Sistema respiratorio

Sistema respiratorio

La respiración es una de las acciones más indispensables y necesarias para todos los seres vivos, ya que permite al individuo o animal poder inhalar y exhalar los gases propios del cuerpo con el ambiente mediante los pulmones. Sin embargo, cada sistema puede variar, ya sea según el organismo, hábitat en el que se desarrolle y calidad de vida. ¿Cómo saberlo? No dejes de leer hasta el final para conocer todo sobre el sistema respiratorio.

Índice
  1. ¿Qué es el sistema respiratorio?
    1. ¿Para qué sirve?
  2. Sistema respiratorio: partes y anatomía
    1. Fosas nasales
    2. Faringe
    3. Laringe
    4. Tráquea
    5. Pulmones
    6. Músculos intercostales
    7. Diafragma
    8. Pleura y cavidad pleural
  3. ¿Cómo funciona el sistema respiratorio?
  4. ¿Cómo debería ser una respiración normal?
  5. Enfermedades que afectan el sistema respiratorio
  6. Cómo cuidar el aparato respiratorio

¿Qué es el sistema respiratorio?

De manera más concreta, este sistema fundamental del cuerpo es el conjunto de órganos que hacen posible la respiración. Allí es donde se realiza el intercambio de gases, donde la sangre es capaz de captar todo el oxígeno de la atmósfera y eliminar el dióxido de carbono, que no es más que un elemento de desecho.

Para ello, los pulmones constituyen el órgano principal de todo este aparato, en compañía de las fosas nasales, faringe, boca, laringe y tráquea. Mientras que los pulmones se entrelazan estrechamente con los bronquiolos, bronquios y alvéolos pulmonares.

¿Para qué sirve?

Como ya adelantamos anteriormente, el sistema respiratorio representa un sinónimo de vida tanto para el ser humano como para los animales, donde mediante la respiración pueden efectuar el correcto intercambio de gases. Pero más allá de eso, este sistema también juega un papel importante, ya que permite conservar el equilibrio natural entre los ácidos y gases, propios del cuerpo, a través de la eliminación del dióxido de carbono de la sangre.

Sistema respiratorio: partes y anatomía

La composición del sistema respiratorio es muy amplia, pues se trata de un conjunto de órganos que trabajan de la mano para tal finalidad. A continuación, conocerás cuáles son cada uno de esos elementos que conforman éste aparato en el cuerpo humano.

Sistema respiratorio: partes y anatomía

Fosas nasales

Se trata de dos cavidades, que pueden variar de acuerdo a la fisonomía de cada persona. Permiten la entrada y salida de aire. En este proceso, el aire se humedece, pasa a filtrarse y calentarse mediante los cornetes.

Faringe

Su forma es similar a la de un tubo, que se encuentra ubicado en el cuello con el revestimiento de una capa mucosa. Este tubo de conecta con la cavidad bucal, y al mismo tiempo con las fosas nasales, el esófago y la laringe.

Laringe

Gracias a este conducto es posible percibir el paso del aire, el cual va desde la faringe hasta la tráquea y los pulmones. Específicamente, las cuerdas vocales se encuentran en la laringe.

Tráquea

También se trata de otro elemento en forma de tubo, que hace posible que el aire pase por la laringe y los bronquios. El revestimiento de la tráquea está reforzado por varios cartílagos resistentes, que impiden que el conducto se colapse por presión o tensión en la zona del cuello.

Pulmones

Son los órganos más indispensables para el sistema respiratorio, ya que mediante ellos se logra el intercambio de gases con la sangre. En los pulmones se encuentra también lo que se denomina como árbol bronquial, donde nacen ramificaciones pequeñas. Por otra parte, se encuentran varios elementos como la tráquea o los bronquios principales, que pueden ser secundarios o lobares. Estos a su vez pueden dividirse en bronquios terciarios o segmentarios, que dan origen a los bronquiolos. Estos bronquiolos desembocan en bronquiolos terminales, donde se desligan los bronquiolos respiratorios y se encuentran los sacos alveolares.

Músculos intercostales

Aunque se cree que solo se trata de unos simples músculos, son verdaderamente importantes para la fácil movilización del tórax durante el proceso de inspiración. Estos músculos están situados en los orificios que existen en las dos costillas consecutivas.

Los músculos intercostales

Diafragma

Se trata de otro resistente músculo que realiza una separación entre la cavidad torácica y la abdominal. El proceso se realiza en dos fases, pues cuando hay contracción, baja e incrementa el tamaño de la cavidad torácica, lo que provoca la inspiración. Mientras que cuando se relaja, sube y disminuye el tamaño de la cavidad torácica y provoca la espiración.

Pleura y cavidad pleural

La pleura es concretamente el revestimiento de los pulmones. Se conforma de dos capas: la parietal, que está conectada con la pared del tórax, y la visceral, que está en contacto con los pulmones. Asimismo, en el espacio dispuesto entre ambas capas se encuentra un espacio denominado cavidad pleural, que permite la expansión de los pulmones durante la inspiración.

¿Cómo funciona el sistema respiratorio?

Entendiendo que se trata de un potente sistema que trabaja de la mano con varios elementos y órganos, el funcionamiento suele ser amplio y en algunos casos hasta complicado de entender, pero te lo explicaremos de una manera fácil y sencilla; pues cuando todo el funcionamiento del sistema respiratorio se realiza de manera natural, el ser humano no logra percibirlo y considera que es algo tan práctico como inhalar y exhalar. Pero la verdad es que es todo un proceso digno de conocer con detalles.

  1. Ventilación

Recuerda que la función del sistema respiratorio se basa en el desplazamiento de los gases o aires que vienen desde la atmósfera hasta los pulmones, y luego de los pulmones hacia el exterior. Esto es posible por el proceso que se conoce como ventilación. Ahora, para entrar en materia sobre la ventilación, podemos adelantarte que se trata de un proceso cíclico que se divide en dos, una es la inspiración y otra la espiración.

Concretamente, la inspiración es el proceso que permite toda la entrada de aire a los pulmones, donde el volumen del tórax aumenta, provocando lo que se denomina una presión intrapulmonar, logrando así la fuga de aire desde el exterior hacia los pulmones. En esta acción trabajan directamente los músculos principales, intercostales externos y el diafragma.

Una vez que la presión intrapulmonar equilibra a la atmosférica, es cuando la inspiración se detiene, y debido a la fuerza de la caja torácica, se retrae, generando otro tipo de presión, una presión positiva que supera a la atmosférica y da pie a la salida de aire desde los pulmones, lo que se atribuye como espiración.

  1. Intercambio de gases

A partir de allí se abre el camino para otro proceso, conectado igualmente con lo que se describió anteriormente, y es el intercambio gaseoso. En este caso, cuando los alvéolos pulmonares están repletos de aire tras la inspiración, el oxígeno se difunde por toda la sangre, mientras que el dióxido de carbono hace el recorrido contrario, pasando de la sangre hacia los alvéolos pulmonares.

En este proceso se puede notar un mecanismo de entrecruzamiento, ya que las moléculas pasan de mayor a menor en relación a su estado de concentración. Todo esto sin dejar de moverse, muchas veces hasta chocando entre sí y rebotando reiteradamente entre ellas. Esto sucede más rápido de lo que pueda pensarse, ya que la sangre tarde unos 0,75 segundos en circular a través de los espacios pulmonares, y el sistema respiratorio realiza la difusión en los primeros 0,25 segundos.

  1. Transporte de oxígeno

Una vez que el oxígeno ya ha realizado su paso por la sangre en los alvéolos pulmonares, todo ese oxígeno debe distribuirse ampliamente por todo el cuerpo para dar respuesta a las exigencias de las células que de manera literal, necesitan de oxígeno para mantenerse activamente potenciadas.

Así que cuando la sangre ya ha sido oxigenada y se transporta a los tejidos del cuerpo, esta se desliga de una parte del oxígeno nada más, para incorporarse a una difusión simple que se lleva a cabo desde la membrana hacia el interior de la célula para hacer posible la respiración celular.

Cabe destacar que la capacidad que posee la sangre para trasladar oxígeno de forma disuelta y directa es relativamente baja. Se trata de un elemento difícil de unificar con el agua. En cualquier caso, para ello el cuerpo humano ha sido creado y desarrollado con la presencia de una proteína que se denomina hemoglobina, la cual permite captar el oxígeno y transportarlo con una completa eficiencia.

El Transporte de oxígeno

De no existir esta proteína, el corazón se vería en la necesidad de bombear muchos litros de sangre por minuto, cerca de 80 litros, para poder mediar tal circunstancia; lo que sería prácticamente imposible para este órgano vital.

Pero como sucede todo lo contrario, y la hemoglobina está presente en cada organismo, el corazón solo se concentra en el bombeo de 5 litros de sangre por minuto, una cantidad correcta para mantener el funcionamiento y la oxigenación de las células del cuerpo en reposo.

Y por si no lo sabías, cada molécula de hemoglobina posee la capacidad de transportar cerca de cuatro moléculas de oxígeno. Así que puedes sacar tus propias cuentas, pues un solo glóbulo rojo está compuesto por 250 millones de moléculas de hemoglobina, mientras que en un mililitro de sangre hay unos 5 millones de glóbulos rojos. ¿Suficiente no?

¿Cómo debería ser una respiración normal?

Aunque esto puede tener múltiples factores que harían cambiar o modificar el resultado, lo cierto es que en condiciones normales, lo que sería una persona sin complicaciones cardíacas o respiratorias y con una buena salud en líneas generales, debería respirar unas 15 veces por minuto, lo que transformaría en cantidad a unos 500 cc de aire por minuto que entrarían en sus pulmones tras la inspiración.

En ese sentido, al momento de la espiración debe salir la misma cantidad de aire que ya había entrado. Así que en un minuto la ventilación pulmonar es de 7,5 litros, lo que se denomina como volumen minuto. Sin embargo, esa cantidad puede ser modificada por la profundidad y la frecuencia en que se realicen las respiraciones, logrando así hasta 200 litros por minuto.

Pero si después medir por tus propios medios que todo marcha bien con tu sistema respiratorio, solicita la ayuda de una persona para que cuente cuántas respiraciones realizas en un minuto. De esta manera, podrás conocer si cuentas con una respiración normal.

Enfermedades que afectan el sistema respiratorio

Las enfermedades siempre están rodeando al ser humano, e incluso a los animales, por lo que no es irrazonable pensar que el sistema respiratorio pueda verse afectado, sobre todo teniendo en cuenta que constantemente entran virus y bacterias del exterior cuando se realiza el proceso de inspiración. Lo más relevante de estas enfermedades, es que si no son tratadas a tiempo o correctamente, pueden llegar a ser mortales. Por tanto, su cuidado, y más aún su prevención, es de mucha importancia.

  • Resfriado común

Es una de las enfermedades infecciosas más comunes que atacan el sistema respiratorio, sobre todo a niños de 5 años en adelante, quienes pueden llegar a experimentar hasta 6 o 12 resfriados en un año.

  • Rinitis

Se trata de un resfriado que ataca de manera constante a las fosas nasales. Lo más determinante de la rinitis es que contribuye al desarrollo de exacerbaciones de sinusitis y asma.

  • Rinosinusitis

Al igual que la rinitis, se trata de una infección que afecta los senos paranasales durante al menos 30 días aproximadamente. Sin embargo, el paciente que sufra de rinosinusitis puede que no presente síntomas durante los días de infección.

un Resfriado normal

  • Faringitis

Lo que se denomina comúnmente como un fuerte dolor de garganta y altos niveles de fiebre, debido a la infección que llega al individuo de manera viral. Generalmente, el paciente suele presentar rinorrea y tos seca moderada.

  • Amigdalitis

Trata de una infección que se aloja en una o en las dos amígdalas.

  • Traqueítis

La traqueítis se desarrolla ante la inflamación aguda de la tráquea, lo que representa la vía respiratoria que unifica la laringe con los bronquios. También se le conoce como traqueítis bacteriana, y afecta mayormente a niños de 5 años en adelante.

  • Bronquitis

Nuevamente se trata de un estado de inflamación, pero esta vez en la zona de los bronquios, una de las vías respiratorias principales que conducen todo hacia los pulmones. La bronquitis puede producirse de dos formas de infección, viral o bacteriana. En la mayoría de los casos, el humo del tabaco o cigarrillo es un elemento perjudicial.

  • Enfisema

Al igual que la bronquitis, el enfisema se desarrolla principalmente por inhalar humo de tabaco y cigarrillo. No necesariamente debe ser fumador para que se vea afectado, pero de ser así, las probabilidades aumentan considerablemente.

  • Asma

Otra enfermedad muy común en adultos y niños. Específicamente trata de la obstrucción de las vías aéreas menores, que impiden la correcta eficiencia respiratoria si no se atiende correctamente.

  • Neumonía

Se le conoce comúnmente como la inflamación de los pulmones. Generalmente, el paciente que padece de neumonía es por la presencia de microorganismos infecciosos, como por ejemplo bacterias o virus. Esta enfermedad que ataca el sistema respiratorio se presenta con más frecuencia cuando los mecanismos de defensa que protegen los pulmones no están siendo bien atendidos de manera preventiva.

  • Silicosis

La infección se presenta de forma recurrente en trabajadores de minas o de empresas industriales, ya que es causada por la inhalación o inspiración grave y prolongada de compuestos químicos, específicamente aquellos que contienen sílice cristalina.

  • Cáncer de pulmón

Una de las enfermedades más fuertes del sistema respiratorio es el cáncer de pulmón. Esta puede presentarse en personas fumadoras asiduas, ya sea de tabaco o cigarrillo, así como en fumadores pasivos. En cualquier caso, también puede darse en mujeres occidentales no fumadoras.

Cómo cuidar el aparato respiratorio

Puede resultar difícil y hasta imposible mantener el control de lo que respiras a través de las fosas nasales, de todo lo que entra al organismo mediante los pulmones y hasta lo que se filtra por la boca; sobre todo cuando decides caminar por la calle y la contaminación ambiental no dejar de estar presente con el humo de los coches, el estornudo de una persona, o simplemente la presencia de virus y bacterias, que son prácticamente invisible a los ojos.

Sin embargo, no todo está perdido. Puedes poner en marcha medidas sencillas para prevenir enfermedades que alteran, contagian y afectan a tu sistema respiratorio. En primer lugar, debes evitar la cercanía de personas fumadoras, ya sean activas o pasivas. En el caso de que seas fumador, debes cambiar lo más rápidamente posible este hábito, tanto por ti como por las personas que están a tu alrededor.

Recuerda que cuanto mayor sea la exposición al humo del cigarrillo o tabaco, las probabilidades de contraer enfermedades como el cáncer de pulmón, enfisema o bronquitis son mucho más altas. Además, este humo no es el único factor infeccioso, también puedes verte afectado por la inhalación de otras sustancias como el amianto y el gas radón.

Por otra parte, se recomienda que las personas de la tercera edad, quienes además padezcan de complicaciones del corazón, debilidad en su sistema inmunológico o alteraciones en los procesos respiratorios, sean vacunadas con un antigripal cada año. De esta manera, se podrá prevenir los cuadros de gripe severa en este tipo de pacientes.

Todo esto deberá ir acompañado de una buena higiene personal, específicamente del lavado de las manos, sobre todo después de tocar con las manos barandillas de escaleras, autobuses o paredes, saludar con la mano a personas conocidas, usar el teclado de un ordenador público.., etc. No olvides además que si tienes un ambiente limpio tendrás un sistema respiratorio limpio.

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