
  • Usar calcetines de fibras naturales, fundamentalmente lana, hilo o algodón, que permitan transpirar el pie y a su vez lo mantengan seco.
  • Lavar los pies diariamente y cambiarse todos los días de calcetines.
  • Si existe aumento de la sudoración, lavar los pies dos veces al día.
  • Controlar la sudoración del pie con antitranspirantes que eviten la humedad continua del mismo.
  • Usar jabones neutros que no lesionen la piel.
  • Aplicar cremas hidratantes y protectoras del manto ácido.
  • Secar los pies después del baño con una toalla de algodón y con especial cuidado entre los dedos.
  • No dejar los pies más de 10 minutos sumergidos en el agua.

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