El escalamiento en las discusiones

Discusiones personales

Cuando nos enzarzamos en una discusión corremos el riesgo de entrar en un proceso llamado escalamiento, consistente en aumentar la agresividad de nuestros argumentos, reduciendo la importancia que le damos al posible impacto que pueden ocasionar en la persona que los recibe.

Índice
  1. ¿Qué es el escalamiento?
  2. ¿Cómo desescalar una discusión?
    1. Utilizar la comunicación
    2. Prestar atención
    3. Tomarse un tiempo
    4. Ser asertivo
    5. Saber pedir disculpas
    6. Detectar el escalamiento

¿Qué es el escalamiento?

No es solo una cuestión de grado en la que uno de los participantes aumenta el tono de voz, dando lugar a la clásica situación donde cada uno intenta gritar más que la otra persona para enfatizar su posición, acabando en una sucesión de gritos sin un rumbo claro. En el escalamiento  podemos encontrarnos completamente calmados mientras intentamos situarnos por encima de la persona en cuestión.

Este proceso es más probable cuando tenemos una relación afectiva con dicha persona, lo cual tiene unas consecuencias mucho mayores al añadir elementos como experiencias pasadas en otras situaciones similares o expectativas respecto a la otra persona.

El escalamiento es tanto una consecuencia como una técnica aprovechada en las discusiones al conocer su forma de actuar. Cuando se tiende a aumentar la parte emocional del discurso la otra persona puede centrarse en este factor, desestimando nuestros argumentos al separarlos de la emoción que estamos mostrando. Es la llamada técnica desarmar la ira, muy utilizada en el ámbito empresarial cuando se realizan dinámicas grupo.

Qué es el escalamiento

¿Cómo desescalar una discusión?

El desescalamiento es un comportamiento que intenta el manejo pasivo y la reducción de conflictos. Desescalar una discusión no significa ceder ni rendirse, significa tomar consciencia de lo que ocurre, usar la asertividad y cambiar el sentido de la conversación, con sentido nos referimos al tono de voz, lenguaje corporal, lenguaje verbal y rumbo de la conversación.

A veces hay que tomarse un tiempo para pensar antes de contestar, pues algunas contestaciones pueden escalar una discusión hasta un punto muy elevado. En las relaciones de pareja el escalamiento es especialmente peligroso y es una de las mayores causas de ruptura en las relaciones sentimentales, y de las que mayor arrepentimiento producen en el tiempo.

Cuando nos encontramos frente a una discusión podemos aprovechar la situación para separar el tono emocional del contenido mismo del discurso, lo que reducirá el proceso de escalamiento y permitirá reconducir la discusión. De no hacerlo, podemos entrar nosotros mismos en proceso de escalada, añadiendo todavía más factores emocionales a la discusión.

A pesar de conocer la existencia del proceso de escalamiento, encontraremos momentos en los que es realmente complicado no entrar en dicho proceso. Los factores personales y las creencias sobre las consecuencias que puede tener el no quedar por encima en la discusión nos lleva al disparador, ignorando incluso el tipo de relación que tenemos con la persona participante.

Algunos de los factores que pueden ayudar a desescalar una situación son:

Utilizar la comunicación

La comunicación es un factor sumamente importante para poder desescalar un conflicto o una crisis. Aprender a escuchar con empatía, tratando de entender de dónde viene la discusión y el punto de vista de la otra persona puede ayudarnos a manejar mejor un conflicto. Siempre es bueno ponerse en los zapatos del otro para darnos cuenta que quizás el otro no esté tan equivocado como pensamos y simplemente percibe de manera diferente las cosas.

Prestar atención

Si la otra persona que participa del conflicto siente que no tiene nuestra atención y que pasamos por alto sus sentimientos, puede enojarse a tal modo de que el conflicto siga subiendo de tono, e incluya más acciones negativas para nuestra parte. Esto no será bueno, pues si estamos intentando desescalar una situación poco agradable y conflictiva lo último que tenemos que hacer es enfadar más a la otra parte. Tampoco es que tenemos que darle la razón, pero si prestarle atención a sus sentimientos y a su visión del problema.

Al escuchar realmente, y transmitir eso a través del lenguaje corporal, así como las palabras,podemos eliminar la razón de la persona para escalar la situación.

Tomarse un tiempo

Si estamos enojados, primero debemos tranquilizarnos antes de interactuar con la otra persona del conflicto, pues si comenzamos la situación impulsados por la ira solo aumentaremos el grado del conflicto.

Primero nos calmaremos y luego comenzaremos a ver la situación y buscar cómo podemos intervenir de forma segura. Podemos tomar una respiración profunda, contar hasta 10 o decirle a la otra parte que no es el momento indicado para hablar.

Ser asertivo

Con la asertividad podemos expresar nuestros sentimientos y pensamientos de manera firme y concisa, respetando y sin ofender al otro. Para ser asertivos durante una crisis o durante una discusión, no usaremos un tono de voz elevado, pero tampoco usaremos un tono bajo; usaremos el tono ideal, ese que brinda firmeza pero a la vez tranquilidad. Debemos enviar mensajes claros y nuestro lenguaje corporal debe ser el indicado: ni cabizbajo, ni eufórico, simplemente erguido y de frente.

Saber pedir disculpas

Nunca debemos disculparnos por un error imaginario, pero una disculpa sincera en una situación que fue injusta puede generar credibilidad en nuestro intento de reducir la escala. Este es un simple reconocimiento de que ocurrió algo que podría causar que la otra persona se enoje razonablemente.

Pedir disculpas le permite a la otra persona darse cuenta de que estamos utilizando nuestra capacidad de empatía, nos estamos poniendo en su lugar y nos estamos dando cuenta de que hicimos algo mal.

Detectar el escalamiento

Por último debemos aprender a detectarla y reducirla. Una de las mejores formas es aplicar el llamado tiempo fuera, una técnica traída directamente desde la psicología clínica donde pediremos a la persona con la que discutimos que nos dé un tiempo determinado para pensar, relajarnos y volver a tratar el tema en otro momento más adecuado. Si tenemos confianza con ella nos permitirá ese tiempo, ayudando para cuando se retome la discusión.

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