Acalasia

Acalasia

Se trata de una alteración motora del esófago, caracterizada por una falta de relajación del esfínter esofágico inferior tras la deglución y por la aparición de contracciones anómalas en el cuerpo esofágico en lugar del peristaltismo normal.

Según sean estas contracciones, hay que distinguir entre acalasia clásica y acalasia vigorosa, en la que las contracciones son más amplias y duraderas. Ambas se deben diferenciar, a su vez, de la acalasia cricofaríngea; en ésta, la falta de relajación afecta al músculo cricofaríngeo.

Afecta a 1 de cada 100.000 personas al año, sin distinción de sexo. Puede aparecer a cualquier edad, aunque tiene un pico de incidencia entre los 30 y los 60 años (la cricofaríngea es más frecuente en los mayores de 60).

Índice
  1. Causas de la acalasia
  2. ¿Qué síntomas aparecen?
  3. Diagnóstico de la acalasia
  4. Tratamiento

Causas de la acalasia

En cuanto a la etiología, tenemos que discernir entre acalasia primaria, de causa desconocida, y acalasia secundaria a otras anomalías (como la enfermedad de Chagas, cáncer de esófago o de estómago que infiltre el esófago, etc).

La acalasia cricofaríngea se relaciona a veces con el divertículo de Zenker.

La acalasia es causada por una mala inervación de la musculatura lisa esofágica, sobre todo a costa de una reducción en el número de células de los plexos mientéricos (que es mayor en la acalasia clásica).

Causas de la acalasia

¿Qué síntomas aparecen?

Clásicamente, los síntomas de la acalasia son tres:

  • molestias al tragar (disfagia)
  • regurgitación de alimentos
  • dolor torácico

La disfagia es el síntoma más frecuente, y se da tanto para sólidos como para líquidos; puede agravarse con las comidas rápidas o el estrés psicológico.

La regurgitación se origina por la retención de alimentos y saliva en el esófago al estar cerrado el paso al estómago. Existe el peligro de que éstos pasen a las vías respiratorias (sobre todo, por la noche, al estar tumbado el paciente), ocasionando accesos de tos o complicaciones pulmonares (neumonías por aspiración, etc.).

El dolor torácico es de mayor intensidad en la acalasia vigorosa.
A lo largo de los meses o los años pueden aparecer pérdida de peso, malnutrición y anemia; existe la posibilidad de que la acalasia se complique con un cáncer de esófago (entre el 2% y el 7% de los casos), sobre todo en pacientes que no cumplen el tratamiento o que no han sido sometidos a él.

Diagnóstico de la acalasia

Después de la historia clínica y la exploración física, que normalmente conducen a la sospecha de la enfermedad, deberemos confirmarla con las siguientes pruebas:

Radiología de tórax, que puede reflejar un esófago dilatado (por retención de alimentos), manifestado por un ensanchamiento mediastínico. La dilatación se ve más claramente haciendo la prueba con contraste de bario (esófago sigmoide o megaesófago), que permite, además, observar, en casos avanzados, la porción inferior esofágica con forma puntiaguda (llamada en pico de pájaro).

La prueba más efectiva en la acalasia es la manometría, que demuestra la relajación incompleta del esfínter esofágico inferior después de la deglución y la aparición de contracciones anómalas en el cuerpo del esófago durante la misma.

La deficiente inervación esofágica produce una hipersensibilidad a la estimulación ; la administración de colecistoquinina ocasiona una contracción del esfínter esofágico inferior (en condiciones normales lo dilata).

Es necesario realizar también una endoscopia para evaluar el estado de la mucosa esofágica y para descartar posibles causas de acalasia secundaria.

Tratamiento

No existe ningún tratamiento que restablezca la función motora del esófago, de modo que, en este caso, lo que se intenta es restablecer el paso del esófago al estómago.

El mejor tratamiento de la acalasia es la dilatación del esfínter esofágico inferior mediante un balón hinchable, aunque este procedimiento se puede complicar con una perforación del esófago y una hemorragia.

El tratamiento farmacológico no es de gran éxito en esta enfermedad, y tan sólo se usa en pacientes a los que no se les puede practicar otro (como niños o ancianos). Consiste en nitratos y antagonistas de los canales del calcio (sobre todo, el nifedipino).

Hoy en día ha aparecido como novedad la inyección en el esfínter esofágico inferior de la toxina botulínica, pero todavía está en vías de experimentación (pareciendo ser más eficaz en casos de acalasia vigorosa y en ancianos).

En las personas en las que la dilatación del esfínter no está indicada o no ha dado resultado se practica el tratamiento quirúrgico. Éste consiste, fundamentalmente, en una técnica llamada miotomía extramucosa de Heller (en la que se corta el esfínter, y que ha sido modificada en los últimos años para que el corte sólo sea anterior). Se debe completar con una técnica antirreflujo gastroesofágico, complicación frecuente de la cirugía, al estar abierto el paso entre esófago y estómago.

Como última opción, está la resección total del esófago y la sustitución de éste por estómago tubulizado( en forma de tubo).

Para la acalasia cricofaríngea, el tratamiento final es la miotomía cricofaríngea, técnica que está contraindicada en caso de presencia de reflujo gastroesofágico.

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