Fístula

Fístula

Se conoce como fístula al bloqueo de la salida de una o varias glándulas del ano. Así, se forma un absceso que rompe la piel que se encuentra alrededor del ano, dando así lugar a una conexión anómala entre el interior y el exterior del canal anal. Un correcto diagnóstico del absceso de manera previa a la aparición de la fístula podría evitar alrededor del 50% de los casos.

Generalmente, la fístula anal surge a consecuencia de una infección que se inicia en la glándula anal. Como consecuencia, la infección forma un absceso que a su vez da lugar a la formación de la fístula.

Índice
  1. Fístula anal
    1. Tipos
    2. Causas
    3. Síntomas
    4. Diagnóstico y tratamiento
  2. Fístula perianal
  3. Fístula arteriovenosa
  4. Diferencia: fístula y hemorroides
  5. Fistulectomía
  6. Prevención de la fístula
    1. Conclusión

Fístula anal

Fístula anal

La fístula anal es un trastorno relativamente común entre personas mayores de 50 años. Se caracteriza por la formación de un conducto por debajo de la piel que se encuentra alrededor del ano. Dicho conducto cuenta con un orificio externo, situado en la piel del ano, y uno interno, el cual se localiza en el interior del ano o del recto. En determinados casos el conducto tiene una forma compleja a causa de un absceso anal, lo cual provoca que no exista comunicación entre ambos extremos del conducto.

Tipos

  • Ciegas: se conocen como tal a aquellas fístulas que están abiertas únicamente en un extremo, pero conectan dos estructuras.
  • Completas: son aquellas que cuentan con aberturas en ambos extremos.
  • Herradura: en este caso la fístula conecta el ano con el orificio anal después de rodear el recto.
  • Incompletas: y, por último, las fístulas incompletas, en las que un tubo cerrado en el interior no conecta con ninguna estructura.

Causas

Las causas de una fístula anal pueden ser muy diversas. Las que se dan con mayor frecuencia son las siguientes.

  • Absceso: esta es la causa más común que da lugar a una fístula anal. Por lo general un absceso se forma a raíz de la acumulación de pus por la infección de una fisura anal.
  • Enfermedad de Crohn: aunque no es una causa en sí misma de la fístula anal, la enfermedad de Crohn sí supone un factor de riesgo muy importante. Se trata de un proceso inflamatorio de carácter crónico localizado en el intestino.
  • Colitis ulcerosa: esta es una enfermedad inflamatoria que se caracteriza por la formación de úlceras en el tubo digestivo, especialmente en el colon y recto.
  • Cáncer anorrectal: un tumor maligno que afecta al ano y al recto cuyos principales síntomas son dolor localizado en la zona y sangrado rectal.
  • Sexo anal: practicar sexo anal es uno de los principales factores de riesgo de la formación de una fístula en esta zona del cuerpo. Es importante mantener relaciones sexuales seguras y con la protección adecuada.

Síntomas

En lo relativo a los síntomas de la fístula anal, son relativamente sencillos de identificar. En la gran mayoría de los casos se da un dolor de gran intensidad en la zona del ano, el cual empeora a la hora de sentarse o de realizar cualquier tipo de esfuerzo físico. También hay presencia de pus, la cual se hace notoria a la hora de defecar.

El pus puede causar irritación en la piel que rodea el ano, lo cual da lugar a síntoma como picor, escozor y enrojecimiento de la zona.

Además, si la fístula anal se ha formado por un absceso, lo más probable es que haya un bulto de color rojo y textura dura en la zona del ano.

Diagnóstico y tratamiento

Ante los síntomas descritos en el apartado anterior es importante acudir al médico a la mayor brevedad posible. Una vez realizado el historial médico en función de los indicios señalados, el facultativo procederá a realizar un examen físico para buscar la presencia de abscesos.

La presencia de fístulas no siempre se puede determinar con un examen visual. En estos casos el médico procederá a realizar un tacto rectal. Lo más habitual es que esta prueba se haga con la ayuda de un anoscopio, el cual permite observar el interior tanto del ano como del recto, así como tomar muestras de tejido.

Actualmente el único tratamiento realmente eficaz para una fístula anal es la intervención quirúrgica. Se trata de una operación relativamente sencilla en la que se elimina de manera definitiva la fístula y se tratan aquellas anomalías que haya podido causar.

Fístula perianal

La fístula perianal se conoce como la comunicación que existe entre el canal anal y la piel que se encuentra a la salida del ano. Es un trastorno relativamente común, sobre todo en hombres de más de 50 años. La comunicación recibe el nombre de trayecto fistuloso; su origen está en unas glándulas localizadas en el interior del canal anal, desde donde atraviesa los esfínteres del ano hasta el orificio externo. Así, se produce la secreción de pus e incluso de heces a través de dicha comunicación.

La fístula perianal surge a causa se la obstrucción de las glándulas encargadas de la lubricación del canal anal, favoreciendo así la acumulación de gérmenes.

En muchos casos este tipo de fístula no presenta ningún tipo de síntomas en sus etapas iniciales, de modo que el diagnóstico médico se determina en fases tardías, haciendo así más complejo el tratamiento. Los indicios más comunes son: dolor intenso en la zona, irritación en la piel que rodea el ano, supuración de pus y fiebre en caso de que haya infección.

El único tratamiento realmente efectivo en la actualidad es la intervención quirúrgica. Si bien existen diversos medicamentos que alivian en cierta medida los síntomas, la única opción definitiva es la operación. Las fístulas perianales que atraviesan el esfínter son muy complejas ya que si se realiza la incisión de forma incorrecta el paciente podría sufrir incontinencia fecal de forma crónica.

Fístula arteriovenosa

Fístula arteriovenosa

La fístula arteriovenosa es como se conoce a una conexión anormal que existe entre la arteria y la vena. Generalmente, el flujo sanguíneo discurre por las arterias hasta los capilares, desde donde la sangre se traslada hasta las venas. Pues bien, cuando existe una fístula de este tipo, la sangre fluye directamente hacia la vena, evitando así algunos capilares.

Cuando esto sucede, el tejido que se encuentra debajo de los capilares no recibe la sangre suficiente. Aunque las fístulas arteriovenosas se dan especialmente en las piernas, pueden suceder en cualquier parte del cuerpo.

Hay una serie de factores de riesgo que aumentan en cierta medida las probabilidades de sufrir fístula arteriovenosa: hipertensión, obesidad, edad avanzada y el consumo de ciertos medicamentos anticoagulantes.

Los síntomas de este tipo de fístulas son especialmente notorios: venas amoratadas que en algunos casos incluso pueden sobresalir y observarse a través de la piel, inflamación de la zona afectada, disminución de la presión arterial, cansancio, e insuficiencia cardíaca. Ante la presencia de uno o varios de estos síntomas es importante acudir al médico a la mayor brevedad posible para que realice el diagnóstico oportuno.

Diferencia: fístula y hemorroides

Aunque en ocasiones la fístula y las hemorroides se tratan como iguales, lo cierto es que son dos trastornos muy diferentes entre sí.

La principal característica que define una fístula anal es la supuración de pus de color blanco-amarillento. El dolor no está relacionado de manera directa con las deposiciones, y se alivia cuando se supura la infección.

Mientras, las hemorroides dan lugar a sangrado anal y, además, el paciente puede notar la salida de un bulto después de defecar si las almorranas son externas.

Fistulectomía

Fistulectomía

Para eliminar la fístula anal de manera definitiva es esencial la intervención quirúrgica. En la gran mayoría de los casos se utiliza anestesia local, aunque si la fístula es más compleja puede ser necesaria la anestesia general.

Por lo general la operación tiene una duración aproximada de una hora, aunque puede variar en función de cuáles sean las características de la fístula y las complicaciones que se hayan derivado de la misma. Actualmente se están introduciendo técnicas no invasivas que resultan más beneficiosas.

Una vez finalizada la intervención, el paciente es trasladado a la sala de reanimación. A continuación, el equipo médico le explicará cómo debe realizar las curas y los baños de asiento durante el proceso de recuperación.

Prevención de la fístula

Hay una serie de factores que merece la pena recordar para prevenir la aparición de fístulas anales en adultos.

  • Estreñimiento: una de las causas más frecuentes de la formación de fisuras en el ano es el estreñimiento. Es por ello que resulta tan importante seguir una dieta equilibrada, favoreciendo el consumo de frutas y verduras ricos en fibra. De este modo se mejora el tránsito intestinal. También es importante evitar en cierta medida los alimentos picantes que pueden causar irritación en el ano.
  • Defecaciones: después de las defecaciones se recomienda limpiar la zona anal con abundante agua o materiales suaves. Lo mejor es hacerlo dando suaves toques, sin frotar para no irritar la zona.
  • Actividad física: además, es esencial llevar un estilo de vida activo, practicando ejercicio físico con frecuencia. Es el mejor modo de fortalecer el sistema inmunológico para hacer frente a las infecciones.
  • Relaciones sexuales: a la hora de practicar relaciones sexuales de cualquier tipo, es fundamental utilizar la protección adecuada.
  • Indicios: y, por último, ante cualquier tipo de síntoma, como por ejemplo dolor en la zona del ano o la expulsión de pus durante las defecaciones, es importante acudir al médico a la mayor brevedad posible.

Conclusión

En definitiva, la fístula es una conexión anormal que se da entre dos estructuras del cuerpo. Las fístulas anales son relativamente comunes en personas adultas, con mayor prevalencia entre las mujeres. Es importante prestar especial atención a los síntomas y, ante cualquier tipo de indicio anormal, acudir al médico.

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