Botulismo

Botulismo

El botulismo es una enfermedad paralizante que se inicia en los nervios craneales y se extiende posteriormente, hasta alcanzar los miembros inferiores y superiores. Está producida por el Clostridium Botulinum, por neurotoxina proteica fabricada por este microorganismo.

Índice
  1. Causas del botulismo
  2. Síntomas del botulismo
    1. Botulismo alimentario
    2. Botulismo de las heridas
    3. Botulismo del lactante
    4. Botulismo infantil del adulto
  3. ¿Cómo se diagnostica?
  4. Tratamiento del botulismo
  5. ¿Cómo puedo evitarlo?

Causas del botulismo

El Clostridium Botulinum es un bacilo anaerobios Gram + que se encuentran en el suelo y en el ambiente marino de todo el mundo y elaboran la toxina bacteriana más potente que se conoce.

La enfermedad se produce por los efectos de la neurotoxina, que penetra en el sistema vascular y es transportada a terminaciones nerviosas periféricas colinérgicas y tiene una actividad letal no paralizante.

Clostridium botulinum: agente causal del botulismo
Clostridium botulinum: agente causal del botulismo

La enfermedad se puede producir por varios mecanismos:

1º. Ingesta de toxina preformada en alimentos contaminados por Clostridium Botulinum. El botulismo por alimentos se ha observado en la elaboración casera de conservas de alimentos, sobre todo de vegetales (judías verdes pimientos, espárragos, etc); frutas, condimentos, carne y pescado. Los productos comerciales originan brotes epidémicos. En epidemias originadas en restaurantes, escuelas, etc, se ha implicado distintos tipos de alimentos ( estofados de carne de vaca, pasteles envasados, patatas al horno, etc).

La intoxicación alimentaria es el mecanismo más frecuente de contagio. En España se dan 3-10 episodios al año, con 10-50 afectados.

El botulismo alimentario ocurre de varias formas:

  • Un alimento se ha contaminado con esporas.
  • La conserva no inactiva las esporas, pero mata a otras bacterias de la putrefacción que pueden inhibir la producción del Clostridium Botulinum y, además, proporcionan el ambiente idóneo que permite la germinación y elaboración de la toxina.
  • Al no calentar el alimento hasta una temperatura que destruya la toxina antes de ingerirla.
  • Es necesario que hayan transcurrido varios días desde la fabricación del alimento hasta su consumo (como mínimo ocho días), y que el alimento no se haya calentado previamente a la ingestión, ya que la toxina se destruye a los 80ºC.

2º. Por toxina producidas en heridas contaminadas por el Clostridium: botulismo de heridas.

3º. Por ingestión de esporas y producción de toxina en el intestino del lactante: botulismo infantil.

4º. Por ingestión de esporas y producción de toxina en el intestino del adulto: botulismo infantil del adulto.

5º. Por mecanismo indeterminado.

Síntomas del botulismo

Botulismo alimentario

Tras la ingestión de alimentos contaminados con la toxina, la enfermedad se inicia desde una forma leve que no necesita atención médica, hasta un cuadro grave que puede ser mortal en 24 horas.

El periodo de incubación es de 18-36 horas, según la cantidad de toxina ingerida. Se inicia una parálisis descendente simétrica, que puede llevar a insuficiencia respiratoria y muerte.

Los síntomas:

  • Comienzan con parálisis de nervios craneales con diplopia, disartria con o sin disfagia, debilidad motora desde la cabeza afectando al cuello, tórax, brazos, y piernas.
  • Se acompaña de náuseas, vómitos, dolor abdominal, antes o después de la parálisis; pueden existir desmayos, visión borrosa, boca seca y sequedad faríngea.
  • El enfermo permanece consciente y orientado, pudiendo estar amodorrado, agitado o ansioso.
  • No hay fiebre.
  • Aparece ptosis palpebral, y disminución de los reflejos pupilares, con pupilas fijas y dilatadas.
  • Es frecuente el íleo paralítico, estreñimiento intenso y retención de orina.

Botulismo de las heridas

Aparece en heridas contaminadas por esporas de Clostridium Botulinum. Las esporas pueden germinar y dar formas vegetativas del microorganismo que produce la toxina. Se observa en heridas traumáticas contaminadas con tierra, en adictos crónicos a drogas vía parenteral, y después del parto por cesárea. Cuando hay fiebre suele existir una infección simultánea por bacterias.

Botulismo del lactante

Es la forma más frecuente. La toxina es elaborada y absorbida en el intestino tras la germinación de las esporas ingeridas. La intensidad varía desde formas leves, hasta fulminantes con parálisis y fracaso respiratorio.

La miel contaminada y el jarabe de maíz son una fuente de esporas, por lo que no se recomienda estos alimentos en niños menores de doce meses.

Los casos más frecuentes aparecen en niños menores de seis meses.

La susceptibilidad disminuye al desarrollarse la flora intestinal normal. El cuadro es muy variable, desde estreñimiento, hasta el síndrome de la "muerte súbita".

Lo más frecuente es el llamado síndrome del "lactante fláccido" con disminución de la succión, llanto débil, letargia, y pérdida de la capacidad para mantener la postura de la cabeza. Pueden existir síntomas respiratorios y debilidad muscular generalizada.

Botulismo infantil del adulto

La toxina es producida en el intestino en personas colonizadas por el germen. Se puede encontrar toxinas y microorganismos en las heces, durante largos períodos de tiempo; en el alimento sospechoso pueden encontrarse esporas, pero no la toxina.

La patología previa del aparato digestivo o cirugías previas a ese nivel, pueden predisponer al trastorno.

¿Cómo se diagnostica?

Se debe sospechar en pacientes sin fiebre y con buen estado mental que presentan parálisis descendente simétrica, sin manifestaciones sensoriales.

La identificación de la toxina en el suero por bioanálisis en ratones, es concluyente; pero esta prueba puede ser negativa en el botulismo infantil y en el de las heridas; sólo se realiza en laboratorios especializados. La demostración de la toxina o del microorganismos en los vómitos, secrección gástrica o heces es muy sospechosa, al igual que el hallazgo del microorganismo en cultivos de la herida.

La velocidad de conducción nerviosa es normal, pero en el electromiograma los potenciales de acción están disminuidos, y se observa facilitación tras estímulos repetitivos.

Es necesario hacer diagnóstico diferencial con otras enfermedades como el Síndrome de Guillén-Barré (parálisis ascendente más alteraciones sensoriales y aumento de proteinas en el líquido cefalorraquídeo), poliomielitis, parálisis por garrapatas, abdomen agudo, faringitis, ACVA, intoxicación por setas, medicamentos o productos químicos.

Tratamiento del botulismo

Es necesario la hospitalización y vigilar a los enfermos clínicamente, mediante espirometría, pulsioximetría y gasometría arterial, para descartar fallo respiratorio en su inicio.

En los casos producidos por alimentos, se administra antitoxina de caballo lo antes posible; no es necesario la confirmación por el laboratorio; se debe dar purgantes y enemas para eliminar la toxina del intestino; los vómitos y el lavado gástrico sólo son útiles si la ingestión fue reciente (horas antes).

En el botulismo infantil sólo se realiza tratamiento de mantenimiento.

En el botulismo de las heridas se administra antitoxina de caballo y antibiótico, como penicilina; también se revisa y desbrida la herida.

¿Cómo puedo evitarlo?

Para prevenir la aparición de la enfermedad es importante atender a los factores de riesgo; para ello se recomienda:

  • Lavado de vegetales y frutas antes de su ingesta
  • Precaución con las conservas caseras, calentamiento de las conservas a 110ºC durante 35 minutos, en olla a presión; impedir la producción de la toxina mediante la salazón, acidificación o adición de nitrito sódico
  • Especial atención a los botes de conservas (abolladuras, apertura, fecha de caducidad...).
  • Limpieza cuidadosa de heridas y otras erosiones dérmicas
  • Evitar la ingesta de miel en niños menores de un año

Se debe acudir al médico de atención primaria cuando haya sospecha de consumo de conservas en mal estado, o se presenten heridas de aspecto contaminado junto con la aparición de alguno de los síntomas antes mencionados (náuseas, vómitos o inicio de parálisis).

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