Glutamato monosódico

Glutamato monosódico

Actualmente existe una tendencia cada vez más generalizada hacia el consumo de alimentos procesados, los cuales resultan muy perjudiciales para la salud tanto física como mental. Son alimentos con un valor nutricional muy pobre que tienen un alto contenido en determinadas sustancias como grasas trans y aditivos químicos.

Pues bien, entre los aditivos químicos presentes en los alimentos procesados el glutamato monosódico es uno de los que se da con mayor frecuencia. Se le conoce popularmente como el aditivo "umami". La razón es que el umami forma parte de los considerados cinco sabores básicos, junto con el dulce, ácido, amargo y salado. Así, es posible encontrarlo de forma natural en determinados alimentos como los champiñones o las espinacas.

No obstante, el glutamato monosódico es el resultado de un determinado proceso químico, por lo que es un sabor artificial. Algunas investigaciones recientes han establecido un vínculo entre su consumo y la aparición de determinados síntomas. Es por ello que el glutamato monosódico es considerada una sustancia relativamente peligrosa.

Índice
  1. Historia del GMS
  2. ¿Qué es el glutamato monosódico?
    1. ¿Para qué se utiliza el glutamato monosódico?
    2. ¿Por qué es adictivo?
  3. Riesgos para la salud del glutamato monosódico
    1. Síndrome del restaurante chino
    2. Apetito
    3. Daños neurológicos
  4. Glutamato monosódico y seguridad
    1. Conclusión

Historia del GMS

El glutamato monosódico guarda un vínculo muy especial con la cocina oriental. Su origen se remonta a los primeros años del Siglo XX cuando el bioquímico de la Universidad de Tokyo Kikunae Ikeda trató de reproducir el sabor que el alga kombu aporta a los platos. Para ello, aisló el glutamato que contenía el ingrediente y en su lugar añadió sodio de la sal.

Fue así cuando descubrió un nuevo sabor fácilmente reconocible por el paladar humano, al que denominó umami. No obstante, no fue hasta la década de los 80 cuando fue reconocido como un nuevo sabor como tal.

¿Qué es el glutamato monosódico?

El GMS es un aditivo que se utiliza para mejorar y/o potenciar el sabor de determinados alimentos procesados. Su uso está ampliamente extendido ya que permite que el sabor de este tipo de alimentos sea más fresco. Además, en el caso de los alimentos envasados en latas permite eliminar el sabor metálico a los mismos.

En cuanto a su composición química, el glutamato monosódico se compone en un 78% de ácido glutámico libre, mientras que el 21% es sodio. El 1% restante son sustancias contaminantes.

El GMS tiene la capacidad de engañar al organismo ya que le hace creer que los alimentos procesados tienen un mejor sabor y que resultan más saludables. Pero nada más lejos de la realidad.

¿Para qué se utiliza el glutamato monosódico?

¿Para qué se utiliza el glutamato monosódico?

El GMS es un aditivo químico que se utiliza para potenciar el sabor de muchos alimentos. También se le conoce como sal china o umami, haciendo así referencia a uno de los cinco sabores básicos que el paladar humano es capaz de diferenciar.

El glutamato monosódico se encuentra principalmente en caldos y sopas envasadas; cada vez es más habitual en productos congelados salados.

En el caso de caldos y sopas envasadas, el GMS es de 1000 mg por cada 100 gramos de producto. En caso de comidas preparadas, su contenido puede ser de 800 mg por cada 100 gramos. Este aditivo químico también se encuentra cada vez con mayor frecuencia en embutidos y carnes curadas, con un contenido de 500 mg por cada 100 gramos.

Potencia en gran medida el sabor de este tipo de alimentos, de modo que juega un papel muy importante en la industria alimentaria. No obstante, un conjunto de síntomas y posibles efectos negativos han generado una gran polémica a nivel mundial acerca de su consumo.

¿Por qué es adictivo?

Tal y como hemos señalado, este aditivo actúa a modo de saborizante. Así, hace que los alimentos incrementen su palatabilidad, lo cual genera más ganas de seguir consumiendo este tipo de alimentos. Un estudio llevado a cabo en España en el año 2005 llevado a cabo en roedores concluyó que el glutamato monosódico produjo un aumento en las ganas de comer hasta en un 40%.

Riesgos para la salud del glutamato monosódico

Riesgos para la salud del glutamato monosódico

Investigaciones recientes han asociado el consumo de GMS con una gran selección de síntomas físicos, algunos de los cuales han requerido de atención médica urgente. Uno de los indicios más comunes tras el consumo de alimentos procesados con glutamato monosódico es el dolor de cabeza, el cual se presenta en forma de migraña.

Otros síntomas son los espamos musculares, las náuseas y, en los casos más graves, arritmias y ataques epilépticos. Indicios que se explican porque el glutamato monosódico es una neurotoxina que ejerce un determinado daño sobre el sistema nervioso; además estimula en exceso a las neuronas cerebrales.

La razón es que el consumo de alimentos con glutamato monosódico favorece el incremento de los niveles de GMS en el torrente sanguíneo. Así, una dieta basada en este tipo de alimentos puede mantener dichos niveles en valores más altos de lo normal durante un largo periodo de tiempo. En estos casos existe el riesgo de que el glutamato monosódico afecte de alguna manera a las neuronas cerebrales, dando así lugar a distintos síntomas físicos y mentales.

Síndrome del restaurante chino

Tal y como hemos señalado, esta sustancia guarda un vínculo muy especial con la comida oriental. Así, se conoce como "síndrome del restaurante chino" a aquel trastorno que se caracteriza por síntomas tales como sudoración excesiva, dolor de cabeza y mareos. Aunque hasta el momento no existe evidencia científica alguna que establezca una relación directa entre el glutamato monosódico y este tipo de indicios, los expertos creen que se dan en aquellas personas con mayor sensibilidad a este compuesto.

Apetito

Investigaciones llevadas a cabo en roedores han demostrado que el glutamato monosódico puede afectar de forma negativa al cerebro. Esta sustancia disminuye las funciones de la hormona leptina, la cual reduce el apetito y, por tanto, se encarga de regular el peso corporal.

Daños neurológicos

Los estudios llevados a cabos en roedores han concluido que el GMS causa daños neurológicos, así como obesidad e incluso esterilidad.

Dichos estudios e investigaciones han sido llevados a cabo en roedores. Hasta el momento ningún tipo de análisis realizado en humanos ha demostrado tales efectos en el organismo.

Glutamato monosódico y seguridad

Glutamato monosódico y seguridad

Existe una gran controversia acerca de la presencia de este aditivo químico en determinados alimentos procesados, de modo que se han llevado a cabo numerosas investigaciones con el objetivo de esclarecer su seguridad. Pues bien, la conclusión es que no se descarta que exista un grupo de población que muestre una mayor sensibilidad al consumo de este compuesto, pero no pueden confirmarse efectos tóxicos o cancerígenos que se deriven de forma directa de su consumo.

Los efectos negativos únicamente han sido observados en roedores, a los cuales se les han administrado dosis muy elevadas de GMS.

En el caso de la Unión Europea los expertos coinciden en que la cantidad máxima diaria ingerida de glutamato monosódico no debe en ningún caso superar los 30 mg por cada kilo de peso del consumidor.

A día de hoy el GMS es un ingrediente legal, de modo que las autoridades sanitarias han llevado a cabo todas las investigaciones necesarias en lo relativo a su seguridad. No resulta adictivo, aunque sí es verdad que al saborear alimentos que lo contienen, hace que las ganas de seguir comiendo sean mayores ya que estos alimentos tienen mejor sabor.

Conclusión

Aunque el glutamato sódico es un aditivo legal, su consumo de forma continuada en ningún caso está recomendado. Del mismo modo, es aconsejable evitar el consumo de alimentos procesados ya que favorecen en gran medida el desarrollo de determinadas enfermedades como la diabetes o la obesidad, entre otras.

Resulta muchísimo más recomendable en personas de todas las edades optar por alimentos naturales, tales como frutas y verduras, por ejemplo. Su valor nutricional es muchísimo más rico y, además, tienen una gran selección de beneficios y propiedades para el organismo.

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