Fobia social

Fobia social

La fobia social es un trastorno bastante frecuente que afecta de manera significativa a las personas, ya que dificulta las relaciones sociales y el desarrollo de una vida normal en el día a día. La ansiedad social se manifiesta de diferentes maneras, dependiendo del grado en que se sufra y de las circunstancias personales de cada individuo, pero en todas las ocasiones genera un estado de profundo malestar a la hora de interactuar con los demás.

Índice
  1. Qué es la ansiedad social
  2. Cuáles son los síntomas de la fobia social
  3. A qué se debe el trastorno de fobia social
  4. Cómo tratar el trastorno de ansiedad social

Qué es la ansiedad social

Este trastorno es un problema de salud mental que consiste en la constante preocupación y el temor a ser juzgado por los demás, por ser observado y por no poder cumplir con las obligaciones que supone convivir con otras personas. La ansiedad social no es un problema de simple timidez y llega a limitar significativamente a quien la padece.

Es un problema relativamente habitual, aunque está algo estigmatizado, por lo que no es común que se hable de él. Quien padece esta enfermedad puede llegar a sufrir un verdadero terror cuando se le presentan circunstancias como tener que conocer a nuevas personas, las citas amorosas, acudir a una entrevista de trabajo o tener que hacer algún trámite cara a cara. Este constante temor a ser juzgado o humillado interfiere negativamente en la capacidad del enfermo para normalizar su día a día.

Las personas con fobia social tienden a querer controlarlo todo, y dejan de hacer cosas o acudir a lugares en los que no están seguros de tenerlo todo bajo control, no les gusta la improvisación cuando implica relacionarse con otros, por el temor a fallar y a verse avergonzados.

Es importante que las personas que convivan con alguien afectado por este trastorno entiendan qué es la ansiedad social y no le resten importancia o menosprecien al paciente, ya que sus síntomas podrían empeorar. Así mismo, resulta esencial que la persona afectada reciba ayuda profesional para vencer el trastorno.

Cuáles son los síntomas de la fobia social

Síntomas del trastorno de ansiedad social

Los síntomas de la ansiedad social pueden variar de una persona a otra. En general, suelen hacerse visibles por el temor experimentado al estar acompañado de gente o ante la proximidad de la actividad social. Entre las manifestaciones más habituales de este trastorno se pueden encontrar las siguientes:

  • Ruborizarse, sudar, temblar, sufrir palpitaciones o padecer un bloqueo mental.
  • Notar cierto malestar estomacal, incluso náuseas.
  • Hablar con voz muy baja y evitar el contacto visual con las personas.
  • Tener una postura excesivamente rígida.
  • Tener problemas para hablar con las personas, de manera especial si son desconocidos, incluso aún deseando hacerlo.
  • Sentirse ridículo o torpe delante de los demás.
  • Tener miedo de ser juzgado por el resto.
  • Evitar lugares concurridos.

A qué se debe el trastorno de fobia social

Algunos estudios indican que este trastorno puede tener un origen hereditario. Sin embargo, se desconoce por qué algunos miembros de una misma familia pueden padecerlo mientras que otros no. Tanto la ansiedad como el miedo implican áreas diferentes del cerebro y, según algunos investigadores, la ansiedad social puede deberse a una mala interpretación de las reacciones ajenas, así como al hecho de no haber podido desarrollar de manera normal las habilidades sociales. El estrés también se presenta como un posible factor detonante o empeorante de este problema.

Cómo tratar el trastorno de ansiedad social

Ante la sospecha de padecer este trastorno, es importante hablar con el médico de cabecera para que pueda valorarlo y, en caso de creerlo conveniente, derivar al paciente a un especialista. El doctor descartará otros problemas que pudieran estar causando los síntomas, antes de trasferirlo a un especialista en salud mental.

Habitualmente, los trastornos de ansiedad social son tratados mediante psicoterapia, con medicamentos o con ambas cosas, dependiendo de las circunstancias de cada paciente.

La terapia cognitivo-conductual se ha presentado como una solución bastante útil en el tratamiento de este tipo de trastorno. Enseña al paciente a poder reaccionar de manera positiva ante las situaciones que le generan estrés, así como a conseguir vencer el miedo a las interacciones sociales, especialmente las desconocidas. Es un tipo de reeducación que pretende capacitar a la persona para dotarla de recursos que normalicen sus relaciones interpersonales, a pesar del temor que le producen.

Los grupos de apoyo suelen ser también muy recomendables, ya que encontrarse rodeado de personas en su misma situación puede contribuir a desestigmatizar el problema, así como a favorecer su integración.

En algunos casos, es necesario medicar al paciente para minimizar su ansiedad y su miedo. Los medicamentos más habituales para el trastorno social son los ansiolíticos, los antidepresivos y los betabloqueantes.

Los ansiolíticos actúan de manera rápida y rebajan los síntomas de la ansiedad de manera casi inmediata. Son útiles para momentos concretos o crisis fuertes, pero no pueden ser utilizados durante un periodo prolongado de tiempo, puesto que desarrollan tolerancia.

Los antidepresivos, además de para tratar la depresión, son muy utilizados en casos de fobia social. Sus efectos se aprecian a medio plazo y deben seguir un estricto control médico debido a sus efectos secundarios.

Los betabloqueadores ayudan a evitar los latidos rápidos del corazón, los temblores y el sudor. Están indicados para la ansiedad asociada al rendimiento.

La mayoría de las personas con este problema mejoran después de un tratamiento de psicoterapia combinada con medicación. Estos tratamientos requieren que transcurra un cierto periodo de tiempo antes de poder apreciar sus resultados, por lo que es importante tener paciencia y mucha constancia.

Un trabajo diario por parte del paciente le ayudará a conseguir vencer el trastorno y llevar una vida normal. En caso de querer abandonar el tratamiento, es importante no hacerlo por uno mismo, sino comentarlo con el médico o psicoterapeuta para ir reduciéndolo gradualmente. Interrumpir la medicación de forma radical puede producir muchos efectos secundarios o incluso un efecto rebote.

La ansiedad social tiene solución, tan solo es necesario vencer la vergüenza y consultar con un médico, un especialista en salud mental o incluso un trabajador social que pueda orientar a la persona. Después, el trabajo conjunto y la perseverancia del paciente marcarán la diferencia en la superación de esta incapacidad social.

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