Hallux varus

Hallux varus

El hallux varus es una deformidad del pie poco frecuente. Consiste en la desviación del primer dedo del pie hacia el eje medio del cuerpo, es decir hacia el interior. Es la deformidad opuesta al hallux valgus (juanetes) donde el dedo se desvía hacia externo aproximándose al segundo dedo del pie. El hallux varus es una deformidad que envuelve tres movimientos del primer dedo: supinación de la primera articulación metatarsofalángica, hiperextensión de la primera articulación metatarsofalángica e hiperflexión de la articulación interfalángica del primer dedo.

Esta explicación técnica de la deformidad se explica de forma sencilla entendiendo que el dedo gordo del pie se desvía en dirección al pie contrario en una deformidad en la que además el dedo se encuentra girado con el pulpejo hacia el pie contralateral y la uña del dedo frente al segundo dedo. Se trata de una alteración del pie muy espectacular. La persona que la padece tiene serias dificultades para calzarse y caminar debido a la descompensación biomecánica que acarrea este problema.

El hallux varus puede aparecer incluso en recién nacidos ya que en muchas ocasiones obedece a una causa congénita. En otros casos la deformidad es objeto de una secuela quirúrgica de la corrección del hallux valgus.

Índice
  1. ¿Por qué se produce?
  2. ¿Qué síntomas aparecen?
  3. Diagnóstico del hallux varus
  4. Tratamiento del hallux varus
  5. ¿Cómo evitarlo?

¿Por qué se produce?

Las causas que producen el hallux varus se pueden agrupar en dos categorías:

Causas congénitas

Dentro de las causas congénitas nos encontramos dos tipos de manifestaciones. La primera es en la que encontramos la deformidad del hallux varus de forma aislada. La deformidad aparece sola sin asociarse a otra malformación congénita.

Un ejemplo de este tipo manifestaciones es la inserción anormal del músculo abductor del hallux que obliga al dedo a desviarse en adducción, iniciando de esta forma la deformidad.

En el segundo tipo de causas congénitas se engloban aquellas manifestaciones en las cuales encontramos la deformidad del hallux varus asociada a otras malformaciones congénitas como el metatarsus adductus, el pie equinivaro, o desórdenes neuromusculares como la polio o alteraciones teratogénicas.

Causas adquiridas

Dentro de las causas adquiridas nos encontramos la subluxación articular a consecuencia de la inflamación crónica en procesos como la artritis reumatoide u otras enfermedades sistémicas.

Otra causa adquirida es el debilitamiento o pérdida de función de las estructuras de la cápsula articular, como es el caso de los accidentes provocados por la práctica deportiva en los que se producen traumatismos directos sobre la primera articulación metatarsofalángica.

La causa adquirida más frecuente dentro de las causas adquiridas es el hallux varus causado por secuelas postquirúgicas de la cirugía del juanete o hallux valgus. Existen determinados tipos de intervenciones que tienen mayor riesgo de producir un hallux varus y son las que incluyen alguno de los siguientes procedimientos:

  • Excisión del sesamoideo peroneo.
  • Eliminación excesiva de la exóstosis de la cabeza del primer metatarsiano.
  • Hipercorreción de la deformidad ósea con disminución del ángulo entre el primer y segundo metatarsiano.
  • Corte del tendón del músculo adductor del dedo gordo y de la porción lateral de la cabeza del primer metatarsiano.
  • Correción agresiva de la contractura de la cápsula articular.
  • Hipercorreción del vendaje postoperatorio de la cirugía del hallux valgus.
  • Subluxación del sesamoideo tibial en la transferencia del tendón adductor.
  • Todas estas actuaciones dentro de la cirugía del hallux valgus o juanete pueden provocar la deformidad del hallux varus.

¿Qué síntomas aparecen?

La sintomatología que acompaña a la deformidad del hallux varus es:

  • Desviación del primer dedo del pie en adducción. El dedo gordo del pie se desvía hacia el eje medio del cuerpo que pasa justo entre los dos pies. El dedo gordo del pie se desvía en dirección al pie contrario en una deformidad en la que además el dedo se encuentra girado con el pulpejo hacia el pie contralateral y la uña del dedo frente al segundo dedo.
  • Alteraciones en la marcha de la persona por la deformidad. El primer dedo del pie juega un papel importante en el desarrollo del paso y esta alteración impide el funcionamiento normal por la supresión del impulso que el dedo gordo hace durante el despegue del pie del suelo en la marcha.
  • Rozaduras, ampollas, heridas o ulceraciones provocadas por el roce del dedo con el zapato. Esta alteración hace muy difícil el calzarse debido a que la desviación del dedo rompe totalmente con la forma normal de una puntera convencional. En otro tipo de deformidades del pie como en el caso del juanete es más fácil para el paciente meter el pie en el zapato, a fuerza del acabalgamiento de un dedo contra el otro, pero en el caso del hallux varus esta circunstancia nos es posible. Tan sólo en deformidades flexibles es posible acoplar el pie en el calzado.
  • Durezas o callosidades en el dedo gordo o en la planta del pie debido al roce del zapato y a las
    alteraciones de la marcha, que provocan zonas de sobrecarga e hiperpresión.
  • Alteraciones en la uña del primer dedo del pie. La uña puede aparecer quebradiza o rota por el roce del zapato. Si el trauma sobre la uña se prolonga en el tiempo esta puede cambiar de forma engrosándose por alteraciónde la matriz ungueal. La presión continua sobre la zona de crecimiento de la uña provoca alteraciones en la misma.
  • Dolor e inflamación en la articulación.
  • Alteraciones y disbalances musculares por el funcionamiento incorrecto del pie.

Diagnóstico del hallux varus

El diagnóstico de la deformidad se realiza mediante el examen clínico de la deformidad y las pruebas complementarias de diagnóstico.

Hallux varus y huesos del pie

La prueba complementaria indiscutible es la realización de una radiografía del pie afectado. En ella podemos observar el grado de la deformidad y el estado de las estructuras adyacentes. Si la alteración ha estado causada por una secuela postquirúrgica es importante evaluar el estado de los elementos óseos y de la articulación para planificar una buena corrección quirúrgica.

La ecografía y la resonancia magnética nuclear pueden ser de utilidad en deformidades congénitas para establecer las variaciones a escala muscular y de otras partes blandas del pie que no pueden valorarse en radiografía.

Tratamiento del hallux varus

El tratamiento del hallux varus es quirúrgico la mayoría de los casos. Tan sólo en casos de deformidades congénitas con suficiente flexibilidad es posible el tratamiento conservador mediante el uso de férulas correctoras.

El uso de plantillas ortopédicas puede ayudar a compensar las dificultades de la marcha y evitar las complicaciones provocadas por esta circunstancia.

En personas mayores o con problemas que contraindiquen la intervención quirúrgica es importante valorar la posibilidad de realizar un calzado a medida que facilite la cabida del pie sin roces ni molestias.
En recién nacidos o niños es posible corregir la deformidad mediante cirugía de partes blandas. Se trata de técnicas quirúrgicas que actúan sólo sobre músculos, tendones, ligamentos, cápsula articular y piel. A veces es posible corregir la deformidad sin necesidad de realizar manipulaciones óseas.

En otras ocasiones la cirugía debe incluir correcciones en el hueso, tanto en el primer metatarsiano como en la falange del dedo gordo. Se trata de realizar cortes óseos en forma de cuña que permitan recolocar las estructuras osteoarticualres a su posición original.

¿Cómo evitarlo?

Si las causas del hallux varus son congénitas la prevención no es posible, únicamente estando atento al desarrollo del recién nacido para detectar cualquier deformidad lo antes posible.

La aparición de un hallux varus adquirido tras una intervención de juanetes es algo que muchas veces no se puede controlar. En toda cirugía hay un pequeño riesgo que hay que valorar sopesando los "pros" y los "contras". En este caso la cirugía de juanetes deberá estar bien programada, bien diseñada y bien realizada por el profesional. La persona intervenida debe seguir las recomendaciones del profesional y de esa forma los riesgos de que la corrección recidive o degenere serán los menores.

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